Capítulo 1: ¡Abre los ojos ya, Drake!

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— ¿¡QUÉ!? ¿Otra vez ganaste?

— ¿Acaso eso te sorprende?

Sam se levantó del sofá y me miro entrecerrando los ojos.

—Tú...Pequeño tramposo.— me acusa Sam mientras me lanza el mando de la Xbox a mi cara y brinca para golpearme.

—Para, estúpido.—le digo entre risas—Estate quieto carajo...—

En ese momento me lanzo sobre él y empiezo a golpearlo con uno de los cojines del sofá, entre risas me acusa de ser un tramposo y de "siempre darle el mando que tiene problemas"

Entre carcajadas encima del sofá oímos como se abre la puerta del departamento y una rubia con gafas de sol y un abrigo de piel de leopardo entra al departamento, nos ve y arruga la frente mientras suelta unas bolsas de Luis Vuitton que trae en las manos, dejándolas en el suelo. Se quita las gafas dejando al descubierto sus bellos ojos verdes como esmeraldas.

—Oh. Sam está aquí.— dice entrecerrando los ojos, asqueada.

Asiento.

—Parece que es hora de que me vaya...— contesta Sam— De mi propio apartamento.

Sam me fulmina con la mirada y yo me encojo de hombros cuando dice eso.

Sam y yo compramos este apartamento en Manhattan juntos, cuando terminamos la secundaria.

—No es necesario, querido. Yo me voy de nuevo.—contesta la rubia mientras pone las bolsas en la mesa y se devuelve a la puerta.—Tengo que ir a hacerme la manicura, la pedicura, ir al masajista, broncearme y debo cenar con James esta noche. Drake, amor nos vemos mañana.

Me arroja un beso, se pone sus gafas de sol y tal como vino, se fue.

Sam arruga la frente y me mira.

— ¿Es en serio?—pregunta incrédulo—Vamos, Drake, ¿cuánto tiempo pretendes seguir con esa perra? ¡Está vaciando tu cuenta poco a poco, Drake! ¡Dale gracias a Dios que tus padres son millonarios!

Entrecierro los ojos y lo miro exasperado.

—No digas eso de ella Sam, es una buena chica...—la defiendo— Ni siquiera sé porque ustedes dos no se llevan bien.

Sam se enoja y me dirige una mirada envenenada con odio.

—¡Desde la primera vez que vino aquí me odia! ¡Quiere echarme de mi propio apartamento, tío! ¡De mi propio apartamento!—me grita como todo un niño— ¿Y qué es eso de que tú seas el armario? ¡Solo viene a visitarte aquí para dejarte las bolsas de las tiendas que vacía con tu dinero!

Se levanta del sofá y se dirige a la mesa del comedor.

—¿Qué estás...?—pregunto girándome a ver.

—¡Mira! Esto es ropa de Luis Vuitton que ni siquiera usa, Drake, esta chica te va a dejar la cuenta en números rojos.—exclama cuando ve lo que hay dentro de las bolsas.

—Sam...—le suplico— Deja de husmear...

Sam se gira y me mira con bastante enojo.

—Estás ciego...—susurra—Definitivamente, estás ciego. ¿Y quién es ese tal James?

Suspiro antes de contestar.

—Es uno de sus amigos.

—"Amigo".

—¿Qué insinúas, Sam?—lo miro con los ojos entrecerrados.

—Nada, nada. No insinúo nada. Solo estoy sacando conclusiones.

Cartas de desamor a la chica equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora