Capítulo 26: Horas de debate

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Levanto mi horario brevemente y se lo muestro a Sam.

—Vaya, tienes el día lleno de clases.—observa sorprendido—¿Utilizaste todos tus créditos?

Asiento.

—No quiero atrasarme más de lo que ya estoy.—reflexiono—Digamos que quiero completar el tiempo perdido.

—Ya.—severamente.—Quieres sobreponer 3 años de pereza.

Me quedo en silencio, ya que básicamente está en lo cierto.

—Bien, te veré en tu funeral, perdedor.—me pega en el hombro y se despide.—Me toca costos. Creo que tienes que ir a clase de "filosofía"—

Sam rueda los ojos y se marcha.

—¡Tenía que escoger una optativa!—grito—¡No me juzgues!

Hace caso omiso de mi comentario y continúa su camino. Por mi parte hago lo mismo.

Camino por los pasillos de Columbia rumbo hacia mi aula de clases, según mi horario, la 203.

—¡Drake!—oigo como me llaman.

Tras darme la vuelta, me topo de frente con Christine quien me saluda amablemente.

—¿Qué tal estás, Christine?—pregunto.

—De camino a clases, pero todo tranquilo.—respira.

—¿Seguro que estás bien?—la abordo tras notar su nerviosismo.

Se encoge de hombros y me mira sincera.

—Estoy algo tensa.—revela—Pero no te preocupes. No es nada grave.

Caminamos mientras hablamos.

—Oh, gracias, esta es mi clase, un placer a verte visto, Drake.—señala el número sobre la puerta.

Aula 203.

—¡Vaya! Qué casualidad. También me toca clases aquí.

Christine se detiene y me observa sorprendida.

—¿Seguro?—toma mi horario—Debe ser un error...

—¿Christine?—inquiero asomándome a ver su horario, el cuál también ha sacado de un portafolios que usa para guardar sus cosas.

—Es que tú y yo no podemos tener la misma clase, Drake, nuestro grupo va mucho más adelantado.

—Pero así es, srta. Monroe.

Nos damos la vuelta y descubrimos que un joven se acerca a nosotros con paciencia.

Al estar más próximo a nosotros, se nota que a pesar de lo joven que es, no es un estudiante.

—Buenos días.—saluda—Un gusto conocerlo señor Simmons. Mi nombre es Daniel Hattleway. Soy el decano.

Ahora caigo: el señor de la bienvenida a los nuevos alumnos.

—Señor Hattleway—Christine responde—¿A qué se refiere?

—A lo que quiero llegar, señorita.—contesta cortésmente el decano—Es que tras los resultados de la evaluación obtenida del joven Simmons, hemos considero prudente que algunas de sus clases, le sean avanzadas.

—Es decir...¿Qué tiene dos semestres adelantados?

—Podría decirse. Pasen buen día.—se despide.

El decano Hattleway marcha dando media vuelta hacia su despacho.

—Seremos compañeros de clase, señorita Monroe.—me burlo.

Cartas de desamor a la chica equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora