Capítulo 5: Héroes y Buenas Noticias

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Abro la puerta del departamento y cierro tras de mí dejando caer mi abrigo sobre el guardarropa.

Camino arrastrando los pies hasta el sofá y me arrojo en este. Volteó para mirar el reloj de la sala. Ocho y cinco de la mañana. Dejo escapar un suspiro lastimero.

"Por lo menos no te fuiste de fiesta." Mi cerebro me defiende.

Alzo mi vista y veo que Sam se acerca hacia mí.

—¡Drake!—grita—¡Hermano! ¡Dios, pensé que estabas camino a Hollywood o algo así!

Levanto las cejas en señal de confusión al ver su extraña alegría.

—¿Hollywood?—abro los ojos de golpe y salto del sofá— ¿Te drogaste? Sam, tío. Ya hablamos de esto, nada de meterse las cosas que te da el tío del supermercado...

Se ríe a carcajadas y me mira divertido.

—¿Qué diablos, Drake? No me he metido nada.—dice mientras envuelve sus manos alrededor del estómago por la risa.—Drake, todo el mundo está hablando de ti en la uni. Eres el popular enmascarado.

Sus palabras me sorprenden un poco.

—¿En serio no te has drogado?—pregunto casi preocupado.

—¡Qué no! Va, sentémonos y explico.

Nos sentamos en el sofá y empieza a hablar.

—Ayer todo el mundo empezó a hablar de que un modelo visitó el campus y que estaba dando vueltas cuando de pronto una chica se acercó y lo abrazó y que después de discutir, parece que rompieron, el chico se fue en su Porsche y la chica lo persiguió hasta caer en barro.—cuenta de lo más divertido y feliz.—Después de investigar un poco, me enteré de que la chica era la novia del capitán de soccer de la universidad, y obviamente, ese idiota no tiene un Porsche, así que de inmediato supe que eras tú.—pone los ojos en blanco, como diciendo que eso era obvio.

Respiro lentamente y me recuesto del sofá.

—Pero eso no es todo.—advierte.— El chisme se esparció tan rápido que llegó a oídos de todos los del club de soccer.

Abro los ojos y dirijo mi mirada hacia él.

—No...—contesto impresionado, pensando en lo que él está insinuando.

Con una sonrisa pícara, asiente y prosigue.

—Sí, cuando James se enteró del asunto fue corriendo hacia el aparcamiento, donde encontró a Karla, todavía sucia hasta el cabello de barro. Y discutieron durante varios momentos. Hasta que al final James furioso le dio una patada a una banca de madera y se alejó humeante.—dice triunfante.

No puedo evitar una mueca que se asoma por mi rostro, estirándose hasta formar una gran sonrisa de satisfacción.

—¿Así que ese idiota no sabía que ella no jugaba a dos bandas?— pregunto extrañado.

—No lo sé...—se encoge de hombros.— Bueno, da igual. ¡Eres mi nuevo héroe!

Ruedo los ojos y lo miro como si él fuera un extraño.

Se ríe y cuando logra calmarse me pregunta donde he estado.

—Ah, fui a casa de Rebecca y Jeremy. Había quedado de cenar con ellos hoy.—le comento.

—¿Sí? ¿Les contaste sobre que ya eres soltero nuevamente?—se burla Sam

Me río y recuerdo la conversación de anoche con Jeremy y Rebecca...

Cartas de desamor a la chica equivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora