Era noche cerrada y Moira no podía conciliar el sueño, así que cogió una capa oscura y se dirigió a los establos a montar a Seda. Tal vez si montaba se irían todos los problemas de su cabeza, y tal vez conseguiría olvidarse de Blaine. Su encuentro había sido fortuito, y eso la había dejado apesadumbrada por lo que él podía haber escuchado. Expresar sus más escondidos pensamientos era algo que no solía hacer, y tenía miedo de que su tía decidiera emprender alguna acción sobre ella, y hacerle la vida un poco más complicada.
Así que se dirigió a campo abierto montada en Seda, sin perder de vista las teas que marcaban las torres del castillo.
A lo lejos, Moira pudo ver como unas grandes torres de humo se elevaban alrededor del castillo. Si dudarlo, azuzó a Seda para acercarse al castillo, estaban siendo atacados. Cuando ya solo una línea de árboles frondosos la separaba de la aldea junto al castillo, vino hasta ella el olor del fuego y de la sangre. Y también el olor de la magia.
Esa noche, mientras las teas ardían en lo alto de las torres y los habitantes del castillo se rendían ante los pies de Morfeo, Blaine compartía su cama con una moza cocinera del castillo Chattan. Menuda, redonda y pelirroja, que se apretaba contra su cuerpo desnuda abandonada al sueño. Sueño que a Blaine no parecía llegarle.
La proximidad de su boda no deseada con Lausanne lo ponía nervioso, aún no tenían la respuesta de Cameron, pero sabía que el gran amigo de su padre no lo dejaría en la estacada, ni aun siendo medio inglés. Lo que acrecentaba su inquietud.
Sin hacer apenas ruido, salió de la cama para vestirse y pasear por el castillo.
-¡¡Están atacando la aldea!!
A gritos, todos los habitantes dormidos del castillo fueron despertados. Los guerreros tomaron posiciones rápidamente, intentando defender a los aldeanos. Éstos corrían despavoridos, huyendo del fuego que amenazaba con quemar todos los hogares de la aldea y pedían auxilio ante las puertas del castillo.
Cayden y sus guerreros, con ayuda del clan Macintosh, desplegaron sus fuerzas y lograron abatir a los que se habían atrevido a amenazar el descanso de colina desierta. Eran al menos doce guerreros MacAllister, jóvenes y estúpidos guerreros de un clan enemigo.
La amenaza había sido controlada, y los guerreros apresados y encadenados, pero el fuego se había descontrolado lamiendo los tejados, y extendiéndose rápidamente sobre la aldea con la ayuda del viento.
Al otro lado de la aldea, donde la batalla había sido encarnizada y había varios muertos, Caterina, la maestra bruja de Moira trataba de evitar con conjuros que el fuego se propagara.
-Dime lo que tengo que hacer -dijo Moira a su espalda.
-Niña, ¡ve al castillo! Aquí no estás segura.
-Caterina, enséñame, tu sola no puedes-el fuego las rodeaba dejándolas encerradas.
-Canta conmigo-le dijo la anciana.
Y juntas entonaron canciones en gaélico, lengua que todo el mundo no dominaba y que se relacionaba con las brujas. Moira se sentía llena, la magia brotaba de su cuerpo y hacía que un foco de calor se le abrazara al vientre, como si la consumiera. La magia lograba lo que no lograba nada, que Moira se sintiera a salvo, completa y útil.
Juntas recorrieron la aldea extinguiendo las llamas de los tejados, creando así una columna de humo blanco que se irguió hasta el cielo.
El poder que las dos brujas juntas poseían era grande y poderoso, y Moira casi podía sentir como se le escapaba de las manos. Cuando llegaron hasta donde los guerreros mantenían protegidos a los aldeanos, cesaron los cantos.
En la aldea eran conocidas sus raíces mágicas, ya que se contaba que era fruto del vientre de una poderosa bruja de tierras lejanas. A ellos no les daba miedo, pues sabían cuánto de ancestral había en la sangre de una bruja, y la respetaban, ya que era mejor tener a una bruja como amiga que como enemiga.
Al acabar, Moira, que no aún no era muy ducha en la magia, se agotaba con rapidez al realizar un encantamiento o conjuro, con lo que su energía le abandonaba.
Caterina la llevó hasta su hogar, que no había sido pasto de las llamas ya que estaba protegida con encantamientos, y dejó a Moira en la cama, con ayuda de otros aldeanos, para que descansara. La noche había sido larga y ajetreada, y la magia consumía mucha energía.
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El Heredero [Resubida, sin terminar)
Historical FictionBlaine Macintosh es el futuro señor del castillo Macintosh, pero tendrá que esperar a que llegue su momento de gobernar. Mientras tanto, su padre le urge para que concerte un matrimonio con un clan vecino y amigo, los Chattan, y así ganarse el respe...