El Heredero [Resubida, sin terminar)

19

Los hombres Macintosh volvieron a su castillo, dejando al mando del castillo Chattan a los ingleses, como recompensa.

Gracias a la ayuda de Gowan, el reino inglés se había hecho con un castillo muy bien situado. Habían cercenado las vidas de muchos de los grandes señores escoceses, y ahora sus defensas se veían disminuidas.

Blaine apenas le dirigía la palabra a su padre, quien poco a poco iba perdiendo la poca vida que le quedaba.

Una noche, tras semanas de haber regresado después de la matanza, Rhona llamó a gritos a todos los habitantes del castillo.

Blaine, salió de su alcoba sorprendido e interceptó a su hermana en el pasillo.

-¿Qué es eso que gritas hermana?

Rhona se deshacía en lamentos, lloraba y gritaba a un tiempo. Tenía la mirada perdida y desenfocada.

Preocupado, Blaine, estrechó a su hermana y volvió a preguntarle a su hermana, ésta vez más sosegado.

-¿Qué gritas Rhona?

Su mirada se enfocó en su
hermano, y con la voz rota por el dolor, ésta dijo:

-Papá ha muerto.

Una vez que dejó a su hermana en su cuarto bajo la vigilancia de una doncella, Blaine acudió junto a su padre.

Se le veía pequeño, arrugado y casi como un muñeco.

Se acercó a su lecho y le miró.

A su espalda, escuchó a Logan, el consejero de su padre, aclararse la garganta. Tenso, se dio la vuelta.

-¿Qué quieres? -dijo enfadado. Nunca le había caído bien aquel siniestro hombre. Se le veía con malas intenciones, y se aprovechó de las debilidades de su padre para hacer y deshacer como si aquél fuera su castillo.

-Le entrego los últimos deseos de su padre -y le entregó una hoja escrita por él.

Sin fiarse, leyó en voz alta:

Yo, Gowan Macintosh, hijo de Jorgen Macintosh, señor del castillo Macintosh y poseedor de las tierras de la llanura, nombro como mi sucesor a mi hijo Blaine Macintosh, a quien deseo suerte en estos tiempos difíciles.

A mi hija, le considero un matrimonio con mi más y fiel.servidor, mi consejero Logan.

De ahora en adelante, considero a los ingleses nuestros amigos y protectores.

Que así sea, por la gloria de Dios.

Gowan Macintosh.

Blaine miró incrédulo a Logan, quién reía displicentemente a su nuevo señor.

¿En realidad esperaba casarse con su hermana? La codicia, de la que sin duda hacía gala aquel hombre, le hacía soñar con la dote que sólo Rhona podía adjudicarle. Habría que ver lo que Rhona tenía que decir sobre eso, cuando se recuperara.

Salió de la alcoba de su padre recientemente fallecido y con ayuda de una vela prendida, se dirigió hacia la biblioteca, donde su padre se había encerrado tras morir su esposa.

Pensó que ahora era él el que había de habitar entre libros y papeles.

Respiró hondo.