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Los golpes metálicos de las espadas causaban un gran estrépito en los oídos de Blaine cuando se acercó a ver los entrenamientos de los guerreros. Un gran círculo humano, formado por los dos clanes, jaleaba y aplaudía a los dos contrincantes protagonistas. Se acercó caminando por la gran explanada verde que la precedía, y pasó a través de los hombres, hasta que se situó dentro del círculo de batalla.

Cayden avanzaba hacia su contrincante, haciéndole retroceder y protegerse con la espada lanzando intrincados movimientos. Un pie en falso, y su oponente perdió el apoyo, cayendo hacia atrás. Todos reían. Todos menos Cayden, quien le ayudó a levantarse con una mano.

-Tienes que practicar más, Lysander -le dijo al chico, que humillado por las risas, abandonaba el círculo.

- ¿Prefieres enfrentarte a mí?

Cayden miró la voz y encontró a Blaine, su mejor amigo.

-Desde luego -dijo Cayden con una sonrisa torcida-, si no te avergüenza ser derrotado, claro.

Cayden se unió a la risa de Blaine, mientras éste se hacía con una espada y se situaba en el centro del círculo. Probó el peso de espada, trazando amplios círculos con el brazo, mientras le dedicaba a Cayden una mirada lobuna.

-Las señoras primero -y Cayden se enfrentó a él probando su espada y su resistencia. Aunque había luchado unas tres veces antes, no sentía el cansancio más que el calor de los músculos, que se adaptaban a sus órdenes y creaban varias ofensivas rápidas, de las cuales Blaine, tuvo que protegerse.

-Has mejorado -dijo orgulloso Blaine, que le aventajaba en altura y musculatura. Rápidamente, había ganado terreno en la ofensiva, y ahora era Cayden el que retrocedía a pasos apresurados.

La lucha, que a momentos era tan desequilibrada, se tornaba en un espectáculo del que disfrutaban los miembros de los dos clanes. Gritos, palmas, abucheos y ánimos se mezclaban con el sonido que producían sus movimientos.

El Heredero [Resubida, sin terminar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora