My Little Problem » Harry Styles

The Love, My Problem. - Capítulo 8

Louis estuvo conduciendo por un largo rato. Mi cabeza quería explotar, el dolor era insoportable.

—Hermano, me duele demasiado, no soy de quejarme, pero mi brazo derecho se está hinchando.
—Liam, calma. ¿Louis, cuánto falta?
—Me siento muy débil... Las últimas palabras antes de que Niall se desmayara, mierda, necesitábamos llegar rápido.

Pasaron los minutos y por fin vi las grandes instalaciones del hospital.
Yo llevaba a Rose en mis brazos, Louis cargaba a Niall y Liam caminaba como podía.

—¡Por favor un médico! Gritó Liam
—¡Enfermera! Gritó Louis

—¡Camillas a la recepción! Gritó una joven vestida de blanco, una enfermera por el uniforme.

Rápidamente llegaron tres hombres también con uniformes blancos. Traían arrastrando las tres camillas.

—Ponga a la joven aquí. Me habló el joven enfermero.

Obedecí enseguida y se la llevaron junto a Liam y Niall.

—¿y ustedes dos? Habló la señora de uniforme blanco.—Dejame ver esas heridas del brazo, ven por acá.

Louis le dieron una pastilla para la jaqueca, por suerte el estaba completamente ileso.

—Cariño ¿Qué sucedió a ti y tus amiguitos? Habló la señora, se veía que era una enfermera jubilada que seguía dándole a su profesión.

—Veníamos de...

—Ella está desunida, eh.  Me miraba pícara, okay, esto era muy extraño.

—Creo que no es importante la razón por la cual Rose está desnuda.

—Interesante. Me miraba con extraño.

—¿Es muy grave mi brazo? Pregunté cambiando el tema que no debería saber ella, se ve que es una vieja entrometida.

—Bueno, sufriste un golpe muy fuerte, pero no es nada de qué preocupase, hijo mío. Toma estas pastillas y en unos días ya no tendrás dolor, te puse una pasta para los pequeños cortes algo profundos, tampoco debes preocuparte. Ya está todo listo.

—Gracias. Me levanté de la silla  y cuando estaba por regresar a la recepción, la señora volvió a hablarme.

—Recuerda usar protección con tu chica. Me sonrió y guiñó el ojo.

—eh, sí, gracias...

Salí de ahí rápidamente, me sentía algo acosado, aunque esto ya me daba era risa.

—¿Y esa cara? Pareciera que una chica te hubiera dicho que la tienes pequeña. Dijo Louis rompiendo en una carcajada, sí, una vez el le dijo eso a una ex-novia y ella se rió tan fuerte que sentí mi dignidad caerse al subsuelo.

—Imbécil.

—Oh vamos, jamás superare a Brit.

—Como sea. Esa vieja me estaba acosando porque Rose llegó con apenas unas sabanas envueltas en su cuerpo.

—oh...JAJAHAHAHAHAHAHAHA

—Pff.

—¿Señor Styles?  Habló una chica, también enfermera.
—¿Diga? Pregunté extrañado.
—Amigo, o pariente de Rose Lewis, no?
—Sí... ¿ella está bien?
—Mire... Ella ha sufrido severos golpes y una herida en su zona íntima. Tiene indicios de haber sufrido maltrato...

Yo estaba pálido, no sabía que responder, el maldito hijo de King la había tocado.

—¿usted no tenía idea de esto?
—No... Apenas pude decir.
—Bien, esto necesitará algunos cuidados, pero principalmente tratamientos. ¿Sus padres saben?
—No, si necesita hablar con alguien sólo hagalo conmigo.
—Necesito que llene estos papeles. Pase por acá.

La enfermera, cuyo carnet de identificación decía Sarah, me dio unas hojas que debía llenar con información mía y de Rose.
Los llené y al rato se los devolví.

—¿puedo verla?
—Por acá.

Me guió hasta una de las habitaciones donde se encontraba mi Rose.

—El doctor vendrá en unos minutos.

Me sonrió y salió dejandome a solas con Rose.

—Harry... Esbozó una pequeña sonrisa, a pesar de todo ella siempre tenía eso. Pasara lo que pasara ella siempre sonreía, una de las cosas bellas de ella.

—¿cómo te sientes?
—No tan bien, pero tampoco tan mal. No sabes lo feliz que estoy de volver a verte...

Me acerqué a ella y uní nuestros labios, necesitaba sentirla, sentir sus suaves labios calmantes.

—Gracias... Susurró ella al separarse.
—Perdoname...
—¿Qué?
—Jamás debí dejarte sola...
—Harry, hey
—Jamás debí  irme con Louis ese día.
—Harry, basta...
—Jamás debió haber pasado esto, debí haberte dejado de hablar y no enamorarme de ti...
—¿Harry, te oyes lo que dices?

Estaba entrando en una burbuja, quería salir de ella, necesitaba salir, estaba atormentamdome con mis propios pensamientos en voz alta.

—Hey, ya hablaremos cuando lleguemos a casa. Me duele mucho la cabeza, no recuerdo casi nada de no que ha pasado en las últimas horas.
—¿en serio?
—Sí, sólo sé con exactitud que estoy aquí en el hospital por un accidente.
—Permiso. Se escuchó la voz de un hombre, quizás unos 55 años, era el doctor.