Capítulo 5

21 2 0
                                        


Corro hacia las puertas corredizas de cristal y por fin salgo notando el frío viento golpeando mi rostro y la lluvia caer por mi piel, respiro hondo para que el aire me tranquilice y me devuelva la poca serenidad que me queda.

¿Qué me está pasando?, no entiendo por qué reacciono de esta manera frente a este chico, cuando sus manos me han rozado la piel, no he sentido lo mismo que cuando Mikel me tocó, era diferente, un escalofrío recorrió mi cuerpo, no sentí esa opresión en el pecho que hiciese que me faltase el aire, todo lo contrario, sentía que mi respiración se aceleraba, sentía como su contacto quemaba mi piel, por un momento solo veía esos ojos grisáceos mirarme sin nadie más a nuestro alrededor, respiro hondo y cierro lo ojos fuertemente, me pongo en marcha hacia la parada de autobús para ir al instituto.

No tardo más de quince minutos en llegar y caminar por los extravagantes pasillos del instituto, busco a Nat por todos lados y no doy con ella, e mirado en el salón de Física, en el gimnasio, por ultimo voy a la cafetería y allí está, pintándose las uñas mientras escucha música con los auriculares, río y me acerco a ella.

-¡Nat!-grito en su oído.

-¿Qué coñ..!-me mira con desden-¿pero se puede saber que haces nena?, me asustaste.

Río y me siento a su lado.

-Eso pretendía-canturreo-¿que haces que no estás en clase?.

-Estaba preocupada por ti, no deberías de haber ido a hablar con ese..-coge mis manos-nena que sea la ultima vez ¿vale?, sabes que tengo un corazón muy chico y que me asusto con facilidad-sonríe-así que nada de más sustos ¿entendido?.

-Lo que usted diga mi señora.

Reímos.

-¡Ha!, por cierto no le e dicho nada a tus padres sobre el motivo de tu desmayo, me imaginé que no querrías preocuparlos.

-Gracias-sonrío.

-Oye te noto diferente-me mira extrañada-cualquiera diría que no te a pasado nada hoy.

Alzo una ceja.

-A que..esto.. ¿a que te refieres?-pregunto confundida.

-No se-vuelve su atención al bote de esmalte rojo-sera por el brillo de tus ojos, tus mejillas sonrojadas y ese misterioso buen humor. Si no te conociera diría que eres una chica de diecisiete años y no mi quería amiga amargada.

-Yo también te quiero-exclamo con humor-y para tu información no me pasa nada, más de lo mismo.

-Ya..-me mira-sueltalo si no quieres que te pinte la nariz-acerca la brocha del esmalte de uñas a mi rostro.

-¡Vale vale!-alzo las manos-tu ganas Nat-río.

Comienzo contándole desde la pelea de esta mañana con mi madre, de como un intruso de ojos grisáceos invadió el espacio de mi coche y la conversación que tuvimos, referente a que me había visto antes, Nat me presta atención en todo momento, pero cuando comienzo a contarle nuestro encuentro en la cafetería su expresión cambia a emoción.

Me abraza fuerte.

-Oh. Dios. Mio.-se aparta y se lleva las manos a sus labios-¡no me lo puedo creer! Te gusta. ¡te gusta ese chico!.

-Claro que no Nat. Solo que con él es como que e reaccionado de forma diferente.

-¿Puedo grabarte para que veas tu cara de bobalicona cuando hablas de él?-junta sus manos.

-Exagerada-pongo los ojos en blanco-ni si quiera lo conozco de dos veces que lo he visto, así que por favor dejemos el tema.

-Como digas-se levanta de la silla y me señala-¡pero! Sabes que llevo razón-me guiña un ojo-voy a por galletas ¿vienes?.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora