Hace frío y todo está oscuro, no hay nadie más que yo en esta especie de cuarto viejo, no se cuando ni como e llegado aquí, tengo la boca seca y me duelen los hombros.. intento bajarlos para estar mas cómoda pero no puedo, me doy cuenta de que estoy atada a una especie de cama matrimonial con los barrotes y el colchón desgastado, empiezo a asustarme e intentar desatarme pero no puedo por que también tengo los pies atados, intento gritar pero las lágrimas han formado un nudo en mi garganta y no me permiten desahogarme ni pedir ayuda, ¿que hago aquí?, ¿por que a mí?, las manos me duelen por intentar desatarme de la cama, me dejo vencer por el cansancio y sollozo en silencio, cuando la puerta de este extraño cuarto se abre y deja ver la figura de una persona encapuchada, un hombre.
Mi respiración se corta y siento la necesidad de respirar, siento que me ahogo y que pierdo la visión por el miedo, el individuo se acerca a mí e intento salir de aquí moviendo mis manos arriba y a bajo para quitarme las ataduras de las manos, sigo sin soltarme y el individuo encapuchado comienza a reír, vuelvo a intentarlo de nuevo mientras las lágrimas van amontonándose en mis mejillas y la sangre de mis muñecas comienzan a deslizarse por mis brazos.
-Sueltame por favor, no te hecho nada..-susurro entre lágrimas.
El individuo se acerca a mi y me coge el rostro para que lo mire, lo hago y niega con la cabeza, suelta mi rostro con brusquedad y jala de las sabanas dejándome desnuda, ¿estaba desnuda?, trago saliva y comienzo a ponerme más nerviosa, el hombre encapuchado se acerca sigilosamente a mí y se va quitando prenda por prenda de su cuerpo hasta quedar solo con un boxer y un pasamontañas que no me había fijado que llevaba, camina hacia a mi y se coloca a horcajadas sobre mi cuerpo, comienzo a moverme debajo de él para poder apartarme y salir de esta horrible pesadilla pero no puedo... el encapuchado lleva sus manos a mis senos y se acerca a mi rostro para besarlo, se a levantado un poco el pasamontañas y deja a la vista sus labios.
-¡No!, ¡No por favor!-sigo moviéndome y él ejerce más fuerza en mi para que no me mueva.
-Dejame ir por favor..-mi voz suena inaudible, dejo de moverme y él vuelve a su postura anterior, a horcajadas sobre mí sin tocarme-no seas como él.
Una sonrisa agria tira de sus comisuras y se acerca a mi oído.
-Quietecita estás más guapa-abro mis ojos y no puedo creer que el remitente de esa voz sea Erik.
Dicho esto comienza de nuevo a besar mi piel y yo grito que pare pero hace caso omniso a mis suplicas, vuelve a levantarse de encima mía y esta vez se quita los boxer..
-¡Erik no!.
-¡Erik no seas como él!-me incorporo en la cama con mi respiración agitada.
Estoy sudada y sin aliento, miro a mi alrededor y veo que aun es de noche y que estoy en mi cuarto en Washington, mi cama pequeña y mis cortinas en las ventanas, esta todo en orden no a oscuras sin vida, suspiro aliviada, solo ha sido una horrible pesadilla, quito las sabanas enredadas en mis piernas de una patada y me levanto para ir a la cocina a por un vaso de agua, parecía tan real que... era como si realmente estuviera en ese maldito lugar y él.. ¡dios! ¿por qué aparece en mis pesadillas?, ¿no hay personas en el mundo que tiene que ser él?, ¿por qué él en mis sueños quiere hacerme daño?, ¿sera una señal?, niego con la cabeza y cojo un vaso del lavavajillas, voy hacia el fregadero y lo lleno, el agua refresca mi garganta seca y lo agradezco, miro hacia afuera y veo como el sol va saliendo poco a poco iluminando la fría oscuridad, y me pregunto cuando yo tendré la misma oportunidad de poder salir de esta oscuridad que me rodea, no se por qué las pesadillas han vuelto y mucho menos por que él es el protagonista de ellas lo que me hace inquietarme y ponerme más nerviosa de lo que suelo estar ya.
