Capítulo 8

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Los pasillos están vacíos, a comenzado a oscurecer y yo sigo aquí en el instituto, comienzo a caminar rápido pero el pasillo no tiene fin, a lo lejos veo una sombra negra que se va acercando poco a poco a mi, intento acercarme y a medida que lo hago la figura de Erik se hace más visible.

-¡Erik!-grito su nombre una y otra vez.

El no me hace caso e intenta alejarse de mi, corro más fuerte y llego hasta él, suelto los libros y la mochila y me arrodillo a su altura, está perdido en dios sabe qué pensamientos, tiene la mirada perdida, esta serio e ignorante de que estoy a su lado.

-Erik mirame-le imploro y como un milagro que cae del cielo lo hace, me mira.

Me levanto del suelo y le ofrezco mi ayuda tendiéndole mi mano, él la acepta y se levanta del suelo, no aparta los ojos de mí y ya comienza a asustarme, intento quitar mi mano de su agarre pero no lo hace, me agarra más fuerte y tira de mí haciendo que choque con él.

-Erik..¿que haces?-el temor es evidente en mi voz.

Erik sonríe de forma agria, y posa sus manos en mis caderas estrechándome más a él, me lleva hacia las taquillas y me empuja con fuerza, su rostro se acerca al mio y estampa sus labios en los mios, intento apartarlo pero no puedo me sujeta con demasiada fuerza, espera que reaccione pero no lo hago, lleva una de sus manos a mi rostro y me aprieta las mejillas como acto a que le siga el beso.

Le muerdo el labio e intento correr pero él me coge del brazo y me tira al suelo, acto seguido se posa encima mía a horcajadas y coloca mis manos por encima de mi cabeza, intento zafarme de su agarre pero es imposible.

-Así-su voz suena más grave de lo que la recordaba- quietecita estas más guapa.

En cuanto esas palabras salen de su boca miro directo a sus ojos y los veo negros sin expresión alguna, no veo esos penetrantes ojos grises cálidos y llenos de vida, pestañeo rápido para evitar derramar alguna lágrima traicionera y miro de nuevo hacia Erik, no es él, es el mismo hombre que arruinó mi vida, comienzo a hiper ventilar e intento salir de debajo suya pero no puedo, me muevo y me muevo pero una vez más él gana esta batalla...

-Katie-noto como me zarandean-¡Katherine por el amor de dios despierta hija!.

Me incorporo de golpe y comienzo a hiper ventilar.

-¡No te acerques!-llevo mis rodillas a mi pecho y comienzo a mecerme-no, no, por favor...

Él estaba aquí, él estaba aquí y quiere hacerme daño de nuevo, estaba en mis sueños, él.. interrumpo mis pensamientos y rompo a llorar en mis rodillas, una mano se posa en mi hombro y rápidamente me aparto de hay hacia el otro lado del ¿coche?.

Miro hacia todos lados y me doy cuenta de que estoy en el coche de mi padre, miro al frente y veo a mi padre con ojos vidriosos y consolando a mi madre, ¿a sido una pesadilla?, cierro los ojos con fuerza y sorbo mi nariz, llevaba tiempo sin que me sucediera, ¿por que otra vez?, abro la puerta del coche y salgo corriendo.

-¡Katherine a donde vas vuelve!-escucho gritar a mi padre.

Sigo corriendo al único sitio donde me encuentro segura aquí en Washington, , corro sin parar por independice Ave Se hasta verme delante de mi lugar favorito aquí la biblioteca del congreso de estados unidos, paro mi paso y respiro hondo para llenar mis pulmones, entro por las grandes puertas de la biblioteca y observo que todo sigue igual, el enorme pasillo que lleva a las mesas de madera a cada lateral, alzo la vista al techo y miro el gran ventanal, y veo como las gotas de lluvia comienzan a caer del cielo, miro hacia la segunda planta y veo todas las estanterías llenas de libros a mi alrededor, subo las escaleras y me pierdo como siempre en la sección de Filosofía.

Cuando tengo algunos libros de mis autores favoritos bajo a la primera planta y busco una mesa libre para sentarme, encuentro una al fondo y voy a paso rápido para que nadie me lo quite, me veo indecisa entre la obra de Epicuro y el poema, al fin me decido por Epicuro y comienzo a leer encerrándome en mi pequeña burbuja y olvidándome de todo lo que me rodea.

-Disculpe, ¿este sitio esta ocupado?.

Sigo tan perdida en la sabiduría del personaje del libro que no alzo la vista para contestarle.

-No-contesto y paso la página.

Este ríe y yo lo ignoro y sigo en mi mundo.

-Sabía que echabas de menos a tu primo pero por favor ¡no me abraces tan fuerte!-esta vez alzo la vista hasta el remitente de tal voz y mis ojos se vuelven vidriosos al ver esos bellísimos ojos castaños.

-¿Dilan?-mi labio inferior tiembla y me lanzo a sus brazos.

Todos en la biblioteca comienzan a mandarnos a callar al ver el espectáculo, mi primo me estrecha en sus brazos y me aprieta con fuerza hacia sí.

-¿Como sabias que estaba aquí?, ¿cuando has llegado?, ¿te has echado novia?, ¿te va bien en la universidad?.

Vuelven a mandarnos a callar y Dilan ríe.

-Ven-me coge de la mano-salgamos de aquí y te respondo a todas esas preguntas.

Comenzamos a caminar por las calles de Washington sin rumbo alguno, comienzo a tener frío y mi primo al darse cuanta de ello me coloca su chaqueta por los hombros.

-¿Cómo sabias que estaba en la biblioteca?-pregunto rompiendo el silencio.

Coloca sus manos en sus bolsillos y sonríe.

-Siempre vienes a este lugar cuando tienes algún problema, o discutes con tu madre.

Asiento y frunzo el ceño, esta vez no a sido por ninguna de las dos, me hace gracia el pensar que lo mejor para intentar apartar el miedo es ir a una biblioteca, sola, sin saber si podrías encontrarte con la persona que te hizo tener este problema, pero soy Katherine Smith, este tipo de situaciones raras que vivo son dignos de mi.

-¿Cómo te va por la universidad?-pregunto y me coloco bien la chaqueta.

-¿Tu que crees?-alza una ceja y ríe-todas las mujeres me aman en ese sitio.

Río, su arrogancia sigue intacta.

-No te preguntaba por ese tema.. y no quiero saber nada sobre tu vida sexual en el campus-río-solo quería saber si estas bien allí si echas de menos a tu prima.. esas cosas.

-Sinceramente.. no-espeta y ríe-como voy a echar de menos a la pequeñaja de Katherine Smith, esa que se metía en mi cama cuando tenía pesadillas y se meaba en mi colcha, o esa misma que me espantaba a mis ligues... no puedo echarla de menos.

-¡Eh!-respondo indignada-solo me mee una vez, ¡y fue por tu culpa!.

Suelta una carcajada y niega con la cabeza.

-No cambias pequeñaja-me estrecha en sus brazos.

-¿Debo hacerlo?-me pregunto más a mi que a él-digo cambiar..

Frunce el ceño y alza mi barbilla para que lo mire.

-Claro que no, eres perfecta tal y como eres ahora, ¿por que tendrías que cambiar?.

-Es que.. han vuelto las pesadillas Dilan, otra vez.

-Lo se.

-¿Lo sabes?-vuelvo la vista hacia él.

Asiente.

-Tus padres..

No le dejo terminar al escuchar que habla de mis padres algo en mi interior se rompe, me llevo las manos a mi rostro y comienzo a preocuparme.

-Oh dios deben de estar preocupados, me e ido sin decirles nada y me han visto mal y..

-Katie tranquila, les dije que te encontraría y aquí estas conmigo.

Sonríe.

Me lanzo a sus brazos de nuevo y lo estrecho junto a mi.

-Gracias.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora