Capítulo 7

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Después de una larga semana de intenso estudio me veo en el asiento trasero del Ford Q3 con mis padres camino de Washington para visitar a mis abuelos, no los veo desde las navidades pasadas y sinceramente ya añoraba las galletas caseras de la abuela y los abrazos del abuelo, de pequeña siempre me iba todos los fines de semana para su casa, me llevaban al zoo, al cine.. como ellos dicen, soy la niña de sus ojos al igual que mi primo Dilan, al que no veo desde que comenzó a ir a la universidad de American University, a la que comenzare a ir muy pronto.
En toda la semana no e vuelto a ver a Erik, intenté pasarme por la cafetería de casualidad pero no me atreví, me daba demasiada vergüenza de que en realidad se de cuanta que voy por que quiero verle y no por la excusa barata de beberme una coca-cola, Nat tras llamar a Nick solucionaron sus diferencias y no se han vuelto a separar el uno del otro, me alegro tanto por ellos que hasta acepté ir a una hoguera con ellos para celebrar su reconciliación después de este fin de semana en Washington.

El sol reluce por el horizonte y me hace presenciar una esplendida vista desde la ventanilla del coche, con mis auriculares puestos y el frío viento golpeando mi rostro me dejo caer en el asiento del coche mientras nos vamos acercando a la ciudad, el coche pita dando la señal de que está en reserva, mi padre conduce hasta la gasolinera más cercana y se baja para llenar el depósito.

-Katie-llama mi atención mi madre-¿por que no aprovechas la parada para ir al servicio o comprar algo?, no has comido nada desde que hemos salido.

Asiento y me quito el cinturón.

Salgo del coche y la piel se me estremece por el frío que hace afuera, ajusto mi sudadera al cuerpo y camino hacia adentro de la gasolinera, las puertas se abren y yo me dirijo hacia las cámaras frigoríficas de helados, la abro y busco helado de vainilla con almendras, sonrío al ver que solo queda una caja, la alcanzo y voy hacia la caja pero veo una máquina de tabaco y la ansiedad me pide que compre un paquete, llevo mucho tiempo sin fumar, la última vez fue al salir de una sesión de terapia.
Meto unas cuantas monedas por la rejilla de la máquina y pulso uno cualquiera, no soy experta en eso de decir cual tabaco es más bueno, yo no fumo con abundancia solo cuando necesito calmar mis nervios, no sale nada de la máquina y vuelvo a pulsar, sigue sin salir nada y mi paciencia comienza a disiparse, le doy golpes y de la maquina sigue sin salir nada ni siquiera mi dinero.

-¡Devuelveme el dinero!-grito y le propino un golpe más a la máquina.

-No creo que entienda tu idioma.

Me doy la vuelta y me encuentro con un chico joven de cabello moreno y unos intensos ojos verdes que parece divertirle la situación, trago saliva e intento no ponerme nerviosa por el simple hecho de que este hablándome a mi, este sonríe al conseguir llamar mi atención y yo no puedo evitar escanearlo con la mirada, e de admitir que es muy atractivo.
Al ver que no le respondo camina hacia a mi, o eso creía hasta que se coloca delante de la máquina y hace caer el paquete de tabaco que yo había pulsado minutos antes de que este apareciera, se agacha y lo coge, se acerca a mi y me lo tiende, le agradezco con una sonrisa inocente y él ríe ante mi gesto nervioso.

-Me llamo Welsey-me tiende la mano y yo la acepto.

-Katie-digo en voz baja.

Sonríe.

-Gracias por ayudarme a..

-No a sido nada, es más si no llegas a tener este percance no podría haber tenido el privilegio de conocerte-levanto la vista hacia él y me sonrojo enseguida, tengo que echar la cabeza hacia atrás para poder verle bien, es muy alto, tanto que hasta me resulta intimidante.

Mi nerviosismo comienza a ser más fuerte y siento la necesidad de salir corriendo, se que solo me a dicho un cumplido y no me desagrada, solo que este estúpido temor a que me hagan daño de nuevo es insufrible, siempre está hay, siempre pasa menos con Erik, siempre Erik.

-¿Eres de por aquí?-interrumpe mis pensamientos.

-No.. s-soy de Ohio.

-¿Si?-alza una ceja sorprendido-yo también-ríe-que casualidad nunca te e visto por allí.

-No suelo salir mucho-suelto una risita y agacho la cabeza.

Noto que se acerca mí y yo siento como los latidos de mi corazón se aceleran.

-¡Katie vamos!-escucho la voz de mi padre a lo lejos.

Suelto todo el aire que tenía contenido y agradezco a dios y a la virgen por librarme de otro desmayo.

-Tengo que.. yo..-balbuceo-gracias de nuevo.

Salgo corriendo sin mirarle de nuevo y llego hasta mi padre que espera impaciente en la entrada de la tienda.

-¿Que hacías cariño?, ¿comprar media tienda?.

Trago saliva.

-No solo.. no encontraba el helado.

Coge la caja de mis manos y camina hacia la caja.

-Vete al coche yo la pago.

Asiento y salgo hacia afuera, froto mis mano para coger un poco de calor y el paquete de tabaco se cae al suelo, me agacho a cogerlo y unas manos cálidas alcanzan a coger el paquete al mismo tiempo que yo, alzo la vista y me encuentro con el mismo chico de antes, ¿Welsey se llamaba?.

-Gracias de nuevo-me levanto y río por lo graciosa que me resulta esta situación.

-Nos vemos paisana-me guiña un ojo y sube a un volkswagen negro.

InocenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora