Prólogo

100 15 8
                                    

Dhalia's P.O.V

Me levanté de la cama temprano sorprendiéndome a mí misma, pues en realidad soy una dormilona. Miré el reloj y tan solo eran las ocho y media de la mañana, iba a volver a dormirme cuándo una nota encima de mi mesa llamó mi atención. No podía ser una nota de cumpleaños, pues aún faltaban dos semanas para que cumpliera los diecisiete.

La abrí y después de leerla ya no tenía ganas de volver otra vez a la cama, tenía que hablar urgentemente con mi madre. La nota decía así:

Por favor, cuando te levantes baja inmediatamente al salón, tenemos que hablar todos juntos sobre un asunto importante.

Mamá

No era muy típico de mi madre el ir dejando notas por la casa para decir que teníamos que hablar, así que me vestí con lo primero que encontré y bajé al salón.

Mis padres ya estaban allí tomando su desayuno pero pararon en cuanto llegué y me indicaron que me sentara con ellos. En ese momento empecé a preocuparme pues parecía que fueran a decirme que alguien había muerto o que se divorciaban, aunque raramente peleaban. Entonces me fijé en la mirada confusa de mi padre y entendí que él estaba tan perdido como yo.

- Adeleine por favor dinos que pasa, nos estás preocupando – dijo mi padre

- Bueno el caso es qué...- empezó mi madre- Como Mediadora del elemento del aire, la Congregación me ha pedido que vaya a hablar con alguien en la Congregación del fuego.

- ¿¡Qué!? No, ¡me niego! ¡Es demasiado peligroso! – exclamó mi padre.

- Christopher tranquilo, ya lo hice una vez, puedo hacerlo otra - dijo mi madre en tono tranquilizador.

- Mamá, ¿cuándo fuiste tú al Fuego? - pregunté sorprendida.

- Ahora no cariño - me contestó ella.

La discusión continuó pero yo me había quedado en la última frase de mi madre. Si no quería que hiciera preguntas, ¿por qué me había pedido que bajara? Empecé a enfadarme, estaba harta de que me tratarán como a una niña pequeña, tenía dieciséis años, por todos los elementos, ¡casi diecisiete! Aun así ellos siguieron discutiendo ajenos a todo. Finalmente, harta de aquella situación, cuando en su conversación se oían solo gritos, exploté:

- ¡Basta! – grité claramente enfadada.

Mi madre me miró enseguida y su cara se transformó en una de puro terror, estaba más pálida de lo que nunca la había visto. Miró con asombro y miedo a mis manos y murmuro:

- Dhalia cariño...

Entonces también yo miré a mis manos y pude ver lo que tanto asustó a mi madre, estaban completamente en llamas.

- Pero, ¿¡qué!? -exclamó mi padre - ¡No puede ser!

Y eso fue todo lo que alcancé a oír antes de caer al suelo sin siquiera darme cuenta de lo que estaba ocurriendo.

-----

¡Hola! Esta es nuestra primera novela conjunta y esperamos que os guste. Sabemos que el prólogo es un poco confuso ya que hay muchas cosas que no se explican, así que si tenéis alguna pregunta no dudéis en preguntar.

¡Muchas gracias!

Las tierras de RylenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora