Dhalia's P.O.V:
Era incapaz de pronunciar una sola palabra, aunque era normal, mi madre me llevaba mintiendo toda mi vida sobre quien era mi padre, solo con la esperanza de que nunca desarrollara sus poderes. Pues me sabía mal por mi madre pero sus esperanzas podían irse al garete, ¡y ella podía ir detrás si le apetecía! ¿Cómo podía haberle hecho esto a mi padre? Perdón, a Christopher, aún debía acostumbrarme. ¿Y a todos los habitantes del Aire? ¿Y a mí? ¿No se había dado cuenta de que yo ahora sería repudiada por todo el elemento del Aire? ¿No se había dado cuenta que mi vida estaba arruinada desde el día en que nací por su culpa?
- Dhalia cariño... Por favor dime algo... - dijo preocupada pues llevaba minutos sin hablar.
- ¿Cómo pudiste? - pregunté en tono acusador.
- Yo... En ese momento no conocía a Christopher, bueno sí, pero no estábamos juntos todavía, y yo era joven y... Por favor trata de entenderme - suplicó mi madre.
- Entiendo porqué fuiste capaz de enrollarte con alguien del Fuego - dije con desprecio aunque realmente la entendía - Pero no entiendo por qué no fuiste capaz de contárselo a Christopher ni a nadie de la Congregación o, ¡incluso a cualquier persona del Aire!
- Porqué te hubieran matado Dhalia.
Su respuesta me golpeó como si un puñetazo lo hubiera hecho, ¿de verdad en el Aire me hubieran matado si llegan a saber antes que soy portadora del Fuego? Yo no estaba convencida de ello, en teoría la gente del Aire somos los más puros y estamos en contra de la muerte, pero mi madre parecía muy convencida de lo que decía.
- ¿E-Estás segura de-de ello? - pregunté nerviosa por la respuesta.
- Piénsalo cariño, eras y eres una amenaza para ellos, controlas los dos elementos que durante siglos han estado enfrentados, representas lo que ellos más temen. Aún así nunca tuve el valor para matarte o decirle a alguien que no eras hija de Christopher. Solo podía mirar como pasaba el tiempo y desear que no hubieras heredado los poderes de tu padre, aunque a medida que te hacías mayor me quedó más claro que como mínimo lo controlabas - soltó mi madre sin casi parar a tomar aire.
- ¿Y cómo lo supiste?
No podía evitar seguir un poco enfadada con mi madre por todo lo que había hecho, pero si lo que me contaba era cierto, todo había sido para protegerme, todo había sido así porqué no había tenido el valor suficiente para decir algo.
- Cuando cumpliste los siete y soplaste las velas, pasaste tu mano por encima y la dejaste allí durante un rato sin que nadie se diera cuenta hasta que yo te vi y te obligué a quitar la mano, pero no tenías ni una sola quemadura y eso confirmó mis sospechas de que por lo menos eras controladora.
- Me acuerdo de esa fiesta, pero entonces, ¿soy una portadora del fuego? - pregunté aunque ya sabía la respuesta.
- Por lo que ha ocurrido hoy en el salón estoy segura de que sí, además de portadora del aire, eres portadora del fuego.
Narrador omnipresente:
Después de que los murmullos en la Congregación se calmaran, para lo que hubieron de pasar unos largos minutos, Jorah pidió a los miembros que quería hablar a solas con Christopher, lo que levantó murmullos otra vez pero esta vez de protesta.
Una vez se hubieron quedado solos, los dos se sentaron juntos en un banco y se miraron durante unos segundos como esperando que el otro hablara primero.
- Sabes lo que hay que hacer ahora, ¿no? - empezó Jorah.
- Sé lo que el Código dice que hagamos en una situación así - dijo Christopher en tono lúgubre - Pero nunca antes se ha hecho, es muy drástico.
- Eso es porqué nunca antes había ocurrido.
- ¡Pero ella es muy pequeña todavía! - protestó Christopher.
- ¿Aún sabiendo que no es tu hija y quién es en realidad la sigues defendiendo? - dijo Jorah enfadado - No te entiendo muchacho, de verdad que no.
- No será mi hija de sangre, ¡pero he vivido toda su vida con ella!
- Es un peligro para todo aquél que habite en el Aire - respondió Jorah en tono duro.
- ¡No ha sido un peligro durante estos dieciséis años! ¿Por qué debería ser diferente ahora? - siguió protestando Christopher.
- ¡Porqué ahora ella conoce sus poderes! No hay más que hablar, la chica debe estar fuera en dos días o tendremos que matarla y su madre pierde, con efecto inmediato, todos sus privilegios como portadora del aire - sentenció Jorah.
Christopher ahogó un grito de rabia y reprimió las ganas de darle un puñetazo a Jorah, y salió del edificio de la Congragación directo a su casa.
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Las tierras de Rylen
Novela JuvenilEn las tierras de Rylen existen cuatro Congregaciones, una para cada elemento, aunque antes no era así. Antes de la Guerra Antigua los elementos convivian entre ellos con naturalidad pero la guerra los separó a todos. La vida de Dhalia, una chica de...