Capítulo 1

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Narrador omnipresente

Christopher se dirigió a la Congregación buscando respuestas mientras Adeleine se quedaba cuidando a Dhalia quien seguía sin despertar de su desmayo.

Una vez allí convocó una reunión de urgencia y la mayoría de miembros llegaron en pocos minutos. Todos ellos eran portadores del aire pues se creía que eran los más sabios y por eso ningún controlador ni mirek - los sin magia - formaba parte de ella.

- ¿Y Adeleine? - preguntó Jorah, el líder de la Congregación.

- Está con Dhalia, se ha desmayado.

- ¡Oh! ¿Está bien la pequeña? - preguntó otro portador.

- De eso quería hablaros, entremos.

Una vez dentro del edificio Christopher contó a los miembros de la Congregación lo que había ocurrido en su casa hacia poco más de una hora.

- Y, ¿cuáles son tus teorías Christopher? - preguntó Jorah, que era quien siempre hablaba.

- Yo creo que Adeleine se expuso demasiado al Fuego cuando estuvo allí y por eso Dhalia nació como portadora del fuego, con la capacidad de crearlo y destruirlo.

- ¡Por todos los elementos Christopher! No me creo que no recuerdes cuando tú y Adeleine empezasteis a salir.

- ¿Qué insinúas? - preguntó Christopher aun conociendo la respuesta.

- Por favor muchacho, sabes tan bien como yo que tú y Adeleine salís juntos desde que ella volvió del Fuego, no hay ninguna posibilidad de que ella fuera allí estando embarazada, no se lo hubiéramos permitido.

Christopher bajo la cabeza conociendo las palabras que iban a seguir a ese pequeño discurso.

- ¡Oh por favor Chris! ¡Acéptalo! Dhalia no es tu hija - sentenció Jorahmientras la Congregación estallaba en murmullos.

Dhalia's P.O.V

Cuando desperté me encontraba tumbada en mi cama y al mirar el reloj vi que solo eran las once de la mañana. No recordaba nada de lo que había pasado con demasiada nitidez pero estaba bastante segura de dos cosas, esa mañana me había levantado de la cama y más tarde unas llamas habían rodeado mis manos. ¿Había sido todo un sueño? No tenía ningún tipo de quemaduras en las manos así que eso parecía lo más probable pero entonces apareció mi madre por la puerta de la habitación.

- ¡Dhalia no deberías estar de pie! ¡Por todos los elementos, te has desmayado!

- Entonces, ¿no ha sido un sueño? ¿De verdad tenía fuego en las manos? Y, ¿por qué no tengo ninguna quemadura? - pregunté mientras todo tipo de dudas se formaban dentro de mí.

- Siéntate por favor, tengo mucho que contarte - contestó mi madre.

Obedecí sin rechistar pues parecía realmente cansada y sin ganas de pelear, pocas veces la había visto así, daba miedo, ella siempre estaba llena de vida.

- Primero debes saber que aunque yo ame mucho a Christopher, no siempre hemos estado juntos, aunque supongo que eso ya lo sabías - empezó mi madre.

Yo asentí, pues como todo el mundo, sabía que mis padres no siempre habían sido pareja, en algun momento debieron conocerse, pero no entendía porqué a mi madre le parecía tan importante que lo tubiera en mente.
- Bueno el caso es que hace diecisiete años la Congregación me mando al Fuego para investigar un asunto que debía tratarse allí.
- Sí, había oido alguna cosa así - dije con la mejor voz que supe poner.
- Siento haberte tratado así antes pero era un tema delicado y Christopher no se lo estaba tomando muy bien - se disculpó mi madre notando el tono de reproche en mo voz.
- ¿Por qué le llamas Christopher ahora? Siempre le has llamado papá cuando estabas conmigo - pregunté estrañada, pues el detalle no me había pasado inadvertido.
- Ese es el tema del que quería hablarte Dhalia, no es una casualidad que hayas podido crear fuego en tus manos.
En ese momento empezé a atar todos los cabos y me dí cuenta demasiado tarde de lo que mi madre iba a contarme.
- Cariño, Christopher no es tu padre - dijo mi madre bajando la cabeza.
- No, eso no es posible... No puede ser... - dije en shock - Entonces... ¿yo... soy... hija de...?
- Sí Dhalia, tu padre es un portador del Fuego.

Las tierras de RylenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora