Capítulo 12

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Keyla's P.O.V

Me desperté con la sensación de que alguien estaba mirándome. Los recuerdos de la noche anterior vinieron a mi cabeza. Dhalia y yo charlando como si nos conociéramos de toda la vida, esa comida deliciosa que compartimos. También como acordamos hacer turnos de guardia por si acaso, nunca se sabe si los Disburs pueden atacar. Todavía nos quedan varios días de camino, pero ayer conseguimos llegar al punto que acordamos avanzar, así que llevábamos un buen ritmo.

Abrí los ojos, para encontrarme con unos ojos conocidos, los de Dhalia, observándome a mí y a nuestro alrededor. Cuando notó que me desperté, dijo:

- Todavía quedan un par de horas para que tengamos que irnos. Tan solo has dormido máximo cinco horas, puedes seguir durmiendo. Es mi turno para hacer guardia.

Tenía razón, todavía era un poco oscuro, y yo estaba que me moría de sueño. Pero aun así sabía que teníamos que seguir avanzando, así que negué con la cabeza.

- No, cuando antes lleguemos antes volveremos al Agua, y no tendremos que seguir haciendo turnos para que los Disburs no nos coman.

Lo sé, estoy obsesionada. Pero quién sabe, a lo mejor existen. Como decía mi abuela, más vale prevenir que curar. Nunca había entendido lo que significaba, pero ahora creo que tenía razón.

Dhalia rodó los ojos ante la mención de los monstruos devora-humanos, pero en vez de volver a la discusión de anoche, en la cual ella dudaba de su existencia, dijo:

- Está bien, pero esta noche comenzaré yo haciendo guardia. Tú tienes que dormir. – Aww... que ternura, se preocupa por mí. – No quiero tener por guía a una zombie medio dormida.

Ah, con qué era eso. Ya decía yo que era raro que me dijera cosas bonitas... Nah, sabía que estaba gastándome una broma. O eso espero. Aun así, puse la mejor cara de ofendida que pude. Recogí todo y lo puse en la mochila de viaje, una vez lo tenía todo preparado eché a andar.

- Oh, vamos. ¿No estas enfadada, verdad?

La miré más ofendida si cabe, aunque por dentro me estaba partiendo de risa. Tendríais que ver su cara, era una mezcla de escepticismo, enfado, duda, culpa... Todas esas emociones a la vez. La verdad es que era una combinación de emociones raras.

Para no quedarse atrás empezó a andar detrás de mí, y acto seguido me preguntó:

- Pero, ¿estás enfadada? – su voz sonaba muy culpable y un tanto confundida.

No pude aguantarlo más, y empecé a reír. A carcajada limpia. La verdad es que lo necesitaba. Podía notar como empezaba a llorar de la risa. Intenté tranquilizarme, pero siempre que miraba a Dhalia está me devolvía una mirada con la pokerface más impresionante que jamás hayáis visto.

- Lo siento, lo... siento – dije entrecortadamente por la risa – Tu cara es épica. Te dije que me vengaría.

- ¿Eh? – parecía estar más confundida que antes.

- Cuando ayer me gastaste la broma, te dije que me vengaría.

- Mmmm... No lo recuerdo.

Caramba, quizás no se lo había dicho. Ups. Bueno, lo hecho, hecho está. Le expliqué todo, desde que había planeado vengarme hasta lo de hacerme la ofendida. La verdad es que no fue un relato nada largo.

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Llevábamos Ya tres días de camino, y estábamos llegando a la Tierra. Hoy por la noche nos quedaríamos a dormir en la frontera, entre el Agua y la Tierra. Empecé haciendo guardia, dejando que Dhalia durmiese. Ella no parecía muy contenta con la idea, pero no la dejé ni hablar. La tumbé en el suelo, literalmente. Deberíais ver el placaje que le hice, quizás deba apuntarme a rugbi o algo.

Las tierras de RylenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora