Reencuentro

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La noche anterior todos se habían dormido temprano excepto cuatro personas.

Sanji estaba en su cocina emocionado de que una tripulación pirata llegará al Sunny, tripulación de únicamente mujeres cuya emperatriz era la más hermosa.

Sus ojos formaban corazones de sólo imaginar.

La puerta de su cocina se abrió, era la navegante.

- Nami-san qué agradable sorpresa.
- ¿Qué haces Sanji-kun? Ya es noche.
- Estoy limpiando todo, y preparando los ingredientes para que mañana la emperatriz pruebe mis platillos.
- Ah, ya veo... - Dijo sin emoción.- Te emociona mucho su llegada.
- Hi Nami-swan!!!

Nami no entendía por qué se sentía así, siempre había ignorado a Sanji, es decir, le quería mucho, pero jamás le había prestado atención como esa noche.

- ¿Te pasa algo Nami-san? Te veo distraída.
- Ah? - Nami sólo pensaba en lo qué estaba sintiendo.- No es nada Sanji-kun.- Le sonrió.

Él siempre había visto por Nami y Robin, pero con la navegante no era lo mismo, por ella sentía un cariño más serio, más real.

- Creo que he terminado aquí.- Comentó el cocinero.
- Bien pues es hora de dormir.

En ese momento Robin entró a la cocina.

- No sabía que estaban aquí.
- Sólo estaba limpiando Robin-chan, Nami-san me hacía compañía ya íbamos a nuestras habitaciones.
- Bueno, venía por un poco de té.
- Yo te lo preparo Robin-chan.
- Te agradezco Sanji.

Él hizo el té de inmediato y los tres salieron de la cocina. Sanji y Nami entraban al corredor para sus habitaciones pero Robin se detuvo, miró al mástil y tal como lo imaginó Zoro se encontraba ahí.

- ¡Robin!
- Te alcanzo en un momento Nami.
- ¿Todo bien?
- Sí.- Sonrió.

La navegante le devolvió la sonrisa y caminó. Robin se quedó mirando el mástil y decidió subir.
Llegó arriba y observó el lugar, era bastante amplio y muy confortable. Se suponía que Zoro haría vigilancia pero se encontraba con los ojos cerrados. Robin dejó el té e iba a bajar pero una voz la detuvo.

- ¿Ehh? ¿Necesitas algo Robin?- Decía mientras abría los ojos.
- No, Zoro... Sólo te traje té para que pasaras la noche. Hace un poco de frío.
- Gr...gracias.- Tenía la voz entrecortada, y un leve sonrojo. No se esperaba ese gesto.
- Hasta mañana.- Le sonrió.

Comenzó a bajar la escalera. Zoro se quedó pensante, Robin nunca se había preocupado por él. La miró hasta que desapareció de su panorama.

Observó la taza de té y sonriente bebió.

A la mañana siguiente, todos hacían sus tareas, Sanji puso a casi todos a trabajar, estaba ansioso por la llegada de la shichibukai mientras tanto Robin regaba sus plantas y Zoro se acercó a ella.

- Oe Robin ¿Puedo ayudarte en algo? - Robin abrió levemente los ojos para después sonreír.
- Claro.- Le dio su regadera y ella tomó otra, sin duda estaba disfrutando el sonrojo de Zoro.

Los que estaban en cubierta, observaron ese acto anonadados, Zoro se dio cuenta.

- ¡¿Qué están mirando idiotas?! - Les gritó todavía sonrojado.

Todos intentaron disimular pero eso puso a Zoro más rojo y enojado. Sin embargo, esto fue olvidado cuando a lo lejos se veía un barco con la insignia kuja.

- ¡Suugooi! Las chicas ya están por llegar.

Mientras tanto en el barco de Hancock.

- Hebihime-sama, veo a Luffy-sama y sus nakama.

Hancock apresuradamente tomó los binoculares y al ver a Luffy se sonrojó. Después miró nuevamente y vio que a su lado estaban dos mujeres hermosas, una de pelo naranja largo que llegaba hasta la espalda, con hermoso cuerpo y mirada seria, del otro lado una mujer más madura, piel blanca y cabello negro ondulado hasta la cintura con un gesto agradable, ambas bellas, lo cual le angustió.

Cuando llegaron las Kuja, abrieron un puente para pasar de Barco a barco. Hancock salió por la puerta y subió a aquel puente.

- ¡¿Quién puso el barco de los mugiwara en mi camino?!
- ¡Wooow! - De la nariz de Sanji brotó sangre Ussop y Chopper corrieron a su auxilio.
- ¡Hancock! - Luffy instintivamente saltó a ella y la abrazó.

La reacción de la emperatriz fue de asombro, casi se desmaya de la impresión, no podía moverse.

Las única arriba del Sunny era Hancock, las demás estaban todas en cubierta desde su barco, esperando la indicación de su emperatriz para pasar.
Los mugiwara estaban detrás de Luffy.

- Hancock, ellos son mis nakama.
- Él es Zoro...,
- Hi.- Dijo fríamente.
- Franky...,
- Erees suuupeeerrr hermosa.
- Ussop, Chopper...,
- ¡Qué bella!
- Brook, Sanji...,

Ellos no dijeron palabra alguna, de su nariz brotaba sangre, y no podían quitar la sonrisa de su rostro, Hancock se sonrojaba al ver que Luffy la presentaba.

- Nami y Robin, todos ellos son mis nakama.

Hancock miró a éstas últimas más seria ellas solamente sonrieron.

- Luffy-sama!!
- Anciana también has venido.- Luffy cargó a la pequeña Nyon, a Boa le emocionaba el entusiasmo de Luffy.- Habla a las demás, quiero que conozcan a mis nakama!!!
- Luffy.- Decía avergonzada.- vendrán en un momento ¡Kyaa!- Contestó.

A Zoro le extrañaba que Hancock fuera tan seria con los demás y tan dulce con Luffy.

- Sanji ha preparado un banquete para recibirlas ¡Celebremos!
- Luffy gracias.- La hermosa emperatriz tomó la mano del capitán y él sonrió, inmediatamente se ruborizó y lo soltó.
- Mellorine mollorine.- Sanji tenía esos ojos de corazón mientras hacia un baile extraño, y Nami hacía pucheros.

La embarcación de Hancock pasó al Sunny.

- Tendremos el banquete en cubierta, no cabremos todos en la cocina.- Dijo Franky y comenzó a armar una mesa.
- ¡¿Todas son mujeres?! - Chopper estaba impresionado.
- Son ustedes los amigos de Luffy-sama?

Todos comenzaban a interactuar.

- ¡Margaret! ¡También has venido! - Luffy estaba emocionado.

Sanji comenzó a servir todo en la mesa que Franky hizo, él estaba fascinado.
Hancock miró a Nami y Robin con altanería lo cual molestó a Zoro.

- No me agrada la presencia de éstas piratas aquí.- Comentó el espadachín a Nami y Robin.
- Lo mismo digo.- Nami se sentía molesta de la atención de Sanji hacia las Kuja.- De verdad es muy bonita.- Decía Nami un poco angustiada.
- Bueno, ella es considerada la mujer más hermosa.- Robin dijo amablemente y sin preocupación.
- Tonterías.- Dijo Zoro y al ver como Robin le sonreía se sonrojó.

Los tres miraron a su capitán.

- Ven Hancock, ven con nosotros.- Luffy tomó de la mano a Hancock y la sentó a su lado, ella estaba ruborizada.
- Estoy comiendo en la misma mesa que Luffy, y se ha molestado en servirme, ¿será a caso una propuesta de matrimonio? - Hancock pensaba. Afortunadamente Nyon conocía a su emperatriz y aunque le admiraba también sabía como pararla.

 Afortunadamente Nyon conocía a su emperatriz y aunque le admiraba también sabía como pararla

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Había un gran alboroto, en ese momento una chica más bajó del barco de las Kuja. Llamó la atención de todos.

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