La tripulación de los Mugiwara se encontraba descansando en el Sunny, cuando se enteran que Boa Hancock podía perder su título de Shichibukai.
Luffy decide reencontrarse con ella para ayudarla, el problema empieza cuando una Kuja posee una gran imag...
Zoro observó a Robin irse junto con Nami, Sanji miró al espadachín sin decir nada, Zoro hizo lo mismo pero tampoco habló, se encontraban en ambas posiciones respecto a la situación.
El espadachín decidió quedarse ahí, recargó su cabeza y miró al cielo, comenzaba a atardecer.
Pensó inmediatamente en Robin, en todas las ocasiones que la ofendió sin saber lo que sentía por ella y las veces que la arqueóloga lo hizo sonrojarse, las situaciones en las que la defendió sin dudarlo, en lo que había estado sucediendo sin que ellos se hubiesen dado cuenta, y sobretodo en como, a pesar de fingir jamás interesarse en ella, siempre la pensaba.
Todo había sido claro desde el principio pero para alguien como él sólo lo habría notado de la manera en que las cosas habían sucedido.
- Hi, la quiero.- Dijo para sí mismo mientras cerraba los ojos.
El día fue pasando, todos estaban haciendo sus actividades había llegado la hora de la comida, se encontraban todos los mugiwara.
Sanji comenzaba a servir en la gran mesa mientras se acercaban los demás a comer, llegaron Nami y Robin, se sentaron junto al capitán. Zoro también se acomodó para comer, observó a Robin de reojo y luego vio a sus nakamas, ellos miraban el Yuda.
- Parece que definitivamente no vendrán.- Habló Franky refiriéndose a las kuja. - Supongo que esperarán a que los animos se bajen.- Le respondió Brook mientras le pasaba su plato a Usopp. - Es su decisión, habrá que respetarla.- Luffy comentó serio sin dejar de comer y mirando fijo hacia su plato. - Bueno, finalmente da igual, los mugiwara somos nosotros, hay que divertirnos como sabemos.- Dijo Usopp para que no se desanimaran.
Después de todo se habían acostumbrado a la presencia de las piratas. Usopp le pidió a Brook tocar un poco de música mientras él bailaba de manera graciosa, todos comenzaron a reír.
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Estaban comiendo a gusto, el atardecer ya había caído. Sanji aprovechó que todos estaban más tranquilos para acercarse a Nami, que estaba sola mirando hacía él mar.
- Nami-san lamento mucho lo que sucedió.
La navegante volteó a verlo de inmediato, la tomó por sorpresa.
- Sanji-kun, no fue tu culpa.- Respondió más tranquila. - Siento que estás molesta conmigo.- Contestó el cocinero un poco preocupado. - Lamento eso, estaba enojada por la situación pero como ya te dije no fue tu culpa. Y lamento mucho si me comporté grosera.
A pesar de que las palabras de Nami eran sinceras prefería mantenerse alejada del cocinero por el momento.
- Eso no importa Nami-san, ¿Estás bien? - Sí, gracias por preocuparte. - Entonces... ¿Todo bien? - Por supuesto.- Nami respondió con una leve sonrisa.
