S E I S

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Llegamos a casa de Karl. Era grande. Pero claro, sus padres tenían un mogollón de pasta.

- ¿Te la esperabas así? - me preguntó Aiden.

- Pues... algo así tenía en mente. - miré curiosa la casa mientras él se reía de mí. Como siempre.

- Venga, vamos a entrar. - dijo. Abrió la puerta y yo le imité.

Olive se acercó corriendo.

- ¡No veas como está Dave! - me soltó. Puse los ojos en blanco.

- Haber... ¿qué ha hecho?

- Pues mira, estábamos en su moto. Y yo me abracé a él. ¡Está más duro que mi cabeza!

- ¡Olive! - me reí.

- ¿Y tú qué tal con Aiden? ¿Os habéis reconciliado? - piqué al timbre.

- Sí. Supongo.

- ¿Le has dicho lo de...?

- No. Aún no. - le corté.

- Bienvenidas. - Karl nos abrió la puerta y casi me muero de la risa ahí mismo. Pero me contuve.

- Gracias. - dijo Olive, y le dio dos cariñosos besos. Yo le saludé con la mano y entré.

La música casi hace explotar mis tímpanos; reggaeton.

Dejé bailando a mi mejor amiga y me acerqué a la barra. De bebidas.

- Una coca-cola. - pedí.

- ¿Un ron con cola? - preguntó el estúpido camarero.

- No. ¡Una coca-cola! - grité. Alzó las cejas y me ofreció mi bebida.

- Por cierto, mi nombre es Tim.

- Me da igual. - dije, y me fui.

- ¿Te está gustando la fiesta? Sé que mi primo no es el mejor organizador pero algo es algo. - Aiden se acercó a mí.

- Yo cambiaría la música. Y el camarero. - él miró hacia la barra y fulminó a Tim con la mirada.

- ¿Vamos fuera?

- Vale - me levanté y él me dirigió con las manos en mi cadera -. Sé caminar sola.

- Perdón. - levantó las manos y se sonrojó.

Una vez fuera, nos sentamos en un... ¿banco? Nose exactamente lo que era eso. No entiendo estas cosas de hoy en día.

- ¿Entonces ya está todo arreglado, verdad? - preguntó con una mirada demasiado inocente para ser él.

- Sí. Pero quería hablar contigo sobre algo. - me miré las manos.

- ¿Estás bien?

- Yo sí. Pero no te quería hablar de mí. Sino de nosotros.

- ¿Estamos bien?

- Desde que empezaste a salir con Claire... eres otro.

- Soy el mismo de siempre. - desvió la mirada y tensó la mandíbula.

- No eres el mejor amigo que tenía cuando tenía 5 años.

- Eso es porque tú no tienes 5 años ya.

- Me refiero a que ella te ha hecho cambiar.

- ¿Enserio? ¿¡Ahora me vienes con esto!? - "puum, explotó...".

- Lo siento. No quería...

- Tú nunca quieres nada.

- ¡Aiden! Escúchame, ¡por favor te lo pido!

La vida de JodieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora