N U E V E

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- Buenos días, cariño. - me despertó la voz de... no sé quién era. Abrí los ojos. Era una doctora.

- ¿Qué...?¿Qué ha pasado? - conseguí articular.

Miré a mi alrededor, estaba en una habitación de hospital. Mi madre estaba dormida en el sillón de al lado de mi cama. Suspiré de alivio por saber que ella estaba ahí, conmigo.

- Pues aún estamos intentando averiguar exactamente que ocurrió - sonrió -. Pero te pondrás bien. Te lo aseguro.

- Vale. - asentí. Escuché un gruñido por parte de mi madre.

- Buenos días, señora Dantés. - le saludó amablemente la doctora..., Tania.

A veces envidio a la gente tan amable. Yo no soy así, y odio no serlo.

- Buenos días. ¿Está bien, verdad? Puede... que me haya quedado dormida esta noche. - dijo mi madre avergonzada.

- No te preocupes. Está perfecta, dentro de lo posible, por supuesto. Cuando quieran ya se pueden ir a casa. Y la semana que viene, el lunes a las 10 de la mañana, volveis. - explicó Tania.

- Muchísimas gracias. - dijo mi madre.

Tania me quitó el oxigeno y se despidió con dos besos.

- ¿Qué me pasó ayer? - pregunté a mi madre cuando ya estábamos en el coche de camino a casa.

- ¿Qué recuerdas tú? - me contestó con otra pregunta. Suspiré e intenté ordenar mis borrosos pensamientos.

- A Aiden. Estaba con él. Después... noté como si alguien me asfixiara. Él me llevó a casa y tú te pusiste muy nerviosa. - no apartó la vista de la carretera. Gritó al ver a un coche adelantarnos con impaciencia.

- Sí, pasó eso. - dijo nerviosa.

- Mamá, ¿qué me ocultas? - pregunté realmente sabiendo que algo ocultaba.

- Nada, cariño. - sonrió de la manera más falsa del mundo.

- ¡Mamá! - eché la cabeza hacia atrás. Ella insipiró y expiró ruidosamente.

- Tu padre no murió en un accidente de coche. - suspiré derrotada y me acomodé en el asiento -. Lo siento. - empezó a llorar y se tapó la boca con una mano.

- ¿Cómo murió entonces? - ella paró en una gasolinera. Estaba derrumbada y derrotada.

- Tenía... algo en el corazon. Jodie, tu padre murió de un infarto. Lo que te ha pasado a ti... es justo lo que le pasó a él... tres meses antes de morirse. - dijo entre sollozos. A mi me entró el pánico. ¿Significa eso que viviré solo tres meses más?

- No. - negué -. No.

Estuve diciendo esa estúpida palabra durante el lo que quedaba de camino a casa. Mi madre solo podía llorar.

La vida de JodieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora