La vida está hecha de pequeños momentos que con el paso del tiempo se hacen grandes. La vida son esas noches de otoño mirando las estrellas. Ese sentimiento de paz cuando todo está en silencio. Cuando te das cuenta de la inmensidad que tiene el mundo y lo insignificante que puedes llegar a ser. La vida es darse cuenta de lo lejos que están las estrellas pero saber que si cierras un ojo y alargas la mano puedes tener una a tu alcance.
Así es cómo Blythe se encontraba esa noche de sábado: haciendo suyas esas pequeñas joyas que van brillando y que no terminan nunca. Esa semana había sido agotadora. Todos los días volvió allí donde escuchaba el hielo repicar y encontraba mensajes anónimos. Cada día ese amigo sin cara le había dejado una nota, no había fallado. De momento tenía frases que sacaban sonrisas y una serie de números:
"642742".
Eran las dos de la madrugada y de repente una luz le hizo competencia a las estrellas: rayos. Blythe decidió entonces volver a casa, sin prisa pero evitando mojarse. Aunque la lluvia le encantara y le transmitiese ese sentimiento de libertad que tanto adoraba, un catarro ya no le gustaba tanto, y eso es lo que conseguiría si se mojaba. Estaba deshaciendo los pasos que había hecho horas antes cuando se encontró a Bruce, su compañero, con el que solo había intercambiado frases cordiales como: "¿qué tal? ¿Ha ido bien el examen? " Lo que no se esperaba era encontrárselo conduciendo una moto y mucho menos que le dijese si quería que la llevase a casa.
-Hola Blythe, ¿te acerco a algún lado? Parece que va a llover.
-No, gracias, no te preocupes. Voy andando, tranquilo.
-No seas tonta, anda. Sube.
-De verdad, no hace falta...
-¿Dónde te llevo?
-Está bien. Voy a casa, vivo al lado del bar Blumen, ¿sabes dónde está?
Blythe no encontró respuesta a la pregunta, solo un rugido proveniente de la moto que le sugirió que se agarrase donde pudiese. A falta de otra cosa se agarró a la cintura de Bruce y si dijera que no le gustó, mentiría.
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Blythe.
RandomEl destino, así como la vida, es incierto. No sabemos si tenemos que luchar para hacerlo nuestro o si simplemente sucederá porque así debe ser. No sabemos de dónde viene o a dónde va. No sabemos si quemará como cartas de amor olvidadas o florecerá...