La tarde voló entre risas, historias a medio contar y sonrisas inconscientes. El sol había caído y la luna ya brillaba encima de un telón negro.
-Blythe, Bruce y sus padres se quedan a cenar. -dijo su madre- Ayúdame a poner la mesa.
-Voy, mamá.
Eran las once de la noche y sus respectivos padres estaban haciendo el café cuando Bruce tuvo una idea que les iluminó la cara a los dos.
-¿Podemos ir Blythe y yo a dar una vuelta?
-Vale pero no lleguéis muy tarde.-dijo Charlotte.
-Tened cuidado. -añadió el padre de Blythe.
Salieron de casa y fue entonces cuando ella se percató de la moto que estaba aparcada en frente de su bloque de pisos. Había ido montada en ella.
-Venga, sube. Vamos a dar una vuelta.
-No sé yo, Bruce...
-Qué más da. Si ya te he llevado una vez.
-¿Dónde iremos?
-Ya lo verás. Anda, no seas tan pesada y sube o me voy sin ti.
Finalmente Blythe decidió hacerle caso y se montó en aquella moto que tan buenos recuerdos le traía. La noche que Bruce la encontró mirando las estrellas la había llevado a casa en esa moto. Recordaba que esa noche no hablaron mucho pero aquel gesto le había robado un pedacito de corazón a Blythe. El primero de muchos. Estaba hecha un lío, no sabía cómo sentirse. Él era un pozo al que no veía un fondo pero al que estaba dispuesta a saltar sin cuerda, era el tren que estaba a punto de perder pero que se esforzaría en alcanzar, era ese mar que se perdía en el horizonte pero que ella quería navegar, no le importaba si era con una barca hecha a mano aun sabiendo que lo más probable es que se rompiera.
Pero no se quería romper. No se quería romper porque sí, no quería arriesgarlo todo sin razón, no quería que él no se sintiese igual pero por encima de todas las cosas: no quería perderle. No quería que todo lo que habían construido tan poco a poco entre ellos se derrumbara por una tontería suya.
Notó como la moto paraba y abrió los ojos. Cuando se dio cuenta de dónde estaban no pudo hacer más que sonreír ya que los dos habían estado pensando lo mismo. El lugar dónde Blythe miraba las estrellas. Ninguno de los dos dijo nada.Echaron a andar hasta llegar en una zona en la que había hierba.Cuando llegaba la primavera se llenaba todo de flores de colores que nunca había creído posibles que siempre le sonreían cuando iba a pasar el rato con ellas. Se tumbaron uno al lado del otro. Sus manos casi se tocaban, deseaban lo que temían y temían sus deseos.
Esa noche había nubes, no se veía ninguna estrella y la luz de la luna quedaba difuminada por una cortina pero no les importaba porque estaban allí, porque ese era su momento y porque no existía nada más que los dos pensando en el otro pero sin atreverse siquiera a mirarse. Pasaron los minutos pero no se movieron.
-Oye...
-Dime, Blythe.
-Tú... me refiero a que si yo... es decir tú quizás... -ella solo quería abrazarlo- Nada, da igual,déjalo.
De pronto un cuerpo estaba tocando el suyo y sus alientos se mezclaban, prácticamente respiraban del otro.
-Me gustas, me gustas, me gustas y no me cansaré de decirlo pero no estoy seguro de nada. No estoy seguro de querer esto, no estoy seguro de no hacerte daño y no estoy seguro de estar preparado para querer a alguien. No sé si seré capaz de desmontar todas las barreras que he creado a mi alrededor, de hecho no sé si quiero hacerlo. Todo es muy complicado.. Yo... Es que verás... Joder. Hay algo que no sabes de mí pero no puedo contártelo. No puedo. Nunca lo he hecho. No quiero ser juzgado, no quiero que la gente piense: vaya tontería. No soportaría que tu me mirases de distinta forma a la que me estás mirando ahora. Por eso yo... Lo siento. No estoy preparado para nada aún.
Bruce apartó la mirada avergonzado.
Blythe no sabía qué decir, no tenía argumentos. Se esperaba muchas cosas pero definitivamente no esa.Supongo que era por eso que tanto le gustaba Bruce, porque le sorprendía, le hacía reír en momentos en los que no quería hacerlo, sus gestos siempre eran graciosos y hacía cosas que nunca se llegaría a imaginar. Pero no podía ser, aún no.
Y lo que la mataba era no saber el porqué, que Bruce aún no pudiese contárselo.
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Siento haber tardado taaaantísimo pero soy incapaz de escribir si no me siento inspirada a hacerlo.
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Porfi hahaha
Muchísimas gracias por los 300 leídos ♥♥
Un beso!
ESTÁS LEYENDO
Blythe.
RandomEl destino, así como la vida, es incierto. No sabemos si tenemos que luchar para hacerlo nuestro o si simplemente sucederá porque así debe ser. No sabemos de dónde viene o a dónde va. No sabemos si quemará como cartas de amor olvidadas o florecerá...