Capítulo 18.

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POV Blythe.

- ¡Estoy en casa! – nadie respondió así que volví a intentarlo – ¿Hola? ¿Abby?

- ¡Síííííí!

Empecé a quitarme el abrigo y a dejar todas mis cosas en el primer sitio que encontraba a medida que iba entrando en el salón donde me topé con mi compañera de piso en el suelo cubierta de purpurina y rodeada de papeles de colores, pinturas, bolígrafos, colores, sobres y material de todo tipo.

- ¿Se puede saber qué estás haciendo? Te estás poniendo perdida, a ti y a todo el salón – estaba pensando en sacarle una foto a escondidas aunque sabía que se enfadaría y tendría que jurarle que la había borrado cuando en realidad no lo había hecho.

- ¿No lo ves? Intento hacer postales de navidad, es obvio.

- Hombre, Abby, obvio lo que se dice obvio... no es.

- Lo que pasa es que tú no me entiendes – contestó Abby simulando llorar.

- Será eso...

- ¡SOY UNA INCOMPRENDIDA!

Decidí dejar a mi amiga sumergida en la actividad navideña aunque todavía faltaran tres semanas bien buenas para que las vacaciones llegaran.No entendía cómo podía estar tan impaciente y contenta por la navidad, preparando todo tipo de detalles y sin que la energía se le acabase. Yo nunca he tenido el espíritu navideño muy despierto a diferencia de ella. En ese instante recordé que me había olvidado de alguien y tuve que volver al salón rezando para no acabar llena de purpurina yo también.

- Oye, se me olvidaba, ¿y Kurt?

- Se ha ido hace media hora porque se me ha caído un bote de purpurina con pegamento en su cabeza y se ha enfadado. Dice que no quiere parecer una postal andante. Supongo que volverá cuando tenga hambre.

- Ya te vale...

Abby no iba a cambiar nunca, siempre tan despistada y aniñada. Era imposible no quererla. Me fui a duchar antes de terminar como James.Bajo la lluvia artificial empecé a pensar cómo había cambiado mi vida en esos cuatro años... Cuatro años atrás mis navidades habían sido totalmente en familia, en mi pequeña ciudad y llenas de incertidumbres por Bruce, por Cam, por todo... Sonreí con nostalgia al recordar esa época en la que los conocí y todos los dolores de cabeza que me dieron, ellos sí sabían como hacerte perder la paciencia. En ese momento oí mi móvil sonar y tuve que salir de la ducha rápidamente y dejar estar cualquier recuerdo del pasado y centrarme en el presente.

- ¿Diga?

- ¿Está el salón cubierto de postales de navidad aún?

- ¿Kurt?

- Dime que no por favor. Con las prisas no me he lavado bien el pelo antes de salir y resulta que no he visto que en un lado aún tenía un pegote de purpurina y me he encontrado a mis amigos de la universidad y te juro que he muerto de vergüenza.

Solté una carcajada. Ese era mi amigo y compañero de piso, siempre dispuesto a alegrarte el día con sus despistes y ocurrencias.  

- El salón aún está decorado.

- Mierda. Prométeme que me protegerás de Abby cuando llegue a casa.

- Sí, Kurt, sí, te lo prometo.

- Menos mal, hasta ahora.

- Adiós, idiota.

Me vestí y empecé a hacer la comida porque nadie más tenía intención de hacerlo. Finalmente, hora y media más tarde estábamos los tres apunto de terminarnos los macarrones que había cocinado y hablando de todas las fiestas a las que iríamos durante las vacaciones ya que ninguno de los tres volvería a casa esas navidades, como mucho solo iríamos el 24 y el 25, así aprovechábamos y compartíamos el coche también.

- ¿Tenéis la ropa de fin de año ya? – preguntó Abby en ese momento.

- No, tenía pensado ir este fin de semana a comprarla, ¿vamos juntos? - propuso Kurt.

- Por mí bien – dije yo.

Después de comer decidí pasarme la tarde estudiando. La universidad ocupaba gran parte de mi tiempo hasta el punto de pasarme noches en vela terminando trabajos y preparando exámenes, nunca imaginé que se pudiera terminar tan cansada sentada en una silla. Cualquiera diría que debería encantarme y parecerme ameno el hecho de estudiar literatura ya que me encanta leer y escribir pero es tan o más duro que cualquiera otra carrera, me había costado mucho transformar un hobby en una obligación y trabajo. Creo que en un futuro me arrepentiría pero en ese momento no tenía otra idea de qué hacer con mi vida así que aquí me encontraba, oyendo a Kurt en mi cabeza tres años atrás diciéndome que debería escoger otra carrera e intentando hacerme recapacitar. Esa temporada fue cuando él, Abby y yo decidimos que si todos íbamos a la universidad en la misma ciudad viviríamos juntos. Ellos empezaron un año antes que yo ya que son un año mayores pero el primer año los dos vivían en residencias,recuerdo que el día en el que me aceptaron en la que ahora es la universidad donde estudio, hicimos una fiesta y al día siguiente ya estábamos buscando piso. Fue una gran decisión y una de las pocas de las cuales no me arrepiento.

Me fui a dormir con la cabeza aún allí, tres años atrás y en el salón de casa de mis padres, intentando no pensar en nada.

- Maldita sea, Blythe. O paras tu el despertador o lo tiro por la ventana, te lo digo de verdad

Los gritos de Abby procedentes de su habitación se oían de la mía y me sacaron un gruñido. No me quería levantar. 5 minutitos más... De pronto noté como alguien me quitaba el edredón de encima y empezaba a tirarme de la pierna.

- ¿Pero qué haces?

- Dentro de 15 minutos tienes clase, te has dormido.

Ese comentario fue suficiente para que abriese los ojos y empezase con energía a buscar por toda la habitación algo que ponerme.

- ¿Cómo que 15 minutos? ¡Si solo he dormido cinco minutos más!

- 5 los cojones, has dormido 20 minutos más.

- ¿Y POR QUÉ NO ME AVISABAS?

- ¡LO ESTOY HACIENDO!

- Mierda, llegaré tarde otra vez.

En menos de lo que canta un gallo ya estaba en la calle corriendo y con una galleta en la boca tratando de comer algo antes de soportar todas las clases que tenía esa mañana. Suerte que el día siguiente era viernes ya. En ese momento choqué con un chico que también corría en la misma dirección que yo.

- ¡Lo siento! – dije sin aflojar el ritmo.

- Tranquila, yo también llego tarde.

Esa voz se le hacía conocida pero no tuve tiempo de más ya que habían llegado a la universidad y los dos pararon un momento jadeantes en busca de aire. Aproveché ese instante para echarle una mirada al chico que tan familiar me parecía. Fue entonces cuando me di cuenta.

- ¿Dean?

El supuesto Dean me miró extrañado haciendo una mueca.

- Sí, ¿cómo lo sabes?

- Soy Blythe – contesté mientras miraba el reloj, tenía un minuto para llegar a clase – Oye, ahora no tengo tiempo pero luego hablamos.





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⏰ Última actualización: Jan 01, 2016 ⏰

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