Su corazón latía desbocado después de la rápida carrera hacia su clase. Llegaba quince minutos tarde, qué manera de perder la noción del tiempo. Cam estaba a su lado respirando dificultosamente también, se había empeñado a acompañarla aun teniendo que ir a la carrera.
- Bueno, nos vemos mañana.
- Claro, hasta luego, chica inmune - se despidió con un beso en su mejilla y ella echó a correr otra vez escaleras arriba para no llegar más tarde todavía.
Abrió la puerta y por su boca empezó a formarse una disculpa.
- Lo siento, se me pasó la hora, estaba distraída haci... - paró de hablar cuando vio un chico en la clase cuando ella normalmente estaba sola en francés.
- Hola. Tranquila, pasa. De momento solo repasábamos - dijo la profesora amablemente.
En la silla donde Blythe acostumbraba sentarse había un chico vestido de negro de la cabeza a los pies. Su pelo parecía contener la noche en él y lo llevaba corto pero no en extremo. En una oreja llevaba un pendiente y en la otra una dilatación no muy grande pero tampoco precisamente pequeña. Se fijó en su cara y fue una sorpresa que sus ojos no fueran negros, eran el único toque de color que ese chico poseía. Sus pómulos se marcaban un poco y hacían que pareciera mayor de lo que probablemente era. Los labios del misterioso muchacho eran apetecibles, no había otro adjetivo que les hiciera justicia.La miró con expresión aburrida como si le molestara su presencia. O quizás fueron imaginaciones suyas.
- Hola, - se presentó amablemente con una sonrisa - soy Blythe.
- Dean.
La chica le miró extrañada, preguntándose si realmente era necesaria esa actitud que había creado para que pareciera que todo le daba igual. Quizás le funcionaba a la hora de ligar, pensó. La clase pasó rápidamente ya que siempre le había gustado el idioma y cómo esa profesora lo explicaba, hacía que lo encontrara todo interesante, hablaban sobre todo en general y nada en particular, los minutos pasaban volando. Dean se limito a respetar su turno de palabra y hacer caso omiso a lo que decía y ella decidió hacer lo mismo, cuando él hablaba escuchaba y dejaba que fuera la profesora quien comentara el punto de vista del chico. Aunque hubiese querido, Blythe no hubiera sido capaz de contestar al chico cuando exponía sus ideas porque su acento le fascinaba, pronunciaba perfectamente bien y le daba un toque más de misterio. Se preguntaba si tenía algún tatuaje... Seguro que sí.
Cuando terminó de cenar se tumbó en la cama mientras escuchaba música y hablaba con sus amigas. Mañana habían quedado para cenar en casa de Tess, ver algunas pelis y luego quedarse a dormir allí aprovechando que era viernes. Casi podía saborear ya el fin de semana, esos dos días que todo el mundo desea y aprecia. Esos días que puedes planear o dejar que te sorprendan, que a veces controlas pero que otras se te escapan de las manos. Esos dos días que estás esperando durante los otros cinco para poder realmente hacer y ser quién tú quieres.
Estaba intentando dormirse pero no se podía quitar a Dean de la cabeza. Su actitud negra y distante, su misterio, el porqué del negro, su voz aterciopelada pero cortante que te podía acariciar para un segundo más tarde arañarte. Parecía uno de esos artistas o escritores atormentados, se preguntaba si se equivocaba o si lo era. Dean era el tipo chico sobre el que alguien escribiría. El autor se recrearía en describir cómo su cuerpo complementaba su belleza de una forma masculina pero sutil y con gracia. Se habría deleitado escribiendo como su aura parecía atrapar cualquiera que se encontrara cerca suyo y como sus ojos verdes lo secuestraban todo y solo lo dejaban ir cuando estaban satisfechos con lo que habían descubierto. También era el típico chico que alguien pintaría en un cuadro que representara soledad y oscuridad. Era esa sombra que aparecía en una pintura de una calle desierta de noche, era la figura que estaba de pie arriba de un acantilado cuando alguien representaba un paisaje en una lámina en blanco. ¿De dónde había salido? ¿Qué música era su favorita? ¿Cómo sería besarle? ¿Y conocerle? Definitivamente se sentía atraída por ese chico, le llamaba la atención y le despertaba la curiosidad. Con esos pensamientos se durmió plácidamente para al despertar, dar paso a un viernes que esperaba que fuera bien.
Las hojas de los árboles se agitaban levemente mientras entraba tranquilamente al instituto mientras hablaba con sus amigas de los planes de esa noche. Serían Tess, Clary, ella y una incorporación de última hora: Bianca. Ella era una chica que habían conocido hacía relativamente poco y no eran tan cercanas a ella ya que la chica iba y venía, nunca sabías cuando realmente pararía quieta ni si estaría contigo en el momento en el que lo hiciera, pero era buena persona, graciosa y se complementaban bien con ella. Era natural.
El día transcurría sin alborotos y se encontraba ahora en clase de literatura, estaban comentando un texto que planteaba la pregunta de si realmente había igualdad de género en la sociedad actual en la que vivían.
- Yo creo que no - dijo Blythe - ya que las mujeres tenemos muchos más problemas que los hombres a la hora de conseguir un trabajo o de mantenerlo y debemos esforzarnos más que los hombres para tenerlo, por ejemplo.
- Yo también pienso que no pero los hombres también tienen ciertas desventajas - contraatacó Bruce inesperadamente - Si una mujer pega a un hombre, si le da una bofetada, se considera aceptable y normalmente se dice que el hombre lo merecía por ser un cabrón. En cambio si a un hombre se le ocurre hacerle lo mismo a una mujer se dice que la ha maltratado - soltó él irritado.
- Tienes que considerar que el daño que causa una mujer a un hombre es normalmente inferior al que causa un hombre - argumentó ella, sin dejarse vencer - Y aunque tuvieras razón al cien por cien, estamos a un caso de desigualdad de los hombres en contra de mil casos de desigualdad de las mujeres. Si un chico engaña a una mujer o folla con muchas es considerado un héroe, en cambio si es una mujer quien hace eso la consideran una puta. ¿Es eso justo? - Blythe se estaba enfadando, pasaba de ella durante semanas y ahora se ponía a discutir en medio de la clase mientras tenían un montón de ojos puestos en ellos.
- No estoy de acuerdo, eso no depend...
- Creo que hay suficiente, chicos - les paró el profesor - Me encanta que os toméis los debates tan a pecho ya que la desigualdad es tratada directa e indirectamente en muchas obras a lo largo del tiempo, pero no quiero peleas en clase y se os estaba yendo el tono.
Los dos callaron y se miraron con la antipatía reflejada en ambos rostros.
- Os lo juro, estaba a esto - dijo mientras marcaba con los dedos una distancia pequeña - de levantarme y matarlo.
Blythe les estaba contando a sus amigas el incidente en clase de literatura mientras cenaban.
- Tía, eso es tensión sexual no resuelta. Echando un polvo se os pasa la tontería, te lo digo yo.
- Clary, no seas bestia - dijo Bianca con expresión divertida sin poder contener la risa. En cambio, Blythe la miró mal.
- Yo creo que deberías seguir con eso de ignoraros el uno al otro, iba bien hasta ahora, ¿no? - apuntó Tess - Pienso que es lo mejor, quizás no sois compatibles y ya está.
- Eso creo... - A Blythe no le gustaba esa idea pero parecía la única solución si no querían terminando matándose mutuamente. En ese momento se le ocurrió alguien quien tendría una opinión totalmente objetiva del tema y quien esperaba que no le guardase rencor. Le llamaría - Chicas, voy al baño un momento, ahora vuelvo.
Sacó su móvil y pulsó el botón de llamar al contacto "Chico post-it".
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Espero que os haya gustado :)
El chico post-it es el de las notas en la cafetería, por si no recordáis quién es.
Vootad y comentand porfiis
Graacias por leer y un beso!

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Blythe.
RandomEl destino, así como la vida, es incierto. No sabemos si tenemos que luchar para hacerlo nuestro o si simplemente sucederá porque así debe ser. No sabemos de dónde viene o a dónde va. No sabemos si quemará como cartas de amor olvidadas o florecerá...