~~Isaac~~Ya ha pasado toda una semana y sigo sin avanzar con Adrien, de ninguna forma, incluso parece que estoy retrocediendo. Si no actúo pronto, me convertiré sólo en su amigo para juguetear y tontear, mimar y regalonear, ¡pero no de la forma que yo quiero! A este paso, ni su amigo con "ventajas" podría ser. Y tampoco es lo que deseo.
Esto es un desastre.
Más encima, ha estado actuando raro toda la mañana. Desde que llegó hasta ahora, ha estado más distraído que de costumbre, y terriblemente inquieto. Toda la maldita clase estuvo mordiéndose el interior de la mejilla, jugueteando con su cabello y revolviendo innumerables veces el mío, moviendo su pierna derecha y golpeando rítmicamente la mesa con los dedos de su mano izquierda. Demás está decir que ni siquiera se molestó en sacar el cuaderno e intentar escribir algo. Y cuando le hablaba lo único que hacía era sonreírme y decirme "todo estará bien, Is, confía en mí". El problema era me respondía eso cuando le pedía prestado el corrector, y se giraba a la ventana ignorándome por completo.
¡Y luego me revolvía el cabello como si nada!
Finalmente el timbre sonó y Adrien pareció reaccionar ante eso, sobresaltándose un poco, pero luego volvió a mirar por la ventana mordiéndose la mejilla.
Estaba demasiado ansioso.
Iba a decirle algo nuevamente, cuando Leo apareció por detrás y se le acercó, golpéandole la cabeza (no muy fuerte).
—Ya deja de moderte la mejilla hermano, ¡estás sangrando! –lo regañó enojado.
Adrien giró su rostro hacia mí, y pude comprobar que un fino hilo de sangre bajaba por la comisura izquierda de su labio, así que acerque mi mano y se lo limpié con mi pulgar. Se quedó quieto unos segundos y puso una tímida expresión, para finalizar dándome las gracias. Se revolvió el cabello y miró a su amigo.
—Sé que hoy es el partido, pero faltan hooooooras para eso. Ya cálmate, tampoco es la final –le respondió Leo cruzándose de brazos.
—Lo sé, lo sé... –murmuró distraído Adrien, girando su cabeza a la ventana.
Es cierto, hoy es uno de los grandes partidos de básquetbol del francesito, del torneo interescolar. Los últimos días no dejaba de hablar de ello, y era la principal razón de que no pudiera salir con él después de clases, porque siempre se quedaba practicando. Ayer incluso se ausentó en el recreo de la tarde para ir a entrenar, y se saltó la última clase. Ni siquiera pude despedirme de él.
—Ah, ese torneo... –dije con desánimo, soltando un bufido.
Esta era la primera vez que me cambiaban por un deporte. ¡Y ayer ni siquiera era el partido! Si ya me acostumbró a sus atenciones no debería dejarme botado. Argh.
—¡Sí! Esta vez le daremos mil patadas en la raja (trasero) a esas estúpidas aves –exclamó con fervor Adrien.
Jamás lo había visto así, sus ojos brillaban con una mezcla de excitación y furia. Bastante seductor y estimulante, debo decir.
Súbitamente se puso de pie y levantó un puño en el aire.
—Este año la victoria es nuestra. Aplastaremos a todos los imbéciles que osen desafiarnos, y esparciremos sus tripas en la cancha –sentenció con una siniestra sonrisa.
Vaya, Adrien tiene un lado muy competitivo.
—Pfft... Anda, Is, pregúntale contra que escuela jugará y dónde queda –me dijo Leo divertido, cruzándose de brazos y observando a Adrien.
Esto me parece ridículo.
—Adrien... ¿Contra que escuela jugarás? –le pregunté tiernamente.
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¡Date prisa y enamórate de mí! [PAUSADA]
RomanceAdrien es un chico común y corriente, amante del básquetbol y las mermeladas. Jamás se ha enamorado, y no es que tenga algo en contra del amor, simplemente no le ha llegado. Pero pronto reaparecerá en su vida un adorable chico dispuesto a ganarse su...