10. ¿Y ahora qué?

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~~Adrien~~

Esta es la primera vez, en mis diecisiete años de vida, que el camino del paradero a mi casa me parece tan... Extraño y desconocido. En serio, me he fijado en cosas que jamás había notado, como el hecho de que todas las rejas de la cuadra son idénticas, que la mayoría de los árboles tienen una pequeña marca en forma de C y T combinadas, que la fachada del negocio de la esquina está levemente empolvado, que la pintura de la casa de mi vecina no es uniforme, sino que tiene dos tonos muy parecidos, y las pinceladas van en todas direcciones. Me pregunto quién habrá sido el mal pintor, para no contratarlo. ¡Ah! Y que en realidad es muy bonito mi pasaje.

Aunque creo que Isa no piensa lo mismo, en realidad, luce muy enojado. Pero realmente molesto, no me está haciendo puchieritos ni frunciendo los labios, ni juntando o levantando las cejas. De hecho, me mira seriamente, sin ningún tipo de emoción en sus ojos. Me asusta mucho.

-Jaja... Pareces enojado Isa. Es mi imaginación, ¿verdad? -le pregunto tragando saliva. ¡Me da mucho miedo! ¡Por favor Dios, que sea una broma! ¡No quiero morir sin tener un partido de básquetbol profesional!

-...

Isa no me responde, solo gira la cabeza al frente. Y siento un escalofrío atravesar todo mi cuerpo, de pies a cabeza. ¡Incluso mi mano comenzó a temblar! Esto jamás me pasa, ¡demonios! ¡¿Qué hice para enojarlo?!

-Eemm... Mi casa es la del medio, la damasco -comento para disipar un poco la tensión del ambiente. Él solo mira donde señalo-. Y...amm... Isa, ¿hice algo que te molestara?

Se detiene y yo también lo hago. Estamos a unos escasos centímetros uno del otro, él un poco más adelante, pero siento la terrible necesidad de alejarme lo más que pueda. Gira su rostro lentamente hacia mí, y ahora tiene las cejas fruncidas. ¡Dios, esto es aterrador! Él no parece un demonio ni nada de eso, ¡pero siento que quiere asesinarme!

Por todos los cielos... ¡Alguien sálveme!

(Sí, dije una frase de vieja, pero es que mi mamá siempre lo dice. Y se me pegó... Ni modo).

-¿Hablas en serio? ¿Acaso no te diste cuenta de lo que estabas haciendo? -lo miro confundido, no sé de qué está hablando. Y él parece darse cuenta, porque se gira completamente hacia mí y camina en mi dirección, hasta quedar frente mío.

Ahora no me da tanto miedo, luce más calmado, lo que es bueno porque no pienso estar sólo en mi casa con un maldito gremlin en todo su estado monstruoso y malévolo. Pero está demasiado cerca, lo que me pone igualmente nervioso, aunque ahora no creo que vaya a morir.

-Adrien... Caminabas increíblemente lento, como una tortuga...

-¡Ah! Pero la tortuga le ganó la carrera a la liebre. ¡Es un ganador! -interrumpo a Isa, quien me envía cuchillas con la mirada. ¡No me mates gremlin! ¡Mierda, no recuerdo cómo se calmaban esas monstruosidades!

-No seas idiota -me acalla con la mirada y su cuerpo casi choca contra el mío-. Te detenías por cualquier estupidez, mirabas por todas partes, y estuviste como diez minutos observando esa casa de allá -señala la mal pintada-. Parecías un zombie. Ah, y no puedo olvidar el hecho de que no me dirigiste la palabra en todo el trayecto y esquivabas mi mirada. En realidad es a ti a quien le pasa algo. ¿Qué tienes, por qué me evitas?

Trago saliva. No me esperaba esa pregunta. ¿Qué le respondo?, ¿qué estoy tan nervioso que no quiero que lleguemos a mi casa porque me preocupa que me viole o algo así? Me patearía las pelotas, estoy seguro.

-Mmm... N-nada... ¿Acaso no te gusta estar más tiempo conmigo? -espero que no insista y se distraiga con mi pregunta. Aunque sí, sé que es una porquería de respuesta, pero ojalá funcione.

¡Date prisa y enamórate de mí! [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora