El cielo brillaba cálidamente, sin nubes a la vista, aunque sí con su aureola gris de contaminación, típica de Santiago. El centro emitía sonidos por doquier, siempre tan ruidoso, y con tacos. La esquina estaba llena de gente, al igual que la entrada del instituto de niños y sus padres. En otra oportunidad, estaría consumido por la amargura, pero hoy es un día especial. No puedo evitar sonreír como un tonto, me siento un pequeño otra vez. Y feliz.
Ya no envidio a mis pares por poseer ese cariño y cuidado que a mí me falta, porque ahora tengo un padre y una familia que me lo entregan diariamente. Y por fin podré reunirme con mi mejor amigo, Leo. Lo he estado buscando tanto, tan desesperadamente, que incluso me parece una mentira que esté aquí y vaya a verlo, pero es verdad, Benji ya me lo confirmó. Y por un momento, me siento como un chico normal. Tal vez incluso, con la ayuda de Leo, logre encontrar una solución a mi problema, o a lo mejor no pueda darme una respuesta, pero su compañía me dará la fuerza suficiente para hacer lo que tenga que hacer. Si estoy con él, podré lograrlo, estoy seguro.
Un fuerte timbre sonó, asustándome, y provocando que la gente a mi alrededor se riera, y yo también, internamente, ante mi torpeza. Seguí a la multitud en silencio, todos llevando el uniforme escolar de verano, los hombres con pantalones grises y poleras blancas, las mujeres con faldas grises (algunas muy cortas) y poleras también blancas, aunque la mayoría llevaba puesto su chaleco.
La entrada era amplia, y el patio aún más, jamás había estado en un colegio tan grande como este, y eso que no es de los más numerosos, me pregunto cómo serán los liceos emblemáticos. ¡Qué enredados! Pero es muy bonito, la infraestructura es fuerte y detallada, decorada con hermosos tonos pasteles y ocres, y se respira un ambiente amistoso y acogedor. Así que me siento más tranquilo y confiado, cuando Leo me vea, estoy seguro de que se alegrará y correrá a abrazarme, como cuando éramos niños. Ya puedo sentir sus brazos envolviéndome y su respiración en mi oído. ¡Y mi corazón ya se agitó con sólo pensar en él! Pero no le diré nada sobre mis sentimientos, sólo quiero estar a su lado, eso es suficiente para mí.
Me dirijo a mi sala, que queda en el segundo piso, esperando estar en el mismo curso que Leo, el primero medio A. Fuera del salón está un montón de chicos haciendo una fila, la profesora me mira y pregunta mi nombre, a lo cual respondo, sonríe y me dice que me forme porque vamos al gimnasio, a la ceremonia de inicio del año escolar. Recorro con la mirada a mis compañeros, pero no distingo a mi amigo entre ellos. Tal vez lo vea en el gimnasio.
Todos parecen simpáticos y conversan con soltura, incluso me preguntan algunas cosas, a las que vagamente respondo, por lo que no insisten demasiado. Siempre pasa lo mismo, soy muy malo relacionándome con las personas, de no ser por Leo, jamás habría sabido lo que es tener un amigo.
El gimnasio es grande, brillante, acogedor, y me hace sonreír. Sus colores son claros y tranquilizadores, casi todo en tonos blancos y cremas. Y es muy bullicioso, está repleto de estudiantes y maestros, conversando entre sí, mientras alguien prueba el micrófono sobre el escenario. Escucho murmullos que se elevan a mi espalda, y me giro para observar como nuevas filas se posicionan a mi derecha. Y al otro lado puedo verlo, es Leo, riéndose mientras habla con una chica. Escuchar nuevamente su risa, es algo que creí jamás volvería a hacer, y mi corazón se contrae en mi pecho de la alegría y emoción, puedo sentir cómo mis lágrimas presionan por salir, pero no puedo dejarlas, sería vergonzoso.
De repente se gira, perpendicular a mi posición, y sonríe ampliamente. Mi mundo se detiene y contengo la respiración.
—¡Hermano! –grita, extendiendo los brazos, sin moverse.
—¡Agh, Leo, me aprietas! –le responde el chico que corrió a su encuentro.
—Jajaja, bro, no seas exagerado, sabes que te gusta. Quién iba a pensar que llegarías tarde a tu primer día de clases como alumno grande.
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¡Date prisa y enamórate de mí! [PAUSADA]
RomanceAdrien es un chico común y corriente, amante del básquetbol y las mermeladas. Jamás se ha enamorado, y no es que tenga algo en contra del amor, simplemente no le ha llegado. Pero pronto reaparecerá en su vida un adorable chico dispuesto a ganarse su...