Especial Navidad

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Querido Santa:

No creo en ti, y si existieras no creerías en mí, así que me ahorraré todas las adulaciones a tu gordo personaje. La navidad me es completamente indiferente, nunca la he celebrado pero hoy, por primera vez en toda mi vida, quiero un regalo...

-¿Qué haces Isa, sigues con el ejercicio de lenguaje? Ya no importa, la profe se fue y no lo revisará, así que déjalo y salgamos a recreo antes de que se acabe. Odias quedarte en la sala, ¿no?

Adrien, intrigado por la concentración que el pelirrojo tenía al escribir en su cuaderno, se inclinó sobre su hombro para leer la carta. Solo para encontrarse con algo que definitivamente no quería saber.

...un regalo: tener a Adrien desnudo en mi cama, con una pose sexy, lujurioso, ardiendo de deseo por mí y dispuesto a complacerme hasta perder el conocimiento. Hacer el amor sin descanso y llegar juntos al orgasmo cada vez que lo hagamos. Que grite mi nombre agitado, entre excitantes quejidos lujuriosos que nos enciendan nuevamente. Y que lleve un collar de gato con cascabel, me diga "amo" y tenga una cinta de regalo colgando de su cuello.

Con amor (y mucho deseo),

Isaac.

A Adrien casi se le para el corazón (no lo otro) después de leer la dichosa carta. Toda la incredulidad y la lástima que había experimentado en un principio, al enterarse de que su adorable pelirrojo nunca celebró la navidad, se fueron a la mierda cuando leyó el verdadero propósito de ese texto. ¿Cómo se le ocurría pedirle algo así al Viejito Pascuero, alias Santa Clous en EE.UU.? Era un degenerado que pedía cosas obscenas en vez de amor o juguetes, o cualquier otra cosa que no fuera sexo.

-¡¿Qué?! -gritó cerca del oído del chico, entre indignado, enojado y estupefacto. Adrien simplemente no podía aceptar la sinceridad y lujuria de su enamorado.

Isaac permanecía estático a su lado, observando la reacción de su amado y analizando la situación. Por supuesto había escuchado cuando Adrien lo llamó en un principio, pero se hizo el desentendido para ver qué haría su gatito cuando supiera de su deseo. De momento, todo iba según sus predicciones.

-¿Cómo se te ocurre pedir eso?, ¡eres un maldito gremlin pervertido! ¡Eso jamás ocurri...!

Adrien se había detenido antes de terminar la frase: "jamás ocurrirá". ¿Realmente no pasaría cuando hace poco habían estado a punto de hacerlo? Incluso cuando, secreta y casi inconscientemente, lo deseaba. Obviamente no lo admitiría, pero tampoco podía negárselo a esos preciosos ojos color miel que lo miraban con atención y ternura.

Isa era un maldito gremlin porque siempre lo manipulaba de esa forma, y Adrien no podía resistirse.

-No pienso usar un collar de cascabel ni decirte "amo", no soy una puta mascota, y ni si te ocurra intentarlo después, o no haremos nada de eso -lo apuntó con su dedo de manera acusadora para transformar sus palabras en una sentencia irrevocable-. ¿Entendido, Isaac?

El aludido permanecía embelesado observando los ojos grises de su amado, su ceño levemente fruncido, sus finos labios apretados, su oscuro cabello cayéndole con gracia sobre su frente y su cuello; aquella piel que deseaba mordisquear y besar. Adrien no se había dado cuenta, pero el verdadero deseo de Is se estaba cumpliendo, su gatito estaba dispuesto a hacer el amor con él. No importaba la fecha, el lugar ni los accesorios, sólo quería tenerlo entre sus brazos y amarlo, amarlo con su cuerpo.

Asintió, esta era la primera vez desde que entró al colegio que Adrien lo llamaba por su nombre, y captó el hecho de que cada vez que se enojara con él diría su nombre y no su apodo, ese sería uno de sus hábitos como pareja. Estaba tan feliz que su sonrisa se le formaba sola en su rostro, cautivando al moreno, que comenzaba a sentir un calor invadiendo su cuerpo, tiñendo sus mejillas y acelerando los latidos de su corazón.

¡Date prisa y enamórate de mí! [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora