~~ Leonardo ~~
La fiesta era cada vez más vertiginosa. Música desenfrenada, luces de colores bombardeando la pista de baile, cuerpos sudorosos y atractivos contoneándose contra el mío, manos envolviéndome, bocas succionándome, y el mundo a mi alrededor girando sin cesar. Las risas explotaban a borbotones y el alcohol perfumaba el aire. Yo simplemente me embriagaba con este sabor a descontrol al que tan acostumbrado estoy, pero no podía disfrutarlo por completo.
Me alejé de la pista de baile, soltándome con dificultad de los brazos que me retenían. Esta sería una de esas noches lujuriosas en las que no dormiría, pero algo no me dejaba tranquilo. Estaba inquieto. Me acerqué a la barra y pedí cerveza. La más fría. Bebí con rapidez, quería emborracharme y olvidar esa preocupación, apagar al Leonardo normal y volverme un animal salvaje sin memoria. Pero no podía. Hoy no resultaba, ¡¿por qué?!
—Ya, eso es todo lo que tengo. ¿Me lo puedes dar?
—Pff...con eso te alcanza para la mitad.
...La mitad. No sé qué estará comprando, pero yo no me conformaría con la mitad. Para mí siempre ha sido "todo o nada", en todos los aspectos de mi vida. Por eso esta noche era tan frustrante.
—¡¿Qué?! ¡Oye es demasiado caro! No tengo más plata, ni que fuera oro...
—No es oro, pero esto es calidad, fina y pura. Tú sabes si lo quieres o no, nadie te obliga a nada.
—Oye imbécil, dame lo que me habías prometido. Dijiste que por cincuenta lucas me lo dabas.
¡¿Cincuenta lucas?! Ahueonado, ¿está comprando droga? Que imbécil, se hará mierda y derretirá sus neuronas. Las únicas drogas que deberían consumirse son el sexo y el alcohol. Por lo primero ni siquiera hay que pagar. Olvídate de eso hermano.
—Oye, oye, oye, ¿con quién crees que te estás metiendo? Cuidado.
Al parecer estos tipos se van a ir a los golpes. ¿Por qué los idiotas tienen que resolver sus asuntos dentro de la disco? Es odioso tener que escucharlos. Deberían largarse.
—Oigan ya vayan... –comienzo a reclamar cuando soy interrumpido por una voz profunda y extrañamente familiar.
—Basta. Este es el trato, cincuenta lucas por esta bolsita. Lo toman o lo dejan –su tono era imperioso y oscuro, hasta a mí se me pusieron los pelos de punta y se me heló la sangre.
—Mmm...Ya, acepto. Más les vale que sea buena –el tipo intentaba hacerse el machito, pero la voz le temblaba un poco. Luego escuché unos pasos y susurros alejarse y supe que la transacción había terminado.
Mierda. Esas cosas deberían hacerlas afuera, aquí la gente viene justamente a evadir sus problemas. Por su culpa ni siquiera puedo emborracharme con propiedad, vaciar mi mente y liberar mis impulsos. No entiendo por qué esta noche no me puedo divertirme y tener sexo con un extraño. Por alguna razón, ninguno de los que se me han ofrecido me satisface. Y ya le dejé bien en claro a mis ex amantes que no me repito el plato. Tal vez fue mi culpa, al venir a esta fiesta organizada por Miranda, mi ex de hace dos meses y presidenta del cuarto A. De hecho no pensaba aceptar su invitación, pero a último momento cambié de parecer. No sé por qué. Es obvio que él no vendría, si en cuatro años jamás se ha aparecido en una fiesta de alguien de su curso.
—¡Yujuuu! Cerramos el trato, ahora hay que celebrar, después de todo, estamos en una fiesta, ¿no?
Así que los compradores son amigos de Miranda. A lo mejor ni son de la escuela. Ahora que recuerdo, ella siempre quiso experimentar con drogas, por eso deben estar estos camellos* acá... Y por eso seguramente estoy aquí ahora. Aburriéndome a muerte.
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¡Date prisa y enamórate de mí! [PAUSADA]
RomanceAdrien es un chico común y corriente, amante del básquetbol y las mermeladas. Jamás se ha enamorado, y no es que tenga algo en contra del amor, simplemente no le ha llegado. Pero pronto reaparecerá en su vida un adorable chico dispuesto a ganarse su...