7. Mira, mira... Qué revelación

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~~Adrien~~

Aaahh... Todavía no puedo creer que ayer me pegara a Isa de forma, sobre todo porque me había propuesto alejarme de él lo más que pudiera.

Vaya determinación Adrien, si sigues así de seguro te convertirás en un graaan basquetbolista, incluso mejor que Michael Jordan. Claro, yo, el próximo Derrick Rose...

Esto es taaaaan triste... Pero... Me gusta. ¡Me gusta tener a Isa de esa forma! Me encanta sentir su cuerpo junto al mío, que me tome de la mano y entrelace nuestros dedos, que me mire con esos hermosos ojos que parecen faroles iluminando la noche, que me sonría de manera taaan tierna y angelical... ¡Tan duuuuuuulce! Que podría abalanzarme sobre él y comérmelo a besos... Esos labios tan suaves y exquisitos, más ricos que la mejor mermelada de frambuesa del mundo.

Pero no puedo decírselo. No. No puedo besarlo. No. ¡Es demasiado pronto! Quiero que me conquiste, que se esfuerce y me enamore de él todos los días de mi vida...

¡¿ACABO DE DECIR TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA?!

Demonios, eso es demasiado, incluso para el pervertido de Isa. Si se enterara de esto...  ¡Me dejaría por completo! ¡Se alejaría de mí y no volvería a tocarme! NI BESARME.

Rayos, ¿qué me pasa? Jamás había actuado de esta forma, ni mucho menos me había calentado la cabeza con algo más que no fuera el básquetbol... ¿Qué debo hacer?

—Adrien... ¿Podrías dejar de mirar la pared de esa forma? Es raro –me sacó de mis preocupaciones Isa, moviendo suavemente mi hombro. Y haciendo que me sonrojara.

—¿Q-qu-qué...? –pregunté nervioso, dando un Respingo y girándome a observarlo. A su tierno y apuesto rostro, una mezcla extrañamente seductora y cautivante. Que me ponía los nervios de punta.

—¿Te ocurre algo? –me preguntó Isa preocupado, tocando mi frente para ver si tenía fiebre–. Estás sonrojado –dijo y sonrió divertido.

Yo chasqueé la lengua y giré mi rostro a la ventana.

—De quién será la culpa... –reclamé en un murmuro que el nuevo alcanzó a escuchar, porque dejó escapar una risita.

—Bueno nenas, dejen el coquitilleo, es hora de salir a buscar unos bombones –nos dijo Leo, quien apareció de la nada, como de costumbre–. Ya saben, es el primer recreo... ¡LIBERTAD, LIBERTAD!... Muévanse ya, ¡lentejas!

Mi bro... Armando escándalo como siempre. ¿En verdad no se cansa de dar lástima? Además...¡¿qué acababa de decirme?!

—¡Oye! –le grité molesto, poniéndome de pie y parando a Isa tirándolo del brazo–. No te atrevas a insultarnos así de nuevo...

—En realidad eso no es insulto Adrien –me dijo con suavidad Isa, sujetándome del brazo para que no me abalanzara sobre mi bro. Pero, a pesar de que ya me tranquilicé...

—Tú no pierdes el tiempo, ¿verdad gremlin? –lo cuestioné un poco fastidiado, porque no me había soltado el brazo, es más, lo agarraba con más fuerza, aunque no la suficiente como para hacerme daño.

—No me llames gremlin –se quejó el pequeñín, inflando un poco sus cachetes [mejillas], como un niño.

¿Qué podía hacer contra eso? De todas formas, no dejaré de llamarlo así, porque de verdad es como Gizmo. Un dulce angelito que puede transformarse en un diablillo...

—Muy bien mis pequeños enamorados, salgamos de aquí para que tengan más privacidad –nos dijo la loca de Carla, tomándome del brazo y arrastrándome fuera de la sala. Había intentado separarnos, pero Isa se apegó más a mi cuerpo y no la dejó interponerse entre nosotros. Honestamente, no sabía si estar feliz o enojado por eso, así que preferí olvidarlo.

¡Date prisa y enamórate de mí! [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora