Capítulo 11: La muerte está en el aire.

74 8 1
                                    

Centro de Control Defensivo, Península Ibérica.

-Llevamos dos meses en Alerta máxima, con turnos triples y siempre atentos a los sistemas de detección de espacio profundo. Es hora de relajarnos, a partir de...-Enrique miró atentamente su reloj de bolsillo- ahora, cualquier cosa que se aproxime será detectada por la red de largo alcance, podemos relajar la situación... Oficial de Control, DEFCON 3.

Operación de máximo secreto Surveyor 1. Localización: Clasificada.

Aún recordaba ese momento, hace poco más de un año, en el que vio por primera vez esa canica azul, minutos antes de entrar en su atmósfera superior a alta velocidad... Desde entonces habían pasado tantas cosas... Había llorado a su familia, había dado gracias por estar viva, había prometido venganza y había suplicado perdón a su conciencia.

Ahora, tenía un nombre, un nombre terrestre, un trabajo, un trabajo extraterrestre y volvía a tener una tripulación...

Lo que habría dado el historiador de la nave por sobrevivir, simplemente para descubrir la localización del planeta natal, el mundo del cual la humanidad había surgido y desde el que había ocupado tres planetas habitables hacía más de 4000 años... Pero quizás se habría decepcionado, quizás habría descubierto que la humanidad no fue la responsable de aquello, sino que tal como nos dijeron los falsos amos, nos sembraron como mano de obra, como esclavos, para trabajar en entornos imposibles para ellos...

Ella, con un nombre que no significaba nada para los terrestres con los que convivía, un nombre al que había renunciado, ahora simplemente era Covadonga, una más, con un futuro clasificado, con un apellido clasificado, al igual que tantos otros dentro de las filas de las fuerzas de exploración y defensa de la Unión.

Ahora, por fin tenía una oportunidad, por fin, Enrique, su amigo, su benefactor, le había concedido un deseo, por fin obtendría, si quería, una pequeña venganza.

La misión Surveyor 1, como tantas otras misiones planeadas por Enrique, no era todo lo que relucía... Hoy se había finalizado la colocación del sistema de detección subespacial... Pero aún faltaba una cosa por colocar, tres dispositivos Némesis aguardaban en los hangares de lanzaderas de la Surveyor.

Se encontraban a un año luz del sol, colocando la última pieza del sistema, cuando dio la orden.

"Preparad impulsor relativista, propulsor izquierdo al máximo, todo avante al flanco, enfilad a coordenadas GJ-667C y preparad todos los sistemas de contramedidas y escaneo. Preparad los dispositivos Némesis para activación.

Vuelvo a casa."

Tres días después, el bulboso casco de la Surveyor 1 apareció en las cercanías de uno de los tres planetas potencialmente habitables que había en torno a la enana roja.

Ella tenía el corazón en un puño, su pequeña nave y su limitada tripulación de 15 personas habían viajado casi 20 años luz para descubrir el destino del planeta en que vivía más de la mitad de la especie humana. En unos pocos segundos, sabría la verdad.

Entretanto entró en el puente el antiguo ingeniero jefe de su antigua nave, la nave que los había salvado.

Se derrumbó en cuanto vio aquello. En cuanto no vio ninguna luz en el hemisferio nocturno del planeta.

-Está destruido. Todo está destruido, ya no hay nada.

-Eso no lo sabes, podrían no tener electricidad.

-Tampoco hemos detectado la baliza de ninguno de los tres mundos Covadonga, atacaron los otros dos simplemente por vicio, eran incompatibles con su organismo y también los han volado. Este era el único que querían.

-Lo sé, por supuesto que lo sé... Llama a nuestro médico, esta decisión no es solo mía, los tres supervivientes debemos votar. Esto significa borrón y cuenta nueva. Nunca volverá a ser nuestro, nunca podremos volver allí... Pero ellos tampoco.

-Me acaba de decir por el interfono que está a favor, hazlo ya.

"Hangares 1, 2 y 3, aquí la capitana. Prepárense para lanzamiento de los tres dispositivos."

"Recibido capitana, abriendo compuertas y soltando los dispositivos."

Tres cascos iguales de extraña forma salieron del interior de la Surveyor y después de que las puertas del hangar se cerraran tras ellas, activaron sus potentes propulsores y se dirigieron a toda velocidad hacia el planeta.

-Capitana, usted es la que más conocimientos posee... ¿Cuáles son los lugares donde podrían estar sus principales centros de población y de producción?

-Esas alimañas usan nuestra vieja infraestructura siempre que pueden, aquí-envió 45 coordenadas al sistema de fijación de blancos de los tres dispositivos, que ya funcionaban de manera autosuficiente.

-Los dispositivos confirman la recepción de los blancos, están listos, piden orden de confirmación final.

-Ya he enviado los códigos-contestó ella, con voz impasible.

Los tres dispositivos entraban 10 minutos después en la atmósfera a toda velocidad, hasta ese momento, habían sido invisibles a cualquier sensor. Ahora, con sus fuentes de poder activas y resplandeciendo como un meteoro, comenzaban a perfilarse como la muerte que se aproximaba.

En cuanto los sensores detectaron suficiente aire, los colectores se abrieron, el aire comenzó a entrar a toda velocidad en el reactor nuclear que impulsaba a los tres aparatos, solo para salir por su parte trasera mucho más rápido, caliente y, por supuesto, radiactivo.

Al llegar a la altitud de crucero, los tres dispositivos se separaron, cada uno tomó una dirección distinta, hacia uno de los tres continentes, comenzando ya a precalentar las armas secundarias.

Cuando alcanzaron la costa, se situaron por debajo de los 3000 metros, a esa altura y a esa velocidad, el ser vivo que no muriera por la onda de choque, lo haría por la radiación.

Y entonces, comenzaron a soltar las bombas de hidrógeno.

Ella ya había visto suficiente. Ya estaba hecho. Ni ella ni sus hijos ni los hijos de sus hijos volverían a pisar, como cualquier otro ser vivo, la superficie de su mundo.

Todo esto se retransmitía por el subespacio a un despacho en el CLE, desde el cual, Enrique se volvió a plantear si los seres humanos, no somos, en efecto, la forma que tiene la vida de cometer suicidio.

La Jaula de EinsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora