Capítulo 4

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Por suerte para Enrique y sus planes, la cúpula militar no era tan estúpida como él pensaba, ni se les pasó por la cabeza disparar a los satélites enemigos en órbita…

Pero la situación era grave en otro sentido.

La Flotilla del portaaviones John F. Kennedy había fondeado frente a Taiwán y otros 3 portaaviones se dirigían a aguas territoriales chinas… Rusia ya había puesto en ruta a uno de sus tres portaaviones, el Almirante Kuznetsov II…

Europa… Europa era otro cantar. Se pasaron horas debatiendo si mandar ayuda o no en el habitual contexto de consenso de sus líderes (no ponerse nunca de acuerdo).

Enrique estaba muy preocupado debido a que todas las potencias involucradas poseían armas nucleares…

“Pero no, no puedo pensar en eso, debo pensar que eso lo tiene que solucionar otro y centrarme yo en el problema del asteroide…”-se dijo a sí mismo.

“Y por suerte, Europa y Rusia tienen las estaciones Polyus 2 en órbita, preparadas para interceptar”.

Su despacho no era el despacho corriente de un funcionario… En una pared tenía una gran pantalla plana que le permitía ver cualquier archivo disponible en los ficheros de alta densidad del complejo. Al otro lado, tenía una ventana panorámica para admirar el paisaje… En su escritorio, sin embargo, poseía un dispositivo de alta tecnología diseñado para entrar en contacto con el satélite UMBRA-1, que en teoría sufrió un fallo tras su lanzamiento… En teoría.

El UMBRA-1 estaba diseñado en secreto para poder enviar datos a la Prometheus Réquiem tras el fallo de la antena. Y ahora mismo Enrique esperaba bastante preocupado a que Herbie confirmara la recepción del paquete de datos…

Sus ingenieros informáticos se estuvieron devanando la cabeza durante días para encontrar una solución al problema de Herbie… Finalmente decidieron que lo mejor sería colocar la nave en órbita sobre Marte con los sistemas anti-radiación activados y desactivar el reactor nuclear de la Prometheus Réquiem… El problema es que eso quiere decir que Herbie tiene que ser apagado para ahorrar energía… Al menos hasta que llegue la Aurora, dentro de tres largos meses para John y Lynda.

Prometheus Réquiem.

Lynda estaba desconcertada… Y feliz aunque aterrada al mismo tiempo.

Se miró al espejo. Estaba igual. Su largo cabello rojizo y sus intrigantes ojos verdes seguían estando igual que cuando partió de la Tierra… la baja gravedad a bordo de la nave había actuado como un tratamiento anti-envejecimiento… Por desgracia Lynda era médica y sabía que había que aumentar la gravedad al nivel de la Tierra cuanto antes…

Ah, sí y tenía que decírselo a John.

Mientras tanto, Herbie la miraba desde el monitor de su camarote… En estos momentos estaba experimentando el equivalente de la tristeza… Esperaba que lo despertaran antes de que fueran uno más a bordo de la nave.

John estaba tranquilo, en la cubierta de observación, en la zona de 0g de la nave, contemplando el planeta que giraba bajo ellos.

Sus sentimientos no eran tan contradictorios como los de ella. Él solo podía pensar en una cosa: iba a ser padre. Todo lo demás dejó de tener importancia.

Todos estos pensamientos se mezclaban con una tristeza en segundo plano, porque él ya sabía que Herbie iba a entrar en hibernación. Mientras pensaba esto, acariciaba la barriga de Lynda, mitigando esta tristeza…

-Estoy enamorado de la mujer más maravillosa del mundo, ¿lo sabías?

-¿De este mundo?-dijo mientras señalaba abajo-Por supuesto que sí, no hay más-dijo mientras sonreía.

-Sabes exactamente a lo que me refiero.

No le dio tiempo a responder, rápidamente la atrajo hacia así y la besó.

“Me da igual todo”, pensó John. “Que le den a mi mujer… Los dos sabíamos que era un matrimonio de conveniencia… Pero por esta, por esta iría al fin de este mundo… O de cualquier otro.”

Terminó de besarla, la abrazó y por fin pronunció esas dos palabras, las dos palabras más deseadas por Lynda.

-Cásate conmigo.

Ella iba a contestarle, cuando una llamada de emergencia desató el caos en la nave.

Centro de Lanzamiento Espacial.

-¡Hemos detectado misiles balísticos intercontinentales!-gritó Andrea a la puerta del despacho de su padre-¡Rumbo 280 marca 3, velocidad 3 kilómetros por segundo y acelerando!

-¿Cuál es el destino? ¿A dónde se dirigen?-preguntó Enrique mientras se despertaba rápidamente de su siesta.

-Moscú, Londres, Pekín y París. Han sido lanzados desde 16 silos distintos repartidos por Estados Unidos.

-¿La defensa espacial?

-Fuera de línea por un pulso electromagnético.

-Mierda. Puede que Pekín quede a su suerte, esperemos que China tenga algún sistema de intercepción potente…. Preparad los Marauder.

Tres planchas de hormigón al este del complejo de al menos 40 metros de ancho y sesenta de largo se dividieron por la mitad y desparecieron a los lados. Una enorme cavidad quedó al descubierto… Y una extraña máquina surgió del agujero.

-Apuntad a los misiles-ordenó Enrique- priorizad los que antes lleguen a su objetivo. Preparad modo de múltiple descarga.

Los gigantescos cañones de raíl rotaron 90 grados, apuntando al nordeste y se activaron, más de 2 veces cada uno, lanzando unos proyectiles que no tardaron en desaparecer de la vista.

Tras esto, dos apuntaron hacia el norte y otro giró levemente, para disparar 3 salvas más cada uno… Tras lo cual volvieron a replegarse.

-Papá… ¿Qué ha sido eso?

-¿Cómo crees que conseguí los fondos para construir este complejo, Andrea?

-Fondos de Investigación y desarrollo, ¿no?

-Los cojones. El 56% de los fondos vienen de Defensa de la Unión. Este sitio era la tapadera perfecta para esconder esos tres aparatitos… Cañones de Raíl para intercepción de misiles. Cobertura total en un radio de 8600 kilómetros… Pero aún no has llegado a lo importante, Andrea.

Los ojos de Andrea se abrieron desmesuradamente.

-Estamos en guerra.

-No solo eso, Andrea, puede que esta sea la Segunda Guerra Nuclear de la historia.

Enrique volvió a entrar en su despacho, cerró la puerta con llave y entró en contacto con el Comando central de Operaciones de la Unión Ruso-Europea, en Bélgica.

-Los misiles han sido derribados. ¿Eran nucleares?

-Por supuesto,-respondió un general de alto rango.

-Espero que obren en consecuencia, caballeros… La constelación GLONASS v2 está en espera.

-Ejecute-ordenó una persona que ocultaba su rostro en la sombra.

-Tiene autorización para despliegue total, Mariscal Gómez.

“Cuanto hacía que no oía ese nombre” pensó Enrique. A continuación hizo el clásico saludo militar y cortó la comunicación.

Andrea vio a su padre salir de su despacho… ¿Vestido como un militar?

-Este complejo queda bajo control de las fuerzas de Auto Defensa Estratégica de la Unión. Entren en contacto con la estación repetidora de Canarias e inicien el protocolo “CAOS2290” en el satélite Glonass 2 que esté al alcance. Fijen como coordenadas “PATRÓN 281”.

A continuación entren en contacto con el satélite de posicionamiento Global Galileo número 8. Que inicien el procedimiento “INMOLACIÓN”, objetivo “PATRÓN WDC”.

En la pantalla del centro empezaron a destacarse como puntos en rojo más de 10 de las bases militares más importantes de los estados unidos.

En naranja, Washington DC aparecía señalada, con las letras “objetivo adquirido, dispositivo H activado, 20 horas 32 minutos para la detonación”.

La Jaula de EinsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora