12. Recuerdos

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Al salir encuentro el muñeco que use anoche, le doy una última mirada a Dinamy y me acerco para entrenar. Comienzo a atacar con el cuchillo hasta que escucho una voz detrás de mi.

-Hola, espero que no tenga que sufrir tu ataque de nuevo, querida prima- Faneia se encuentra detras de mi, la venda de su brazo esta manchada con un poco de sangre.
-Lo lamento.
Ella sonrie -Tranquila, creo que yo sola me lo busque al atacarte

-Tal vez tengas razón- vuelvo a arrojar el cuchillo como lo hice anoche y se vuelve a clavar en su cabeza.
Ella suelta una risa y señala el cuchillo -Buen tiro, estare entrenando con ustedes, creo que correra con mala suerte quien deba enfrentarte este día.
-Si, tal vez.

Comienza a darme satisfacción saber que puedo protegerme con el temor de los otros. Los entrenamientos y los estudios terminan, y me dirijo hacia la casa de anexarad pera decirle lo que ocurrio ayer.
Cuando le digo lo que paso parece estar muy sorprendida.

-... y que harás?
-No lo se, cumpliré mi promesa y me mantendré alejada, creo.
-Fui una de las primeras en saber de tu parte demonio y creo que si es un poco intimidante, no todos lo pueden llevar muy bien.
-Tal vez. Igual podria usar ese temor que tiene cuando lo llegara a necesitar.
-En verdad? No creo que debas jugar con su miedo, eso puede hacer cualquier tipo de cosas.
-Lo usaria solo como emergencia. -Esta bien, pero creo que no seria conveniente.

Despues de un rato, decido irme y volver al bosque.
Llego al claro y me dejo caer en el agua. Mi mente se llena de imágenes aterradoras de la última vez que mi sangre de demonio se descontroló. El recuerdo de lo que fue llena mi mente. Mi cuerpo comenzaba a arderme y me sentia furiosa e intranquila, mi madre me había encadenado para evitar lastimar a alguien, solo deseaba hacerles pagar por haberme hecho todo ese daño. Mis hermanos me dijeron que no paraba de gritar y era algo muy parecido a gruñidos. Mis ojos se volvian negros y no dejaba de tener una sonrisa de satisfacción al ver el sufrimiento en los otros.
Sacudo la cabeza para intentar distraer mi mente de esos recuerdos. Salgo a respirar y siento el frio correr por mi piel. Me acerco a la orilla y me siento en donde el agua pueda alcanzarme.

StellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora