Llegamos a la celda donde me quedare y comienzan a poner las cadenas en mi. Las ponen muy apretadas para que con el movimiento me hagan heridas, ellos cierran la puerta y se marchan. Me siento en el piso y solo pienso en la imagen del demonio, me lo imagino encadenado como yo y pienso en la parte que soy como el.
Comienza a amanecer y escucho que alguien se acerca. Me asomo y veo por la pequeña ventana a Faneia.
-Continúan encadenandote como castigo? Ahora que hiciste?
-Por hablar de más y ser imprudente... Por que tenias que decirle que era un demonio?
-Era necesario, que era lo que querias? Ocultarlo toda tu vida y seguir fingiendo? No puedes escapar de ello.
-Para ti es facil decirlo, tienes tu sangre completa. No eres un demonio.
-Así es, no soy un demonio, solo un maldito ángel puro! Nadie es feliz con la forma que toca vivir. Quisiera tener el poder que tu posees y lo único que haces es reprimirlo y ocultarlo! Podrias acabar con la vida de todos y solo te contienes.
-Que quieres que haga? Que mate a todos? o que use esto para que me mantengan encerrada el resto de mi vida?!
-Da igual, solo usa esa maldita sangre de demonio que tienes! Eres mestiza, tienes diferentes habilidades que las de tus hermanos. Tu sangre de demonio es más fuerte, usala!Solo guardo silencio y Faneia parece estar muy molesta. Me aparto de la ventana, me siento de nuevo y ella al ver eso, solo me lanza una mirada de odio y se marcha.
Llega la noche y logro ver la luna a través de una ventana en el muro, siento el metal frio y la sangre correr en mis muñecas y tobillos.
Recuerdo el canto del cuervo, como me hizo olvidarme de todo y comienzo a cantar una canción de cuna que cantaban las madres a sus hijos.Pasan los 2 días y Elpizod llega a sacarme, llego a mi cuarto, me doy un baño y me cambio de ropa. Las muñecas y los tobillos me arden, me trato las heridas y me quedo dormida.
Al despertar aún es muy tarde, pienso en el cuervo que encontré en el claro por primera vez, salgo de mi cuarto y me dirijo hacia el.Al llegar intento buscarlo pero no hay nada y me siento en el agua con la esperanza de que llegue. Después de un rato comienzo a cantar la canción de cuna y parece como si todo se hubiera detenido.
Después de un rato veo salir al cuervo de entre los árboles. Se acerca y me mira. Comienza a pasar sus plumas por las vendas que tengo en las muñecas, le acaricio el pecho y siento las cicatrices de las heridas que tenia cuando lo vi.
Pasa el tiempo y el silencio llena mi mente de imágenes del demonio que vi y el pensar en mi como un monstruo vengativo y sanguinario. Me acuesto en el prado y me doy por vencida, dejo que mis pensamientos me lleven y me abruma el recordar que soy como el aunque lo intente ocultar.
El tiempo pasa y me quedo dormida.
Me despierto de golpe al escuchar unos gruñidos y del otro lado del lago logro ver al mismo demonio, aun sujetando las heridas que le hice. El cuervo se queda quieto, solamente observandolo hasta que sale volando al bosque.
Saco el cuchillo que llevo en la cintura y me quedo lo más quieta posible. Parece que aun no me ve y se acerca al agua para lavarse las heridas que le hice.