Capítulo 12: Compañía inoportuna

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Hace tan solo 10 minutos, el Gran Salón estaba completamente tranquilo, con todo el mundo prestando atención a las palabras de mi madre; ahora mismo, es un campo de batalla.

Si el lugar estaba llenos antes, ahora estaba repleto de personas. No estoy seguro de que es lo que esperaba en una situación como esta, pues realmente nunca se cruzó por mi cabeza que algo así pudiera pasar. Claro, imagine muchas veces como habrán sido los ataques que se presentaron al palacio en épocas anteriores, incluso en el tiempo en que mi madre era princesa, pero en la era de paz que vivimos, nunca llegue a considerarlo. Probablemente debería replantearme el concepto de "era de paz".

Y fuera lo que fuera, que en mi cabeza creí que podría pasar, sin duda alguna no se asemejaba a lo que mis ojos presenciaban. Nunca, jamás, ni en mis más locos sueños, pensé que vería a Markises y Marksinnas de renombre, recogerse las mangas y ponerse a la par de los rastreadores presentes, para enfrentarse a los invasores, menos aún ¡A mis padres los reyes!

Sí, sí, ya sé que no es la primera vez que tienen que pelear, y que también le han insistido a todo el reino fortalecer sus poderes para aprender a defenderse por sí mismos, pero una cosa es que te cuenten los hechos y otra muy diferente es presenciarlo en carne y hueso.

Al fijarme en los inquilinos, note que son personas realmente feas, con grandes ojos y cabezas desproporcionadas,  también son muy altos, por lo cual, haciendo cuentas, solo se puede tratar de un ataque Omte. Justo en el día en que se discutía como llegar a la paz con ellos, deciden hacernos una cordial visita. ¡Pero que oportunos!

Una gran ráfaga de aire, azoto el salón, y supe inmediatamente que se trataba de la tía Willa haciendo su parte, Laris había creado un arco de fuego, y Lindsay, a quien creí que encontraría acurrucada y escondida, estaba literalmente lanzando bolas de fuego junto a ella. En un rincón Bain derriba a quien se le acercara con grandes olas de agua que ni idea de donde había sacado, mientras Tove lanzaba cosas por el aire como proyectiles, cuando se quedo sin cosas que lanzar, opto por usar personas -de los malos, por supuesto- aunque no puedo decir con seguridad si quien lo hacía era él o mi madre, ya que ambos tienen el mismo poder. Los demás con poderes los usaban también, mientras que los rastreadores luchaban cuerpo a cuerpo, como papá, con la leve diferencia de que él lograba mandarlos a volar hasta el otro lado del salón con  un solo puño.

- ¡Oliver, reacciona! –me gritó, sacándome de mi trance, al tiempo que tomaba entre sus manos la cabeza de un sujeto, forzándolo a mirarlo fijamente y haciendo que se desmayara.

Sentí una mano en mi espalda y me gire bruscamente, para encontrar a mi hermanita con los ojos muy abiertos y llenos de lágrimas que no se atrevía a derramar. Verla así, me hizo entrar en acción: sin pensarlo dos veces, la levante en brazos y forme un campo de fuerza a nuestro alrededor para protegernos de objetos voladores o de cualquiera que quisiera acercarse; corrí directamente hacia donde se encontraban Hanna y Liam luchando con un par de hombres.

Al acercarme a ellos, deja caer la barrera para poder poner toda mi concentración en sus contrincantes. Estos rápidamente los soltaron y cayeron al suelo doblándose de dolor. Los hermanos Holmes voltearon a mirarme, sujeté con fuerza el hombro de Liam para asegurarme de tener toda su atención.

- ¿Conoces el refugio secreto?

Asintió sin decir palabra.

- Llévala allí –le dije poniendo a Ella entre sus brazos-. No. Permitas. Qué. Nadie. La. Toque. ¿Entendido?

- ¡Sí, señor! –exclamó cual soldado.

- Bien –lo solté-. Ahora. ¡Corre! –le apremié, dándole un ligero empujón.

Los seguí con la mirada para asegurarme que nadie iba tras ellos, me voltee y vi la sonrisa que Hanna me ofrecía.

- ¿Confías en mi hermano, un rastreador sin experiencia?

- Confió en que tu padre lo entreno tan bien como a ti... -hice una pausa y suspire-. Y sé que no permitirá que nada le pase a Ella.

- En eso no te equivocas –me aseguró.

Baje la vista hacia los hombres que yacían en el suelo, y me gire para ver como los demás seguían peleando, los Omte no nos superaban mucho en número, pero sí estaban resistiendo bastante.

- ¿Lista? –le pregunté a Hanna, aparentando una seguridad que en realidad no tenia. 

- Cúbreme la espalda –contesto a su vez, antes de que ambos nos lanzáramos contra un grupo que estaba rodeando a Bain.

Al principio intenté golpear a unos cuantos sujetos a la antigua "a puño limpio", pero aun con mi fuerza superior, pude notar que estos tipos también tenían un gran físico, por lo cual empecé a usar la psicoquinesis, causando que se retorcieran de dolor e inhabilitándolos para luchar.

Lamentablemente los rastreadores no contaban con la misma opción que yo, ellos tenían que pelear con sus propias manos, contra seres naturalmente superiores en fuerza y resistencia. Y a pesar de que procure mantenerme cerca de Hanna, para ayudarla, no podía decir que los demás corrieran con igual suerte, pues entre el grupo de Omtes que estaban tirados y derrotados en el suelo, también pude ver a unos cuantos de nuestros guardias gravemente lastimados.

Un Cuento TrylleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora