Capítulo 17: Sentimientos

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Estaba demasiado enojado y confundido como para ir casa, por lo cual preferí quedarme tumbado sobre la húmeda roca, a admirar el firmamento que hoy parecía excepcionalmente brillante.

No tengo ganas de pensar en nada, solo quiero mirar las estrellas y tratar de entender la forma que alguien dijo que tienen las constelaciones, pero que yo nunca logro entender, creo que no tengo suficiente imaginación.

Entre más intento concentrarme en nada, más se llena mi cabeza de todo tipo de ideas, recuerdos y pensamientos molesto ¿Por qué nadie invento un botón de apagado para la mente? ¡Ni siquiera soy capaz de quedarme dormido! Toda la tranquilidad que sentía hace un rato, se esfumo por completo.

- Tenía razón, aquí estas –escuche una serena voz tras de mí.

- ¿Finn? –pregunté, a lo que me giraba para mirarlo.

¡Genial! Lo que me faltaba, se va la hija, llega el padre ¿También querrá golpearme?

- ¿Qué haces aquí? –me preguntó.

- Iba a preguntarte lo mismo, es mi lugar para estar tranquilo. ¿Por qué estás tú aquí?

- Tus padres me mandaron a buscarte, ya es tarde y no aparecías, empezaron a preocuparse.

- Sí, claro, lo que quieren es regañarme por la broma, con lo borrachos que estaban nadie puede preocuparse por nada.

- En parte es cierto, es tan un tanto pasados de copas, pero si se preocupan por ti, por eso estoy aquí.

- ¿Cómo es que me encontraste? ¿No estabas borracho también? ¿Me rastreaste?

- No fue necesario, en realidad no tome más de dos copas, alguien tiene que permanecer sobrio por el bien de los demás.

- Claro, ese es tu trabajo –dije sarcásticamente, rodando los ojos-. Eso no explica cómo me encontraste. ¿Mamá te lo dijo?

- Tampoco, pero sé que ella solía traerte aquí cuando eras pequeño, supuse que al igual que a mí, te gustaría venir a este lugar para alejarte de lo demás.

- ¿Tú también vienes aquí seguido? ¡Y yo que pensaba que era un lugar secreto! –estaba más molesto de lo que debería, y por alguna razón decidí desquitarme con él.

- Probablemente no vengo tanto como Hanna o tú, pero si me gusta pasarme de vez en cuando –aclaró-. Pero si es secreto, o bueno, lo era cuando se lo mostré a tu madre por primera vez.

- ¿Tú se lo enseñaste? –ahora si estaba sorprendido.

Asintió. – Quise mostrarle todo el reino que pronto seria suyo.

- Ya veo... bueno será mejor que vaya al palacio de una vez... -me puse en pie, y me dispuse a irme, ya no sabía que más decir, y empezaba a sentirme incómodo.

- Espera un momento –dijo Finn interponiéndose en mi camino.

- ¿Quieres regañarme tú también por la inofensiva broma?

- Eso no me corresponde, yo tengo que encargarme de Hanna –hizo una pausa-. Es de ella de quien quiero hablarte.

Me quede helado.

- ¿Qué... que pasa con ella? –intente disimular mi incomodidad.

- Cuando venía para acá, me la encontré en el camino, parecía molesta y triste... pero no quiso decirme él porque.

Deje salir un suspiro de alivio, no sé bien que fue lo que tanto le molesto a Hanna, pero fuese lo que fuese, no me agradaría si alguien se enterara del beso, podrían malinterpretar la situación.

- Pero no era necesario que me lo dijera, conozco a mi hija, y verte aquí confirmo mis sospechas.

- ¿A qué te refieres? –pregunté confundido.

- Te dijo lo que siente por ti, y tú la rechazaste ¿no es así?

Abrí los ojos como platos.

- ¿Qué? ¿Lo que siente por mí? ¿De que estas hablando?

Finn apretó los dientes y se llevó las manos a la cara, frustrado.

- ¿No te ha dicho nada?

- ¡Si te estoy diciendo que no sé de qué hablas! –espeté.

- Creo que hablé más de la cuenta –suspiró-. Supongo que será mejor aclarar las cosas de una vez antes de que termine peor...

Me quede mirándolo fijamente a la espera de una explicación.

- No sé qué fue lo que paso entonces para que Hanna estuviera tan disgustada, pero sé que tuvo que ver contigo Oliver. Tú y mi hija han sido muy buenos amigos desde pequeños, y supuse desde un principio que terminaría enamorándose de ti, eso es lo que pasa.

- ¿Yo le gusto a Hanna? –esto sí que era una sorpresa.

Asintió solemnemente.

- Ay no... -ahora fui yo quien se golpeó la frente.

Si lo que Finn dice es cierto, y mi amiga tiene esos sentimientos por mí, obviamente se enojó cunado la bese y después hice ese estúpido comentario que pensé serviría para que todo volviera a la normalidad.

Ya entiendo porque me golpeo tan fuerte ¡debe odiarme! Tiene razón, soy un imbécil por no haberlo notado, pero es que ella nunca me dijo nada, y siempre hemos sido amigos. ¡Hasta hoy nunca la había visto como una chica! Y aun así eso no cambiaba las cosas, yo quiero a Abigail y sé que ella me quiere a mí, Hanna y yo no podemos ser nada.

No porque haya una regla que lo prohíba, eso se acabó, es simplemente porque yo no puedo corresponder a sus sentimientos, y en este momento me siento como una completa basura por ello. Ahora de verdad no sé qué voy a hacer, no quiero perder a mi mejor amiga.

- Oliver, necesito que me hagas dos favores -dijo Finn seriamente, captando de nuevo mi atención.

Levanté la vista.

- No sé qué fue lo que pasó hace un rato entre ustedes, y tampoco quiero saber, no es mi problema, pero te voy a pedir que hables con ella e intentes arreglar las cosas, se lo mucho que ella te aprecia y que sin importar cuales sean tus sentimientos, no querrá que las cosas terminen mal entre ustedes, y supongo que tu estarás igual.

- Así es –acepté.

- Bien, y tendré que pedirte algo más –se rasco la cabeza como si algo lo inquietara y siguió-. Lo que recién te dije, Hanna no me perdonara si sabe que te enteraste por mí, no quiero tener problemas con ella, te agradecería que guardaras el secreto.

- No te preocupes, lo haré –asentí, y me dispuse a bajar.

- Una cosa más –me detuvo-. No conozco cuáles son tus intenciones con mi hija, ya sea seguir como amigos, o avanzar a algo más, pero sin importar lo que sea, más te vale que andes con cuidado, porque si lastimas a mi pequeña, no dudare en jugarme mi puesto como rastreador en jefe para darle su merecido al chico que la lastime, aún si se trata del mismísimo Príncipe ¿entendido?

- Sí, señor –me apresura a contestar, un tanto intimidado por lo que me acaba de decir. Si hablamos de fuerza, seguramente yo podré superarlo sin problemas, pero algo en la forma en que lo dijo, logro amedrentarme, tendré que ir con cuidado. De todas formas Hanna es mi amiga, la única que tengo, y no pienso dejar que las cosas se arruinen entre nosotros.

Ella es la única persona en la que puedo confiar, que me entiende, con quien puedo ser yo mismo, Oliver simplemente, no tengo que actuar formalmente como de la realeza cuando estoy con ella, ni tampoco tengo que impresionarla, pues ya me conoce tal y como soy... Okey, creo que ya dije demasiado de lo que pienso de ella, tampoco es como si me gustara, solo somos buenos amigos, y eso es todo lo que será.

Mañana mismo a primera hora, iré a buscarla para aclarar las cosas.



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