Capítulo 2: Una clase de historia

253 13 2
                                    

La Srta. West se quedó un par de minutos sumida en sus pensamientos, y luego volteó a mirarme.

- Bueno, creo que será mejor que empecemos de una vez.

Me senté en el escritorio que estaba frente al sofá donde ella se encontraba, con el libro sobre las piernas.

- Así que... ¿qué voy a aprender hoy?

- Bueno, los últimos días hemos estado repasando las antiguas guerras de los Trylle contra las demás tribus -dijo con tono pensativo-. Y por supuesto la mayoría de estas fueron contra los Vittra. "Ya estudiamos la guerra del largo invierno, y otros pequeños percances de menor grado -siguió pasando las hojas del libro-. Muy bien, entonces solo nos queda la batalla final, que dio lugar a la paz más duradera que ha tenido el reino en siglos."

- 17 años -murmuré.

- Así es,hace más de 17 años, los Vittra estaban gobernados por el Rey Oren Elsing, tu abuelo -aclaró, dándome una rápida mirada-. Estaba empeñado en tener total dominio sobre su hija y única heredera de ambos reinos, tanto Trylle como Vittra, por lo cual empezó a atacar a los changelling  y a otras tribus Trylle fuera de Förening.

- ¿Porque el rey no atacaba a Förening? Era aquí donde estaba mi madre ¿No es así?

- Sí, así es -se acomodó en el sofá-. Pero el entonces Markis Vittra Staad, había ingresado en el complejo para raptar a la princesa Wendy y llevarla ante el rey.

"Más fue sometido por los rastreadores. Y se le mantuvo encerrado por la Reina Elora, en una habitación de huéspedes, hasta que se hizo el acuerdo donde los Vittra aceptaban dejar de atacar Förening, a cambio de devolverles al Markis con vida."

- ¿Papá intentó secuestrar a mamá? -había oído hablar un poco sobre aquella guerra que mi madre había protagonizado, pero sin duda han dejado muchos detalles por fuera de la historia.

- Eh... Sí, no estoy al tanto de los detalles, pero creo que fue así como se conocieron los reyes.

Mi maestra arrugó la nariz, aparentemente disgustada por no saber la historia completa, pero claro, aquellos eran detalles de la vida personal de mis padres.

- ¿Bueno, donde me quedé...? -levantó la vista al techo, intentando recordar-. ¡Ah, sí!

"Ante la inminente amenaza de ataques, los en aquel entonces Reyes Kroner, con ayuda del ejercito rastreadores y algunos Markises y Marksinnas voluntarios, encabezaron el ataque contra el palacio Vittra en Ondarike..."

- Oh... Espera, espera, espera -me levanté de mi silla sacudiendo la cabeza, anonadado-. Acaso dijiste "Reyes Kroner"?

- Si, en ese entonces tu madre recién se había convertido en reina tras la muerte de tu abuela, la reina Elora, y estaba casada con el Markis Kroner -la Srta. West me miró extrañada, como si fuera algo obvio.

- Markis Kroner -repetí lentamente-. ¿Te refieres al tío Tove?

Asintió.

- ¡Pero... él es gay! -grité exasperado, no entendía que estaba pasando ¿Cómo podía ser que Tove, mío tío Tove el que ha estado conmigo toda la vida, sea el ex-esposo de mi madre? Y peor aún, ¡que yo no lo supiera!

Mi maestra abrió los ojos como platos ante mi exclamación, pero se recompuso rápidamente.

- No creo que sea apropiado para un príncipe expresarse de esa manera -hizo una pequeña pausa y verifico sus notas-. Pero estoy segura de que no hay ningún error en la información, ellos se casaron tan pronto la princesa Wendy hubo cumplido sus 18 años.

- ¡No me importan los modales! -golpeé mi libro con gran estrépito contra la mesa-. ¿Cómo es posible que en 17 años nunca nadie me dijera nada de esto?

La mujer intentó responder, pero no le di tiempo, empujé la silla en la cual había estado sentado, y salí del salón hecho una furia, directamente al estudio donde seguramente mis padres me esperaban para hablar sobre lo ocurrido hoy en la escuela y reprochármelo. Pero esta vez yo también tenía algunas cosas que decirles a ellos.

Entre en la habitación con ímpetu, y las puertas se golpearon contra las paredes con gran fuerza -en ocasiones, cuando estaba de mal humor -como ahora- la fuerza se me salía de control- me planté en la entrada.

En el lugar se encontraban mis padres, Duncan, Finn, Bain y Tove, discutiendo sobre algún tema importante. Tan pronto como me vieron, la conversación se acabó y ahora tenía 6 pares de ojos fijos en mí. No permití que me intimidaran. 

- ¡Oliver! -exclamo mi padre poniéndose en pie rápidamente y dándome una mirada feroz-. ¿Que se supone que significa esto? ¿Cómo se te ocurre entrar de esa manera...?

- ¿Y cuándo planeaban decírmelo? -lo interrumpí, mirándolo con igual fiereza.

Probablemente el tema no era para tanto, pero por alguna razón me molesto mucho el enterarme de algo como eso por parte de mi profesora y no de mis padres, es decir, soy el príncipe, se supone que un día gobernaré el reino ¿Y ni siquiera conozco la historia completa de como todo ocurrió?

- ¿De que estas hablando? -increpó papá, con voz más calmada pero con la misma expresión de desacuerdo.

- Que tú...- lo señalé-. Que mamá... ella y Tove... Ellos fueron... ¡Que estuvieron casados! -deje salir de una sola vez con frustración, mirándolos alternadamente sin poder creerlo aún.

Papá levanto las cejas y una pequeña mueca burlona se formó en la comisura de su boca, volteó a ver a mi madre, quien a su vez intercambiaba una mirada confusa con Tove. Mientras que Duncan, Finn y Bain parecían divertirse tanto con la idea como mi padre, aunque ellos hacían un mejor trabajo disimulándolo.

- ¿Te parece que es justificable todo este alboroto por un tema como ese? -mamá se puso en pie elegantemente y me miro de arriba abajo escrutando mi rostro-. Finn ¿Serias tan amable de decirle a las criadas que preparen la mesa? -preguntó sin apartar sus ojos de mi. El jefe de los rastreadores asintió, hizo una ligera reverencia y salió del lugar.

- Iré con ellos, probablemente necesiten ayuda con tantos platos -agrego Bain, en una surte de excusa para salir del lugar-. Vamos Duncan -hizo un gesto con la cabeza hacia la salida, Duncan lo captó y lo siguió cojeando levemente.

Los seguí con la mirada por un momento, y luego volví mi atención nuevamente a mi padre.

- Ellos se casaron -miré rápidamente a mamá y a Tove-. ¿Y tú lo permitiste? ¿Así sin más?

- Hay cosas que no se pueden controlar -se encogió de hombros-. Obviamente no quería que Wendy se casara con alguien más, pero en ese momento no éramos tan cercanos.

"Además yo era un Markis Vittra y recién se me había otorgado la amnistía, tuve suerte de al menos poder presentarme a la fiesta -aparentemente recordó algo agradable, pues sonrió y le dio una cariñosa mirada a mi madre-. Ella era la princesa, yo no podía hacer nada, su matrimonio se había concertado desde antes que ellos se conocieran, y por cómo estaba la situación, la boda era la única alternativa viable para sostener el reino."

- Pero... no entiendo -me quejé-. Acaso yo...no... ¿Cómo es que no tengo un hermano mayor? -el solo pensamiento era supremamente incomodo, posé mis ojos en Tove, intentando comprender. Sé que es gay, pero no creo que eso le impida procrear.

Tan pronto terminé de hablar el rostro de papá cambio súbitamente, y apretó los dientes disgustado.

Mi madre y Tove intercambiaron una mirada inquisitiva, pero ella se apresuró a agregar:

- La comida ya debe estar lista, será mejor que bajemos a cenar, iré a buscar a Ella -salió de la habitación con prisa dejándonos atrás a mi padre y a mí, que seguíamos en pie, mirándola e incapaces de reaccionar.

Un Cuento TrylleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora