Capítulo 7

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Entré en la gran casa que vibraba como si hubiera un terremoto.
Luz se perdió entre la multitud con un chico, como no.
Yo visualizé el lugar.
Chicos con chicas bailando, mejor dicho, follando.
Alcohol, marihuana, más alcohol.
Me dirigí a la barra y pedí a un chico que servía copas un vodka con red bull.
-Aquí tienes linda- me dijo guiñándome un ojo, yo sólo dije un gracias que seguro ni escuchó. Estaba sentada en un taburete bebiendo como loca, mi vista se nublaba, no me sostenía en el pequeño espacio que ocupaba con mi culo.
Sin más rodeos ya que me estaba mareando cogí una copa con hielo y me la tiré encima para espabilarme.
Un chico se me quedó mirando con una sonrisa diabólica y gritó por un micrófono:
-¡¡¡Fiesta de camisetas mojadas!!!
-Oh no- sólo supe decir eso cuando un montón de hombres nos empapaban a las mujeres con cuatro mangueras, esto es horrible.
Salí corriendo como pude, dejando mis zapatos en la fiesta, me encontraba mal y el nivel de alcohol hizo en mí estragos y no podía mantenerme en pie. Cuando pensé que iba a rozar el suelo con la cabeza y el culo, unos fuertes brazos agarraron mi cintura y mi espalda.
No oía nada, no abría los ojos, no quería moverme.
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Un perfume embriagador se metía en mis fosas nasales hasta el punto de hacerme abrir los ojos.
Oh no, no, no, no...
Estaba en una habitación que no era mía, era una lujosa habitación en la que la cama era súper cómoda.
Era blanca y gris, se notaba que era una habitación de hotel.
Me miré a ver si tenía ropa y...
Pfff Dios...gracias, gracias.
Tenía una camiseta de hombre pero debajo de mi vestido, y lo que más me desconcertaba era que el olor seguía ahí, hasta que me dí cuenta de que el grifo de la ducha sonaba.
¿Qué hacemos?¿Escapamos?
¿Desde cuándo hablo sola?
Uy querida...desde que tienes uso de razón.
Bueno pues vamos a escapar.
Me quito la camiseta y me levanto de la cama acomodándo mi vestido arrugado.
No veo mis tacones, pero veo mi bolso y mi móvil.
Llamaré a un taxi y que me deje en casa.
Grave error amiga, presta atención, el grifo de la ducha ha dejado de...
-¿Ya te has despertado?-dice Deivid con el ceño fruncido- pensaba que tu resca iba a durar más- comenta, ¿en un tono burlón?
Sí cariño, burlón, le haces gracia y no te toma en serio.
¿De qué va?
-¿Qué coño haces?- digo en un tono un tanto defensivo.
-Mira...no tengo la culpa de que no sepas beber, agradécemelo que no te intenté hacer nada, hay muchos locos sueltos.- dijo en un tono seductor, muy seductor.
Estaba cerca mía.
Cada vez más.
Podía notar su respiración.
Y finalmente me besó.
Era un beso cálido y lento, con algo de necesidad pero sin prisas.
Era el beso perfecto.

Enamorada de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora