Capítulo 14

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-Tú eres Jess, la hija de Deivid y Aurora, ¿no?
Un torbellino de emociones recorre mi cuerpo junto con un escalofrío que hiela hasta mi último hueso.
¿Oí bien?¿Su hija?
No, no, no, no, esto tiene que ser una broma de muy mal gusto, no puedo imaginar que sea cierto lo que me dijo ese desconocido.

Tranquila Jess, es un desconocido no sabe nada de ti, será un error.

Siento como las naúseas me atoran el estómago y mi impulso es salir corriendo a un baño cercano.

Cuando por fin llego expulso todo lo que comí hace un par de días y cuando acabo me lavo la cara observando con detenimiento cada milímetro de mi cara.
Estoy pálida, sin color, sin brillo en los ojos, con los labios secos, estoy horrible, con ojeras, desaliñada.
¿Qué fue de mí?
Unos golpes en la puerta me hacen conectar de nuevo mis reflejos y oigo su voz:
-¡Jess!Soy amigo de Deivid, no sabía si era cierto lo que él me dijo o no pero no quería hacerte pasar un mal rato, lo siento.
Una idea recorre mi mente.
Salgo y abro la puerta, lo miro indiferente y le digo:
-Yo no soy Jess, te has equivocado, soy Luz y de todas formas me equivoqué de habitación, lo siento.
El muchacho me miró extrañado, y antes de que alguna palabra saliera de sus labios, me giré y comencé mi nueva huida.

No volvió a seguirme, por lo que me consta soy libre.
Ando sin rumbo y recuerdo que vomité, por lo tanto entro en una cafetería y me pido un capuchino con creppes. Cuando me sirven tomo asiento en una cálida esquina donde da el aire caliente y dispongo a deborar lo que tengo en la mesa.
Al terminar miro alrededor y veo una cabellera rubia que se me hace familiar, disimuladamente paso por su lado y mis sospechas se convierten en realidad, ¡es Luz!
Y antes de que pudiera decir nada me di cuenta de que estaba coqueteando con el camarero, pero este no le hacia mucho caso. Para no molestarla pago y me vuelvo a marchar.

Y así es mi vida, una terrible tragedia mezclada con cliché, a veces pienso que soy un personaje de algún libro, pero me pellizco un cachete y se me olvida.
Está anocheciendo y yo sigo en un parque solitario comiendo un taco, tengo frío pero la calided de este lugar me transporta a mi infancia.

-Hey mami, mira como monto en bicicleta- sonríe la pequeña con ternura.
-Si hija, luego más tarde comemos helado por haber aprendido, ¿si?- le contesta la madre de Jessica.
La pequeña de seis años se tornó triste porque su papá no estaba presente de su nuevo descubrimiento.

Joder, no sé porqué me ocurre esto a mí, porqué murió mi madre, porqué ese extraño me dijo eso, porqué mi vida dió un giro de 360 grados.
-¡Por qué!- grité esquizofrénica, llena de dolor.
-Porque la vida es cruel, porque igual que hay sol en la mañana, a la noche oscurece, por eso.- dijo una voz desconocida y ronca.
Me di la vuelta para saber quién me contestó y una sonrisa se me formó en mi rostro, era Josh, mi compañero de trabajo aunque apenas hablaba.
Como hacia tiempo que no lo veía lo abracé tan fuerte como pude y un par de lágrimas recorrieron mi rostro y parte de su cuello.
-Tranquila, no estarás sola, no más.

Enamorada de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora