Capítulo 13

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Jess
Cada día que pasa estoy más confundida, más triste, más desanimada.
¡Necesito acción!
Tengo tanto que decir, tanto de lo que hablar. Pero ni con mi tía Luz puedo, ella no me entiende, Deivid tampoco, y ahora que lo pienso, ¿a quién más tengo? No tengo más amigos, los de España no me hablan y pues apenas salgo.
He decidido que me voy a ir.
Lejos.
Sin nadie y sola.
Voy a comprar un pasaje para ir a Italia de ida, sin vuelta.
Dejaré todo de lado y quién me reclame verá la carta que pondré en la puerta de la entrada, Luz seguro ni se entera de esto porque está muy distante.

Me preparó un café mientras veo las noticias.
"El joven empresario de Cars and Run ha sido hallado por su asistenta inconsciente en la bañera, le están revisando en el hospital y puede que quede en coma."

¡Oh no! Es Deivid, seguro que es él, no puede ser necesito ir al hospital.
Rápido marco el teléfono de todos los hospitales de su zona hasta que el central me comunica que está allí, pero me han recomendado que vaya en un par de días.

No puedes esperar Jess, él te necesita.

Me pongo unos jeans normales, unas zapatillas cómodas y la sudadera.
Agarro el bolso, dinero y llaves, y me dirijo al hospital en un taxi que encontré en la calle de en frente de mi apartamento.

Mientras veo el paisaje por la ventana, una lágrima cae sobre mi rostro y de inmediato la quito de mi pómulo.

Es horrible saber que apenas le importas a alguien y tú como tonta muevas tierra y mar por esa persona.

-Señorita -dice el taxista despertándome de mis pensamientos- ya hemos llegado.
-Si -le doy unos cuantos billetes y salgo, no sin antes decir- quédese el cambio, gracias.

Voy a recepción y me dicen que está en la planta 2, en urgencias, la habitación 340.
Presiono el botón del ascensor y mientras voy enmiscuida en mis pensamientos, alguien me empuja hacia el elevador, me giro y me encuentro con unos ojos marrones bien grandes y lindos.

-¡Oye! A una señorita no se le empuja y más siendo un desconocido. -digo irritada.-
-Oh disculpa, la confundí con un travesti -dice con una hermosa sonrisa burlona- pero vamos, no hay mucho de travesti en ti.- me dice sensual y se da la vuelta, dándome la espalda.

Enfadada cojo mi teléfono y me pongo a juguetear con él hasta que estoy en mi planta.
Veo como el estúpido de antes se dirije hacia la habitación de Deivid.
Deberá de tener unos veinticuatro o por ahí, fijándome mejor viste un traje que le queda muy sexy y posee una corpulenta espalda pero no tan exagerada, y cuando se gira a mi dirección, su mirada se torna oscura pero una divertida sonrisa aparece en su rostro.

-¿Me estás siguiendo?Eres ese travesti de ayer, ¿verdad?- pregunta socarrón.
-Uno: ¿qué tienes con los travestis?
Dos: No, no soy travesti. -Digo indignada- Y tres: no te sigo, justo voy a esa habitación.

Ahora su cara se pone seria y con preocupación, si va a ver a Deivid, tendrá que ser alguien importante en su vida, y una idea se me viene a la mente.

¿Y tú qué eres para él? Eh, Jess.
Nadie, exacto, no soy nadie para él por lo que no debería de estar aquí.

El hombre me habla de algo pero ni presto atención y me doy la vuelta disponiéndome a salir de allí.
Y cuando alcanzo el elevador, una mano cálida sujeta la mía haciendo que gire para ver de quién se trata.
Y otra vez conecto mi mirada con esos ojos marrones.

-Tú eres Jess, la hija de Deivid y Aurora, ¿no?

Enamorada de mi padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora