Consciencia pragmatista

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Sí, te miro a ti con estos ojos divagantes y para nada firmes, a ti te cuestiono con la fiereza y presteza necesarias para exprimir las respuestas que por todos son tan buscadas. Afilo mis preguntas día a día para jamás fallar en la cacería de las codiciadas verdades. Mientras observo a mis adversarios concluyo que no todos son como yo: los conformistas veneran dioses, los inseguros se vuelven escépticos y dubitativos, los diligentes construyen su propio camino, los curiosos e inconformistas rechazan lo ya implantado, los indiferentes se vuelven mediocres, los sensatos se vuelven virtuosos y los insensatos se vuelven pasionales. Pero para mí ésa competición no tiene sentido, pues discernir sobre lo que es correcto o más adecuado y lo que no a la hora de ejercer nuestro vivir siempre estará sujeto a quien lo cuente y su respectivo contexto. Al igual que no tiene sentido discutir sobre si todos vemos los mismos colores, puesto que les vamos a seguir llamando igual, no tiene sentido discutir cuál es la manera correcta de vivir puesto que no se puede juzgar o confirmar, sólo es posible valorar cada manera empíricamente.

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