Desde pequeña siempre quise ir a Japón. Tenía este vecino mayor que yo por dos años que le encantaba los animes. Solía ir a su casa a ver algunos capítulos con él, pero nunca me llamó tanto la atención. Lo que sí me interesaba era las historias que me contaba de Japón. En especial los festivales de verano. Soñaba con ir a un festival y vestir esas hermosas "yukatas". Quería poder comer y jugar los pequeños juegos que allí habían. Quería ir a un festival con mi vecino.
Cuando tenía catorce años me prometió que conseguiría trabajo y ahorraría para llevarnos a Japón y le creí. Pero unos meses después de esa promesa su madre murió. Mi madre lo sabía, mi vecino lo sabía, todos lo sabían menos yo. Su madre tenía cáncer terminal y yo nunca me di cuenta. Para mi ella siempre estuvo hermosa con su cabello negro largo, pero era una falsa, era una peluca. Edmond, mi vecino, se fue a vivir a otro estado con su padre y no lo volví a ver.
Me gradué de la universidad a los veintidós años de edad. Tenía un bachillerato como maestra de inglés. Pero la demanda de trabajo era muy fuerte y aunque enviara muchos resumé, nunca recibí una respuesta. Un poco resignada comencé a buscar trabajo en otros lugares, hasta que me aceptaron como secretaria en "Peterson's Corporation". Es una empresa muy popular. Tienen desde hoteles hasta restaurantes en diferentes países. Y realmente no me sorprendió mucho que me aceptaran, pues es una empresa muy grande y tienen, más necesitan muchos empleados.
Comencé como una simple secretaria en un cubículo rodeada de otras secretarias de todas las edades. Pero con los años mis esfuerzos dieron frutos y poco a poco me fueron ascendiendo. Hasta que la secretaria del Sr. Peterson decidió renunciar. Ya era una señora muy mayor y decidió que ya era hora de jubilarse. Lo que no me esperé fue que me ofrecieran el puesto como secretaria del Sr. Peterson. Obviamente acepté el puesto y comencé a trabajar para él. Mi escritorio se encontraba afuera de su oficina y me llamaba muy pocas veces al principio, pero una vez cogió confianza, me llamaba hasta para preguntarme por ropa de mujeres que estaban de moda.
- Verás mi antigua secretaria no sabía de estas cosas. No quiero que te asustes tampoco. Tengo una hija de dieciocho años, bueno, va para dieciocho en una semana y no sé que regalarle.- El Sr. Peterson parecía estar abochornado por lo que me preguntaba. Llevaba ya siete meses trabajando con él y aunque al principio pareció ser un hombre estricto y rudo, era un hombre muy amable. - Esperaba que me ayudaras. ¿Estás libre después del trabajo?-
No me esperaba eso, pero no me molestaría ayudarlo. -Tengo que terminar el correo para la corporativa de Italia que me mandó hacer esta mañana señor.--No hay prisa Emma. Puedes terminarlo mañana.-
Y sin decir más cuando el Sr. Peterson terminó con su trabajo, me llevó a un centro comercial con él. Ya habíamos escogido mucha ropa y zapatos y el Sr. Peterson me invitó a cenar como agradecimiento por ayudarlo. Cuando entramos al restaurante era uno tipo asiático y pude saber por como hablaban los meseros que era un restaurante japonés.
-Creo que de todos los restaurantes a los que he ido, este será el más que disfrutaré.- El Sr. Peterson me miró confundido mientras tomaba un sorbo de su margarita. Como si esperara que le explicara. -Mi sueño es ir a Japón señor.-
-¿En serio? ¿Por qué?-
Tomé un sorbo de mi piña colada mientras pensaba como explicarle, no quería que sonara muy infantil. -Desde pequeña siempre he querido señor. Me hace mucha ilusión poder ir a un festival de verano.-
-Japón es muy lindo.- Se quedó mirando su copa como si estuviera pensando si debía contarme algo o no. Pero no fue hasta que nos entregaron nuestros platos que decidió hablar. -¿Recuerdas que te dije que en un mes debo irme del país por una junta?-
-Sí.-
-Es a Japón. Debemos cerrar contrato con una corporación japonesa para que trabajemos juntos en unos hoteles y nos ganemos el 60% de las acciones... No es la gran cosa, solo leer que los papeles estén correctos y que acepten...- Me miró con sus ojos azules muy serio, por un momento pensé que me regañaría por algo que hice mal respecto a ese viaje.-¿Quieres ir tú? En esa semana habrán festivales de verano, mi hijo quería acompañarme solo por eso. No es la primera vez que va a Japón claro.-
No podía creerlo. Lo miraba sin saber que decir. Solo tenía mi boca ligeramente abierta y había dejado de llevar el tenedor a mi boca. ¿Me había ofrecido ir a su junta de Japón? ¿¡Japón!?-Señor... No podría...- Le dije ocultando la emoción. No podía aceptar una cosa así.
-Claro que sí. Eres mi secretaria y me has demostrado que eres muy inteligente, no es nada del otro mundo. Además no estarás sola, mi hijo estará allí y te ayudará con cualquier duda que tengas. Incluso puedes dejarlo hacerlo todo, muy pronto el será quien maneje la empresa y debe ir aprendiendo, aunque claro ya sabe mucho.- Me dijo sonriendo, estaba orgulloso de su hijo. -Solo debes chequear los papeles, que todo esté en orden por si se le pasa algo. Además es casi de tu edad no te sentirás cohibida. ¿Qué dices?-
-Será un honor.- Le dije ya sin ocultar la emoción. ¡Iba a Japón!
-Bien, son solo tres días. Pero espero que puedas disfrutar.-
-¡Claro señor! ¡Muchas gracias!-
Y así fue como obtuve mi tan esperado viaje a Japón.
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James.
Roman d'amourMi sueño siempre fue poder ir a Japón. ¡Y por fin estaba haciendo ese sueño realidad! Nunca esperé que conocería a James ese día. Y tampoco pensé que al conocerlo mi vida cambiaría completamente. James me hacía hacer cosas que jamás hubiese hecho y...