Capítulo 13: Te Amo.

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Ya llevaba una semana y tres días sin saber de James. El Sr. Peterson había estado tomando su puesto y no me había llamado ni escrito. Claro que yo tampoco lo llamé. ¿Y si había dañado las cosas por mi pregunta? ¿Y si ya no quería verme? Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando el ascensor se abrió. De él salió el Sr. Peterson y Edmond. 

-Emma, traje a Edmond para que llene unos papeles y me voy. Tengo una cita con mi esposa, así que tienes el día libre.- Me dejó saber entrando por su oficina. Edmond me regaló una sonrisa y siguió al Sr. Peterson. Comencé a recoger el escritorio para irme y antes de que terminara el Sr. Peterson se marchó. 

-Gracias por su trabajo señorita Donson.- Me dijo Edmond al salir de la oficina. 

-Gracias a usted Sr. Blake.- Le contesté de la misma forma. 

-Ja, ja, já. Ahora que estás libre. ¿Harás algo?

Lo miré intrigada, pues quería descifrar qué quería. -No. ¿Te volviste a confundir?

-Ja, já. Que mala eres. No, en realidad quería que me acompañaras a casa de James. Quiero hablar las cosas con Payton y me preocupa que James quiera vengarse.-

-Ah.- Eso podía pasar. -De acuerdo.- Terminé de recoger y bajé en el ascensor con Edmond. -¿Te molesta que vaya en mi auto?

-No. Nos vemos allá.- Perseguí el auto de Edmond en el camino y una vez en la mansión, entramos juntos. El mayordomo nos abrió la puerta y nos dijo que James y Payton se encontraban en la piscina. -Están juntos.- Me dijo notablemente nervioso. Juntos caminamos hasta la piscina y pudimos apreciar lo que hacían. James estaba nadando y Payton estaba sentada en una de las sillas en su bañador tomando el sol. Si que tenía una buena figura, con razón volvía loco a Edmond.

James fue el primero en vernos y salió de la piscina. -Emma.- Me llamó y me acerqué a él para poder verle la cara. Ya no la tenía hinchada y el moretón de la ceja se veía un poco amarillo. 

-¿Cómo te sientes?- Fue lo primero que le pregunté cuando llegué donde él. Instintivamente coloqué mi mano en su cara. 

-Me siento mejor. ¿Qué hacías con Edmond?- Me preguntó notablemente molesto y... ¿Algo celoso?

-Payton.- Edmond también se había acercado, pero a Payton. Al ella escuchar su voz se levantó de la silla y se quitó las gafas. -Quiero hablar contigo.

-¿Qué pasó?

-Yo... Soy un  idiota.

-Eso ya lo sé.

-Tú padre me preguntó si te amaba la noche que nos encontró en la piscina. No pude contestarle y me pidió que rompiera la relación. Por eso fue que te dejé. Luego apareció Emma y hacen años que no la veía, en serio era mi amiga de infancia. Me sentí muy confundido y no sabía si quería estar con ella o contigo. Pero la besé la semana pasada y me di cuenta que te amo, Payton. Te amo y quiero que estés conmigo.- Payton estaba con la boca abierta. No estoy segura si estaba conmovida o estaba molesta por su confesión.

-¿¡Te besaste a mi mujer y pretendes que mi hermana vuelva contigo!?-  ¿Su mujer? ¡Me había llamado su mujer!

-Sí, porque en serio quiero estar con tú hermana.

-Hijo de puta.- James se acercó peligrosamente a Edmond y antes de que llegara donde él lo detuve por la mano. Me miró completamente molesto. No le había agradado lo que Edmond había dicho. Se soltó de mi agarre y entró a la casa. 

-Ve con él, a veces se pone un poco idiota.- Me dijo Edmond y asentí. Cuando llegué a las puertas miré hacia atrás, tenía curiosidad en ver que pasaría entre ellos. -¿Me perdonas?

-¿Hablas en serio? ¿No me vas a volver a dejar porque mi padre te lo pida?

-Claro que no. Eso fue un error. Hablaré con tu padre y arreglaré todo. Te lo prometo.

-Edmond...- Lo llamó Payton comenzando a llorar. -Yo también te amo y mucho.- Payton abrazó a Edmond y este le subió el mentón para juntar sus labios con los de ella. Debía aceptar que hacían bonita pareja. Ahora solo faltaba hablar con James. Solo esperaba que no fuera tan cabeza dura y me escuchara. 

Llegué hasta su cuarto con la intención de tocar la puerta, pero decidí mejor entrar y ya, al diablo con todo. Cuando entré lo encontré recostado boca arriba en la cama. Alzó la cabeza para ver quien era y volvió a recostarla. -¿Qué quieres?-

-Quiero hablar contigo.

-¿De qué? ¿Vas a contarme cómo se sintió el beso de Edmond?

-¿Por qué estás tan molesto?- Le pregunté recostándome boca abajo a su lado. 

-¿Por qué estoy tan molesto? ¿En serio me hiciste esa pregunta?

-Sí.- James no me respondió y solo miró el techo. -James, necesito que me contestes algo. ¿Qué soy yo para ti?- Pero de nuevo no obtuve respuesta. Me levanté de mi posición y me senté ahorcadas sobre James. Puse mis manos a cada lado de su cabeza, de modo que mis rostro estaba arriba del suyo. -Es importante para mi saberlo. No me ignores.- Necesitaba respuestas.

Pero en cambio recibí una pregunta como respuesta. -¿Qué soy yo para ti?- ¡Me había hecho la misma pregunta!

-Tú...- Me detuve a pensar bien mis palabras. -Estás empezando a ser todo para mi. Me gustas James Peterson y mucho. Pero necesito saber que soy para ti, porque si no soy nada pues lo que sea que tenemos se acabó. Así que responde a mi pregunta.- Aunque me doliera, así debían ser las cosas. Si James no sentía nada por mi, todo esto debía acabar. Lo debía hacer por mi bien. Quien saldría lastimada soy yo, no él.

James me empujó hacia el lado y quien estuvo encima ahora fue él. -¿Quieres saber lo que eres para mi? Yo ni lo sé. Apareces en mi vida y decido que quiero divertirme contigo un rato como siempre hago. Ser rico me ha traído a muchas mujeres solo por mi dinero. ¿Sabes? Estoy acostumbrado hacer cosas como esas. Así que me divertí junto a ti en Japón. Usualmente no vuelvo a ver a las chicas, pero me vuelvo a topar contigo al siguiente día. Eras la secretaria de mi padre y me dije, "Jugar un poco más no le hará daño a nadie". Claro. Terminé obsesivo contigo. Quería besarte, quería volver hacerte mía, pero eras tan difícil. No podía creer que eras la misma chica de Japón que había caído tan rápido.- ¿Me estaba diciendo puta? -Cada vez quería más de ti. No sé en que momento entraste en mi ser, pero estabas en mis pensamientos todo el momento. Primero no quería aceptarlo y me decía que solo quería volver a saciar mi sed y te echaría para el lado. Pero entonces Edmond entra a la escena y parecía que le gustabas y pensé que tal vez si no me metía en su camino terminaría con mi hermana para siempre y no tendría de que preocuparme. ¡Pero no podía dejarte con él! Porque eres mía, Emma. Eres mía, me perteneces a mi y a nadie más.

Eres mi mujer.



James.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora