Capítulo 3: James.

46 1 0
                                    

No era mi primer beso. Había tenido novios anteriormente, pero sí era la primera vez que me besaba un total extraño. No podía creérmelo. Parecía un chico tan humilde y al final era un idiota egocéntrico. Sin salir de mi asombro, comencé a caminar de vuelta al hotel. La "yukata" estaba hermosa, pero ya me estaba incomodando. Quería llegar a mi habitación y recostarme, mañana tenía la reunión a las nueve de la mañana. 

Una vez en el hotel, corrí un poco al ascensor antes de que cerrara. Pero jamás esperé ver al chico que me besó dentro. Estaba mirando al piso y respiraba como si le faltara el aire. Me miró sorprendido cuando entré, tampoco esperaba verme y espero que no pensara que lo estaba siguiendo. Pero luego de la sorpresa vino una sonrisa pícara y pareció que pudo respirar mejor. Decidí ignorarlo, no quería que volviera a besarme o algo parecido. Cuando las puertas se cerraron recordé que debía presionar el botón del piso, que para mi mala suerte estaban frente al chico. Que más daba. Me acerqué para presionar el botón, pero antes de que pudiera tocarlo el chico agarró mi brazo y me acercó a él.  

-Te queda muy bien esa "yukata".- Susurró en mi oído logrando que sintiera una pequeña corriente. No podía creer que un simple susurro lograra ese efecto en mi. 

Lo miré molesta, quería que notara que no me agradaba su cercanía y quería que me soltara. -Gracias. Ahora por favor suéltame.

-.- El chico me acercó más a él y con sus manos comenzó a masajear mi cintura. Trataba de zafarme de su agarre, pero simplemente no podía. Cuando su lengua pasó por mi cuello sentí que me sentía diferente. ¿Me violaría? Pensé. Pero no era violación si me gustaba, ¿No? Comenzó a darme pequeños besos en mi cuello, ya no peleaba por ser libre. Sentía que estaba en el paraíso con sus besos y caricias. Su mano derecha abandonó mi cintura y agarró mi trasero. Si estuviera en mis cabales me hubiera molestado mucho, pero ahora nada me molestaba, me tenía domada. Dejó de besar mi cuello y fue por mis labios. Esta vez no me quedé sorprendida, esta vez lo dejé besarme e incluso le di paso a su lengua dentro de mi boca. 

Dejamos de besarnos cuando escuchamos un *tín* del ascensor y el sonido de las puertas al abrirse, habíamos llegado a un piso. Miré arriba para ver en qué piso nos encontrábamos, estábamos en el piso siete. El chico me tomó de la mano y salimos del ascensor, fue cuando entendí que me llevaría a su cuarto. ¡A su cuarto! -¡No!- Le grité parando abruptamente. -Esto no está bien.- No es que fuera virgen, ya había tenido relaciones sexuales, pero no con un extraño que conocí en un festival de verano y me besé en el ascensor del hotel donde nos hospedamos. Espera... ¿Dije conocí? Ni siquiera sabía su nombre. 

-¿Tienes novio?- Me preguntó con la respiración agitada. Aunque no era el único, yo estaba igual. 

-No... Pero, ni siquiera se tu nombre.- Miré hacia abajo para evitar su mirada y noté que su miembro estaba erecto. 

-James. Me llamo James. ¿Y tú?

-Emma...- Aun tenía la mirada abajo y pude ver cuando volvió a tomar mi mano. Me haló rápidamente hasta su habitación. En una mesita cercana puso su pez y el mio junto con mi bolso. Luego fue hasta mi que estaba petrificada recostada de la puerta cerrada. 

Puso su mano izquierda en la puerta, justo al lado de mi cara. Se pegó hasta mis labios y me dijo: -Ya no somos extraños, Emma.- La forma en la que dijo mi nombre fue tan... Me volvió loca. Esta vez fui yo quien atrapó sus labios. James me respondió el beso y me pegó a él. Soltó los dos lazos y me quitó mi "yukata". Todo pasó muy rápido. Luego me alzó e instintivamente rodeé mis piernas en su cintura. Nunca dejó de besarme hasta que llegamos a la cama. Me tiró en ella ferozmente y procedió a quitarse su camisa y su pantalón. Estaba desesperado, pero yo también lo estaba. Me quité mis sandalias y las tiré a algún lugar de la habitación. Yo solo había tenido relaciones sexuales con un novio a mis veinte años de edad. Eso fue hace seis malditos años. Estaba completamente necesitada. Pero al parecer estaba más de lo que pensé. ¡Estaba con un extraño! Mis pensamientos fueron interrumpidos por unos labios en mi boca. Me besaba con mucho deseo. 

James.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora