Almas Rotas.

Capítulo 1.

Una mañana más, mi madre me despertó a gritos, al escucharlos reaccioné y entre abrí los ojos llenos de legañas, me desenrollé de las revoltosas sábanas, cogí el móvil, revisé mis notificaciones y como no, no había nada del otro mundo.
Al poco rato, entró mi madre a mi habitación, vi su media cabeza asomada en la puerta entre abierta.
"Lia date prisa, no creo que quieras llegar tarde el primer día de clase."

Se puede decir que mi madre, es ese apoyo incondicional, siempre hemos permanecido unidas, con nuestros roces pero juntas. Ella ha luchado sola por mi con uñas y dientes a pesar de todos los problemas que le venían es algo que nunca le podré agradecer.

Fui al armario y...aquí llega el momento más difícil del día, para mi.
¿Que puedo ponerme?
Si voy de negro lo más probable es que consiga la reputación de la gótica del instituto o si llevo ropa llamativa y ajustado seré la fresca, de todas maneras yo no era ninguna de las dos cosas, así que opté por coger unos vaqueros, mis converse rojas un tanto desgastadas y una sudadera gris con un dibujo de un trozo de pizza.

Me dirigí a la cocina, mi madre como de costumbre sentada ojeando su portátil mientras bebía de un tazón de café.

+ Hola cariño ¿que tal? ¿nerviosa?
- Que va, es la tercera vez que me cambio de instituto mamá, ya estoy acostumbrada.
+ Bueno, te quería avisar de que hoy no vendré a comer, así que te va a tocar cocinar a ti y por favor te lo ruego, intenta no quemar la casa.
- Tranquila, es posible que me quede a comer en casa de Ed, quiere que le ayude a escribir una canción.
+ Vale. Mmm...por cierto, esta tarde empiezas la academia ¿lo recuerdas no?
- Si mamá si.

[...]

Ed era mi mejor amigo, me entendía como el que mejor. También estaba Demi, es como mi hermana, ella me ha acompañado desde pequeña y siempre ha estado ahí, para mi.
Ellos van a diferentes institutos, de hecho les conocí en uno de ellos.
Terminé de desayunar, miré la hora y cojí la mochila, le di un beso en la mejilla a mi madre y deprisa salí por la puerta y me puse en camino hacia el infierno o como otros lo llaman, instituto.