Capítulo 18.

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John seguía en coma, sin embargo yo cada día iba perdiendo las esperanzas de que sobreviviera pero tenía que ser positiva aunque reconozco que a mi eso nunca se me había dado bien. Fui al hospital, nada más llegar encontré a los padres de John hablando con el doctor, esperé ha que se fuese para poder ver a John.

Me acerqué a Lisa y le pregunté.

- Lisa ¿que tal está John? — le pregunté un poco nerviosa.

- Oh, Lía. John...está mejor, es muy posible que salga del coma dentro de poco. — intentó sonreír.

- ¿Puedo pasar ha verlo? — pregunté.

- Si, claro.

Entré en la habitación, me dolía ver así a John, dormido, sin enterarse de nada encima, con lo curioso que era el. Había dos camillas, una ocupada por John estaba al lado de la ventana, delante había un sillón y encima una televisión. La mesilla que estaba entre las dos camillas estaba llena de ramos de flores, globos, incluso hasta fotos. Al rededor de él solo había cables, aparatos que hacían ruido y más cables. Al otro lado había una silla y me senté, le cogí de la mano y empecé ha contarle lo mucho que le echaba de menos, que tenía muchísimo miedo y que no quería perderlo. Es difícil y bastante duro ver como la persona que quieres está en esa situación, debatiéndose ante la vida o la muerte. Se hizo un poco tarde y tuve que irme a casa, esta semana venía mi padre de España y tenía que preparar el cuarto de invitados.

Me preparé un sandwich, no tenía a penas apetito, cené y me puse ha ordenar la habitación para cuando mi padre llegase después me tumbé en el sofá para ver un rato la tele. Cogí el móvil y pude ver que un número desconocido y contesté "¿Sí?" Resultó ser una chica del instituto, ex novia de John, se llamaba Gaby, iba con ella a historia y a física, no teníamos relación pero aún así estuvimos hablando un rato, me pidió  el número y el piso de la habitación donde estaba ingresado John. Era un encanto en verdad, al final me fui a dormir quería que este día de mierda terminase lo antes posible.

Por más que intentaba dormir no podía y esto me pasaba desde el accidente, no podía estar tranquila sabiendo que John está así. Me puse ha leer el libro que meses atrás había empezado "Buscando a Alaska" era de mi escritor favorito, sí, John Green, no sé, pero siempre me ayudaba ha relajarme, a pensar en otro tipo de cosas y era lo que en ese momento necesitaba.

Pasaban los días, sin el eran más largos, aburridos y tristes, yo obviamente seguía yendo al instituto aunque después de clase, comía y me iba hacia el hospital, me sentaba a su lado y estudiaba, así eran mis días. Mi padre seguía en Rochester, por temas de papeleo, ya que mi madre se quería casar con Max, su novio al que tanto odio, si ese, a mi no me hacía ninguna gracia pero yo tampoco era nadie para decidir que tenía que hacer con su futuro, si lo quería pues adelante. Mi móvil en cualquier momento iba a explotar, lleno de mensajes de apoyo hacia John, tanto en Twitter, como en Wattpad o Instagram, era increíble ver como tanta gente se preocupaba por el y lo apoyaba.

Esa tarde estaba muy aburrida, no tenía ningún examen de momento y decidí llamar a Gaby. Estuvimos hablando un rato, como hablaba esa chica, no callabas aún así decidí quedar con ella para distraerme. Quedamos en la puerta del instituto, sobre las 19:00 p.m me puse una sudadera negra, unos pantalones de chandal de color gris y unas zapatillas, me peiné un poco y cogí el móvil y salí de allí. Al llegar me senté en uno de los bancos que había, siempre era yo la que solía llegar tarde a todos los sitios pero esta vez llegué demasiado pronto. Paró un coche, color negro con las ventanas traseras tintadas, una de las puertas se abrió y vi como una chica con el pelo largo y ondulado de color negro azabache, con una silueta delgada, era un poco más alta que yo, su estilo era punk pero sencillo. Llevaba unos pitillos negros rotos por las rodillas, unos botines, una blusa blanca y una chaqueta de cuero con unas pocas tachuelas en el cuello. Era Gaby, me sorprendió porque en el instituto para nada iba vestida así o por lo menos las dos veces que me fijé en ella.

- Hola Gaby. — me levanté y nos dimos dos besos.

- Hola Lía ¿llevas mucho tiempo esperando? Ya lo siento por haber tardado pero me ha surgido un pequeño imprevisto y no he podido llegar antes. — se explicó.

- Que va, he llegado hace 5 minutos, estate tranquila — reí— Bueno ¿dónde quieres ir? — le pregunté.

- Mmm hay una cafetería a tres manzanas de aquí. — me contestó.

- Pues vayamos. — sonreí.

Durante el camino hablamos sobre los estudios, sobre nosotras, charlamos de diversos temas.

Almas Rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora