Capítulo 15.

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Pasaron los días, celebramos año nuevo y ya era hora de volver hacia Rochester, iba a extrañar el pueblo, la familia de John, la nieve, todo. Me despedí de Jake y del resto de la familia, cogí la maleta y fui hacia el coche. John me ayudó a meterla en el maletero, no recordaba haber metido tanta ropa, cogí los cascos del bolsillo pequeño de la mochila vaquera, me metí en una de las plazas de la parte trasera, me abroché el cinturón y me puse a escuchar música, acabé dormida y eso hizo que el viaje no fuese tan largo y aburrido para mi. Me desperté y quedaban como 5 minutos para llegar a mi portal.

- Menuda dormilona estás hecha ¿eh? — John pegó una pequeña carcajada.
- Lo necesitaba. — bostecé.
- Bueno Lía, ya hemos llegado. — Pegó un frenazo y me desabroché el cinturón.
- Muchas gracias por dejarme pasar estas increíbles vacaciones junto a vosotros. — dije sonriendo.

Salí del coche, me despedí de la familia Miller, cogí la maleta del maletero y fui hacia el portal. Subí las escaleras, al entrar por la puerta pude ver que estaba abierta y me encontré a mi madre.

- ¡Cariño! — se me abalanzó y nos abrazamos.
- Mamá. — sonreí mientras la abrazaba.
- No sabes como te he echado de menos...te lo habrías pasado muy bien. — me abrazó con más fuerza — ¿que tal te lo has pasado? ¿bien? cuéntame todo.
- Tranquila mamá tranquila que te lo voy a contar todo, pero tu también tienes que contarme pero con pelos y señales. — reí.

Nos sentamos en el sofá, le conté todo lo que había hecho, como era la familia de John, lo bonito que era el pueblo, lo bien que me lo había pasado, en cambio ella me contó lo bonita que era la cabaña en la que habían estado. Me encantaba ver así de feliz a mi madre, se lo merecía después de tanto tiempo. Me puse a deshacer la maleta y luego mi madre me invitó a cenar pizza.

Al día siguiente vi que John me había escrito un mensaje, quería quedar a las 18:00 en el edificio Lancaster así que acepte. Por la mañana me dedique a estudiar para un par de exámenes que tenía nada más empezar de nuevo las clases, recogí un poco mi habitación y ayudé a mi madre. Era la hora de la comida, comí y me vestí, en seguida salí de casa y me dirigí hacia el edificio Lancaster. Como de costumbre no había guardia de seguridad, así que subí en el ascensor hasta la azotea, me parecía raro porque John después de la primera vez que me había llevado no me había vuelto a traer, me quedé mirando la ciudad desde allí arriba, minutos después John llegó.

- Lia. — se acercó.
- Pensé que ya no vendrías. — reí por su habitual impuntualidad.
- Si bueno pero aquí estoy. — dijo con un tono nervioso.
- ¿Como así hemos quedado aquí? — le pregunté curiosa.
- La verdad es que no lo sé. —
- Oh, vaya. — suspiré.

Sinceramente creo que John quería decirme algo o algo que le atormentaba pero se ha echado atrás, me quedé con la curiosidad de saberlo pero bueno de alguna forma u otra conseguiría sonsacárselo. Estuvimos toda la tarde dando paseos, paramos en un parque nos sentamos en unos columpios, fuimos a una tienda de música, a un foto matón pero no teníamos dinero para sacarnos fotos. Me dejó en casa y el se fue hacia la suya, esa tarde me di cuenta que veía a John más que un amigo, efectivamente, me estaba enamorando de el, sabía que lo conocía de hace a penas unos meses pero el, es el, y yo sin el no sería nada en esos momentos, el me hacía sentir el desastre más bonito, el me hacía sonreír hasta con los ojos cerrados, el me mantenía con los pies en la tierra, el hacía del mundo un sitio mejor. Decidí hablar con mi madre, ella siempre daba los mejores consejos, siempre sabía como hacerme sentir mejor, le conté mi situación, me dijo que luchara por el, que esperara para aclarar mis sentimientos y cuando estuviese del todo segura sobre lo que sentía por John realmente, se lo dijese. No tenía hambre así que me fui a la cama, bueno me quedé un rato metida en Twitter, me puse a mirar el perfil de John, había escrito tweets que me dejaron un poco pensativa, algo sospechosos pero no le di mucha importancia tampoco.

Era Miércoles, un día nublado y lluvioso, me preparé un café y me tumbé en el sofá, me puse a mirar los mensajes y John me había hablado pero decidí no contestar, ayer por la noche intentando dormir pensé que debería alejarme de el para que mis sentimientos no aumentaran, no quería enamorarme, ni de el ni de nadie, porque estoy segura de que si pasaría eso, solo le haría daño, le destruiría, porque yo solo se hacer eso, destruir a las personas que quiero. Apagué la tele y decidí poner música triste y llorar hasta quedarme sin lágrimas, solo me apetecía hacer eso, no me apetecía jugar a ningún videojuego, ni ver la tele, definitivamente estaba de bajón.

Llevaba semanas sin ver a John, siempre intentaba evitarlo en el instituto, lo echaba tanto de menos, pero no podía dejar que mis sentimientos por el aumentaran, no podía dejar que de nuevo me rompiesen el corazón. Bajé para ir hacia la academia, cambié mi hora para no tener que coincidir con el, sin embargo al llegar el estaba ahí, me miraba con un rostro serio y decepcionado.

- ¿Se puede saber que te pasa? — me preguntó.
- No, ni siquiera se lo que me pasa, solo se que no quiero hacerte daño. — le dije seria y me fui.

Meses después...

Me sentía tan...avergonzada, habían pasado varios meses desde que decidí alejarme de John, cada vez salía menos, cada vez lo extrañaba más, no podía seguir así. Era sábado, decidí ir a casa de John para pedirle perdón por todo esto, me levanté pronto para prepararme, me puse unos leggings negros, una básica blanca, unas Vans negras y una sudadera negra de cremallera, de las pocas cosas decentes que tenía en mi armario. Así que desayuné y me fui.

El portero del edificio me abrió la puerta del portal y subí unas pocas escaleras, al ritmo que las subía las iba contando, estaba nerviosa porque a mi esto de expresarme nunca se me había dado bien, sin embargo frente un folio blanco sí, que ironía, pero no me eché hacia atrás, había llegado ya al rellano, me dirigí hacia la puerta que la señalaba la letra B encima del marco y pegué unos suaves golpes en la puerta de madera de pino algo desgastada y vieja, en ese momento noté como alguien abría la puerta, mis piernas empezaron a temblar, me empezaba a faltar el aliento y ahí estaba el, sin camiseta y unos pantalones de cuadros que le llegaban hasta el talón.

- Oh, Lia. Cuanto tiempo...— dijo en un tono incomodo.
- Y que lo digas. — reí — ¿pued...?

En el momento menos esperado, me interrumpió la aparición de una chica por detrás de John  de melena rubia, delgada con una camiseta ancha, carecía de pantalones, lo agarraba por encima de los hombros mientras asomaba su rostro por el hombro derecho de John y le decía "Cariño, ¿quién es?" No me lo podía creer, era Emily, al verme se quedó algo impactada por mi presencia.

— Oh vaya... ¿Molesto? Solo venía a hablar contigo, pero si no puedes puedo venir en cualquier otro momento...— dije decepcionada.
— Mmm claro que no, pasa pasa que voy a ponerme una camiseta. — me invitó a pasar.

Me senté en el sofá mientras Emily se vestía, me imaginé que ellos dos habían vuelto, decidí no decirle nada, no quería ponerle en un aprieto.

— Siento esta recibida pero no me esperaba para nada tu visita, como dejaste de hablarme de un día para otro. — dijo serio.

— No importa, bueno por eso he venido...aunque se que es tarde y que tú has rehecho tu vida con Emily, pero bueno, da lo mismo. Solo venía a pedirte disculpas y quería saber como estás, como te va. — dije incómoda.

— Pues si, Emily y yo hemos vuelto, me va bastante bien ¿y a ti? — me cogió de la mano.

— Ems, bien, sí. — le solté la mano algo nerviosa — Me alegro por ti, creo que me voy a ir no quiero molestarte así que ya nos veremos. — salí a paso ligero por la puerta.

No le dejé ni despedirse, pero no quería nada, ni un adiós, bastante mal lo estaba pasando ya como para vivir una despedida, me habían roto el corazón, otra vez.

Almas Rotas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora