Que me pasa

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Salí de la casa maldiciendo, sentándome en una de las sillas del balcón limpiándome la sangre del labio lleno de rabia. Esa maldita mujer loca me rechazo como si fuera poca cosa. Hiriendo mi orgullo y mi dignidad. Ni siquiera Bulma cuando la conocí podía zumbir a mi manera de tocarla de besarla. Fue fácil seducirla, pero la mujer de Kakaroto era todo un reto. Odiaba que pensara que solo era un juego aun que a principio solo me acerque a ella por mera curiosidad. Pensaba que era igual que todas las malditas hembras terrícolas, frívola y egoísta buscando a un hombre que le pusiera todo a sus pies pero no, Milk era diferente, mas diferente de lo que yo imaginaba.

No era coqueta como Bulma, ni siquiera tan atractiva, no contaba con ese cuerpo esbelto de mi esposa que tan solo con contonear la cintura volvía loco a cualquier hombre. Tampoco tenia la inteligencia ni ese toque femenino seductor. No había nada en la mujer de Kakaroto que me llamara la atención pensado ¿Qué demonios le vio ese idiota a la arpía? Luego a Bulma le entra la brillante idea de tenerla aquí en la casa, pensando que iba a hacer toda una pesadilla pero no. Cada vez que se levantaba hacia la comida en silencio, buscaba todo lo posible para agradar a cada persona en la habitación con sus delicias. Era atenta a cada detalle, a cada cosa que hacia, perfeccionándola cada vez. El orgullo en sus ojos se notaba con solo mirarla.

Cuando la vi en el gimnasio, la manera en que peleaba, en como se movía me hipnotizo como un idiota. Recordando a las mujeres de mi raza fuertes y orgullosas como ella. Con ese cabello negro largo y su cuerpo tonificado, la furia en cada uno de sus golpes y esa mirada de odio. Pero sabía que al mismo tiempo tenia amargura mezclada con odio que solo Kakaroro producía en las personas. Y con el pasar de los días comencé a preocuparme por ella.

El día de la fiesta ni siquiera la reconocí cuando la mire. Al ver al debilucho ese acercándose a ella me dio sumo interés al ver como ella reaccionaba. Pensé que actuaría como todas las mujeres coquetas terrícolas pero no, al ver que lo golpeo no pude aguantar la risa y la satisfacción que sentí al saber que era diferente. Y hay comencé a sentir celos de Kakaroto y a entender mas el por que eligió a esa mujer. El muy idiota me había hasta superado en eso, teniendo a la mujer mas fuerte del mundo sin mencionar a una de las mejores mujeres, una hembra que hasta lo intimidaba a él. Aun estando muerto la muy imbecil le seguía siendo fiel, y de bajo de esa manera recatada y sumisa se escondía una fiera y apasionada hembra.

Hasta en la manera en que me trataba me sorprendía. Disculpándose por cada cosa que hacia tratando de hacer lo imposible para que le agradara.

Poco a poco comencé a agradar su compañía aun que terminara por molestarla. Y hasta verla enfadada me encantaba, dejando salir ese carácter explosivo de ella.

Kakaroto sabía jugar bien sus cartas haciéndose el idiota, pero sabia que debajo de ese estilo recatado y poco llamativo de su mujer se escondía una mujer hermosa y seductora. Teniéndola egoístamente, enserada como en una caja para que nadie pudiera notar lo que él veía y que yo poco a poco comenzaba a ver. Estar a su lado me daba cierta tranquilidad cosa que aun tampoco entendía.

En los entrenamientos mostraba respeto obedeciendo cada exigencia que le vociferaba dando lo mejor de ella para impresionarme. Cada vez que la tenia cerca era embriagador. Su espíritu indomable me hacia querer estar mas cerca de ella. Pensando que nos parecíamos mas de lo que yo imaginaba. Toleraba cada golpe con esa fuerza que yo en algún momento no note. Levantándose cada vez que se caiga haciéndolo mucho mejor. Me recordó todas la veces que toque suelo para ser mejor que Kakaroto y mas fuerte ya que al muy idiota se le dio todo fácil. En cambio a mi no y creo que para esa mujer tampoco. No pude ni imaginar el infierno que tubo que vivir al lado de esa cabeza de arconoque, que la dejaba sola cada vez que la oportunidad se presentaba.

Esa noche no pide evitar sentir rabia al verla con ese debilucho, sabía que una mujer así merecía algo mejor, un hombre fuerte digno de su nivel de pelea. Pero ¿Qué demonios estoy pensando? Sabía que no era mi problema.

Cuando la vi trabajando note que también era inteligente, no tanto como mi vulgar mujer pero lo era. Me impresiono que me pidiera ayuda, y debo admitir que me divertí haciéndolo. En ese momento me quede pensativo recordando los trabajos que tuve que hacer para el maldito de Freezer y las enseñanzas de mi padre. Recordando la destrucción de mi planeta viendo a toda mi raza desparecer. Pero unas manos fuertes y decididas, muy diferentes a las suaves y delicadas manos de mi mujer me sacaron de mis pensamientos sobrios. Y no pude evitar sentir calor al sentir el contacto con las manos de la mujer de mi enemigo. Me impresiono su preocupación sincera y esa mirada de tratar de comprender que pensaba. En ese momento sentí una necesidad endemoniada de tocarla y lo hice dejándome llevar por mis impulsos. Sabia que estaba mal pero no me importaba, llevaba va meses sin sentir el calor de una mujer. Y sabía que a ella le pasaba lo mismo, sintiéndome mas identificado con esa loca terrícola.

Cada rose de su cuerpo era una delicia, como ese café adictivo de mierda que preparaba. Su piel olía a limpio y a flores del campo con un toque de canela, cosa que me volvía loco. No como esos perfumes y cremas que Bulma solía usar.

Cuando conocí a Bulma sentí una pasión desenfrenada hacia ella ¿Cómo no sentirla? Siendo una de las mujeres mas atractivas que había visto y esos deseos poco a poco se convirtieron el algo mas que no entendía. Me preocupaba por ella, quería su bienestar, pero con los años las peleas y las discusiones se hicieron cada vez peor, reprochándome cada cosa que hacia ¿Qué mas quería esa mujer de mi? Hubo momentos en que me hubiera gustado desaparecerme como el gusano de Kakaroto para tener un poco de paz y entrenar. Y hay comenzaron los viajes constantes de trabajo de mi mujer que en gran parte los agradecía por no tener que escuchar mas sus gritos y sus peleas. Y así poco a poco nuestra relación se torno fría y distante y tengo que admitir que por una parte me gustaba. Ya estaba acostumbrado a la soledad y no se me hacia indiferente.

Cuando bese a la arpía pensé que seria como la primera vez que bese a Bulma. Todos los besos terrícolas eran iguales pero para mi sorpresa no fue asi. Me sentí mas extasiado y excitado que nunca al tomar esos labios suaves de ella. Cada gemido me volvió mas loco teniendo unas ganas tremendas de hacerla mía. La manera en que me correspondía me excitaba aun mas, la muy astuta sabia lo que hacia bajando mis defensas y volviéndome loco como un idiota. Cuando me mordió me excitó, haciéndome recordar que ella no era una mujer común y corriente, si no una guerrera que no estaba a merced de mis caprichos. Dejándome en claro que no era una mujer que se dejara llevar por sus paciones y que su mente se podía tornar fría y calculadora si se lo proponía, controlando así cualquier emoción. Y al ver esa mirada fría y tajante cuando me rechazo me izo verme a mi mismo y una parte de mi se emociono de haber encontrado a una persona que pudiera entenderme.

Debajo de ese carácter orgullos y explosivo de mi, sabia que escondía mucho mas...rawww este planeta me a tornado débil y lo odio por eso y esa mujer esta comenzando a despertar en mi cosas que ni siquiera entendía.

¿Qué demonios me esta pasando?- grite para mis adentros dejando salir un rayo de energía lleno de frustración afuera de la casa. Luego golpee el suelo fuertemente haciéndome sacar sangre de los nudillos. Sabia que tenia el magnifico don de alejar a las personas de mi pero ¿Por qué odiaba la idea de que estuviera lejos de mi?

—MALDITA SEA— grite dándole mas fuerte al suelo haciendo un hoyo sin importarme nada.

En ese momento siento un ki bajo cerca de la entrada de la puerta. Una mujer con el cabello tan largo hasta las caderas y vestida con solo una camisa grande de botones Mirándome con una mirada de dolor, como si comprendiera lo que me pasara y de tan solo verla hay parada sentía como mi ira y mis frustraciones se calmaban dejando esa paz que solo ella me regalaba. ¿Qué demonios me pasa?


Mis memorias IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora