-Te quiero_ Susurré mientras la observaba alejarse sin mirar atrás. Me había prometido no volver a molestarme, que no tendría que volver a saber nada de ella en lo que me quedaba de año escolar. Ella, la chica de la que llevo enamorada desde el primer día en la que la vi. Sólo con una mirada supe que ella era lo que había deseado y esperado toda mi vida y hoy, tras ocho meses de un perfecta amistad, se me había declarado. Su voz temblaba, se tocaba el pelo con nerviosismo al preguntarme si sentía yo lo mismo, pero yo idiota y superficial le dije que no, entonces tras prometerme que se alejaría de mí e irse con los ojos bañados en lagrimas, yo me quedé aquí, con el corazón partido en mil pedazos, con el alma destrozada, sola bajos suaves copos de nieve que se derretían al tocarme. Miré al cielo en busca de una solución, pero yo sabía que opciones tenía : Ser feliz toda mi vida junto a la persona que amo o deprimirme en un rincón y dejar de vivir para tan solo sobrevivir. Así dicho la respuesta era fácil, pero no lo era, no era nada fácil. Una suave risa me sacó de mis pensamientos y me giré hacia el lugar donde procedía aquella dulce melodía, al girarme vi a dos chicas agarradas de las manos, una de ellas le susurraba dulces palabras a la otra, lo que la hacía reir, ambas parecían felices, a su lado varias personas las miraban con desprecio, otras con miedo y algunas, al igual que yo, con fascinación. Pero a ella eso parecía importarles bien poco, ellas vivían en una burbuja rosa en la que solo estaban ellas dos. Pasaron por mi lado sin mirarme siquiera, ignorandome como al resto del mundo, las observe reirse hasta que desaparecieron por la misma esquina por la que que había ido ella. Suspiré y miré la hora en mi móvil, al sacarlo un pequeño cromo se deslizó por mi bolsillo hasta mis manos, lo cogí sin ganas y lo observé, era el cromo que me había regalado Natalia hace unas horas, antes de aquella declaración, había sido tam valiente, me sentía orgullosa de ella, se notaba que había ensallado su pequeño discurso. Sonre ligeramente al imaginarmela hablando con el espejo, como tantas veces le había visto hacerlo, acaricié el cromo y sin pensarlo dos veces, cogí mi teléfono y llamé a mi hermana. Al tercer toque respondió:
-¿Si? ¿Tania? ¿Que pasa?
-Jess necesito que me hagas un favor, dile a mamá que me quedaré a dormir en casa de Jasmine, ¿vale?
-Vale sin problemas, pero parece agitada, ¿te pasó algo?
-Es que estoy corriendo a cada de Jas, pero te cuanto mañana, chao _Sin dejar que respondiera le colgué y corrí más rápido, todo el ejercicio que me obligaba a hacer Tuto, mi entrenador de atletismo, daba sus frutos y en menos de cinco minutos ya estaba en su portal. Abrí la puerta con las llaves que me había dado hace unos mese, entré sin problemas. Subí la escaleras de dos en dos y en poco segundos ya estaba dentro. La casa estaba a oscuras, sin necesidad de encender las luces llegué a su habitación, la puerta estaba entreabierta, metí la cabeza ligeramente y la vi,estaba tumbada con los cascos puestos, razón por la cual no me había oido llegar, parecía dormida por lo que me acerqué intentando hacer el menos ruído posible, al llegar a su lado abrió los ojos, me miró asustada, yo solo puede sentarme a su lado, ella me miro sin decir nada, nos quedamos así unos quince minutos, solo mirandonos. El tiempo pasaba y yo no podía apartar la mirada de aquellos ojos verdes que me miraban confusos, bajé la mirada hasta sus suaves y carnosos labios, depues a su delicado pero increible cuerpo, despues de otros minutos bajo mi escrutinio, habló:
-¿Que haces aquí?_ preguntó, su tono sonaba en forma de reproche, la miré sin decir nada, me acerqué más a ella, cada centimetro que eliminaba entre ambas ella se ponía más nerviosa. Tomé su rostro entre mis manos y sin darle tiempo a reaccionar la besé. Primero suavemente pero a cada minuto aquel beso se hizo más y más caliente, me tumbé encima de ella, sólo me superé de ella en busca de aire y apoyé mi frente en la suya.
-¿Natalia?_Dijo en un susurro
-¿Si?
-¿Qué acaba de pasar?
-Lo siento_ Dije llorando y volviendo a besarla, esta vez al separarme, le tome la cara y dije aquello que llevaba meses aguantandome_ Te quiero.