Sucesos

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*Jasmine*

Escuché la puerta abrirse y entró Alejandro con mis caramelos, me los tendió y se tumbó en mi cama.

-Mañana estaremos en casa_dijo mientras se acomodaba_Estas camas son un asco, ya verás como te gusta la tuya_reí,miré hacia la puerta que seguía abierta y me tope con la mirada de Teresa, sonreí. La presencia de esta chica sacaba mi lado más maternal, algo dentro de mí deseaba, necesitaba protegerla, ella me devolvió la sonrisa y entró.

Miré a Tania que dormitaba en la silla que había a mi lado, lo que sentía por ella era distinto, ella se veía fuerte y esa fortaleza me hacía sentir una niña, adoraba esa sensación de poder con todo si estaba a su lado.

La otra noche al escuchar todo lo que ellas dijeron algo dentro de mí se rompió, como si gracias a esas declaraciones ahora pudiera recordar aquello que me fué arrebatado.

Ahora sabía por quién luchaban y no era precisamente agradable saber que tienes que elegir entre dos personas que te quieren, aunque he de admitir que sentir los labios de Tania contra los míos me había hecho sentir mariposas en el estómago, todavía sentía aquel cosquilleo en los labios y una corriente atravesaba mi cuerpo cuándo ella me tocaba.

Sabía que con una simple frase podría volver a sentir rozar el cielo nuevamente pero necesitaba aclarar mis sentimientos por Teresa antes.

*Meses después*

Duerme entre mis brazos,le acaricio la frente, las mejillas y dejo un pequeño beso en la frente.

-Arriba dormilona, tenemos que irnos al instituto.

-Un poquito más_dijo escondiéndose en mis brazos.

-Nada, nada_la separé de mí y me puse de pié_cómo cuándo vuelva del baño sigas ahí, te las verás conmigo.

-¿Quieres compañía?_dijo mirándome con un ojo mientras ss frotaba el otro.

-Si tanto insistes..._dije quitándome la ropa y dejándola en el suelo quedándo completamente desnuda, entré en el baño y me metí en la ducha, la compañía no se hizo de rogar y sentí sus besos por mi cuello, me giré y ahí estaba ella, nos besamos y 45 minutos después salimos corriendo del baño, nos pusimos nuestras ropas, bajamos las escaleras y teas coger una galleta cada una salimos corriendo de su casa.

-¡Vamos a llegar tarde!_le grité en la carrera

-Bueno valió la pena_solté una carcajada y aumenté el ritmo.

-¡Justo a tiempo!_dijimos mientras nos sentabamos en nuestros sitios en el momento que tocó el timbre.

-A esto le llamo vivir al límite_dijo, le golpeé el brazo y reí.

-¡Eh! Esto duele_dijo acariciándose la zona herida.

-Pobrecita_dije con una sonrisa.

-Nada de pobrecita, quiero una indeminización.

-Ajam, y ¿que quiere la señorita?

-Un besho_dijo poniendo morritos_reí y le di un pequeño beso en los labios.

-A la, ya está, soy libre

-Por ahora..._dijo con una sonrisa. Miré la hora y el profesor todavía no llegaba, observé mi clase y me topé con su mirada, esta vez ella no la apartó y yo tampoco lo hize, nos quedamos así unos segundos, minutos, no lo sé, pero no podía apartar mi mirada de la suya.

-Chicos siento el retraso, pero había atasco. Bien hoy hablaremos de la II Guerra Mundial, abran sus libros por la página 159_Ella liberó mi mirada y se giró hacia delante haciendo que su rubia melena se moviera con el movimiento.

-Este tema es magnífico_me susurró Teresa, la miré y sonreí.

El "te quiero" que cambió mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora