CAPITULO V: Lésbicamente descubierto.

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-Lo siento, eres una chica hermosísima, pero mi corazón ya está ocupado por alguien más. Me gustaría corresponderte, pero no puedo.- Luego de mucho esperar, Felipe le da una respuesta a Iris, quien queda petrificada. Observo la escena sin moverme, siento un profundo dolor en el pecho, sé que mi amiga no debe estar pasándola bien y eso me afecta tanto como si me hubiesen rechazado a mí.

Felipe decide marcharse. Pensaba que se iría lo más lejos posible, pero sorprendido me doy cuenta que camina directamente hacia mí. No sé qué rayos está ocurriendo, pero no me huele para nada bien. Se detiene un par de pasos frente a mí, no ha dejado de observarme ni por un segundo. Observo el brillo de sus ojos y cómo estos parecieran titilar cual estrellas. La cercanía a su cuerpo comienza a incomodarme, no puedo mantener la conexión entre nuestras miradas y empiezo a jugar con mis dedos, estoy sumamente nervioso y no sé la razón. –Yo... tú y yo...- Veo como todo su cuerpo se estremece, intenta decirme algo pero no lo logra. Un suspiro termina con su agonía y alejando sus ojos de mí, me habla de la misma forma en que siempre lo hace, sereno y parsimonioso, cómo si no tuviéramos la misma edad, como si él fuese ya un adulto. –Recuerda el trato que tenemos, tienes hasta finales de año para dejar de ayudar al estúpido de Mateo, de lo contrario... Tendré que contárselo a todo el colegio.- Me recuerda aquello que tanto temor provoca en mí y como si nada hubiese sucedido, sigue su rumbo. Sigo consternado mientras lo observo alejarse y perderse entre los árboles que conforman el patio de nuestra escuela.

-Le gustas a Felipe...- Son las palabras que me devuelven a la realidad. Había olvidado la presencia de Iris, pero es ella quien me lo recuerda. Asustado por aquella conjetura volteo sorprendido, encontrándome con una muchacha indolente, que no reproduce en su rostro ninguna sensación, como si nada hubiese sucedido. –Me di cuenta de la forma en que te mira, es obvio, está perdidamente enamorado de ti, por tú culpa no puede fijarse en mí.- No puedo dar crédito a lo que mis oídos acaban de escuchar. Trato de que mi amiga deje de flagelarse creyendo que el chico que le gusta está detrás de mí, le afirmo que es lo más descabellado que se le ha ocurrido, pero no tengo éxito y se marcha sin poder convencerla. ¿Por qué un chico como Felipe podría interesarse en alguien tan poca cosa como yo? Es obvia la respuesta, no podría nunca, ni siquiera si volviera a nacer. Lo más probable es que él se haya dado cuenta que todo era parte de un plan encaminado a silenciarlo, por eso la ha rechazado y me ha encarado inmediatamente después, no hay otra explicación más cuerda. Aunque, no puedo dejar de pensar en aquel brillo que tenían sus ojos, el calor que me transmitía, jamás nadie me había visto de aquella manera.

-¿Qué debo hacer mamá? ¿Me disfrazo para conquistar a Mateo aunque corro el riesgo que el nieto de la directora cuente toda la verdad? ¿O le hago caso a Felipe y dejo de ayudarle en secreto al amor de mi vida?- Tras lo sucedido con Iris quedé tan devastado que al llegar a casa comencé a llorar sin querer. Simplemente cerré la puerta y las lágrimas aparecieron como por arte de magia. Mi madre no tardó en llegar y sin pensarlo siquiera, le confesé todo lo que he hecho durante estos años. Jamás olvidaré su reacción luego de escucharme, se levantó del sofá y caminó por toda la sala, finalmente puso sus ideas en orden y me dio una respuesta. –No puedo creer que seas capaz de hacer todo eso, y como madre debo decirte que no te ayuda en nada, simplemente te estas dañando día tras día, aunque... pienso que es una buena idea el disfrazarte. Hazlo y date el tiempo de conocer al verdadero Mateo, no aquel que ves como un dios todos los días desde lejos, sino al verdadero muchacho. Comparte con él y date cuenta si merece todo tu sacrificio. No pienses en el trato con Felipe como una amenaza, sino como una oportunidad. Si todo resulta mal con el chico que te gusta, estoy segura que aquel jovencito te ayudará, de eso no me cabe duda...- Los ojos de mi madre no pueden mentirme, si ella cree que es una buena idea acercarme a Mateo como Martina, lo haré. Rato después nos encontramos ambos en mi cuarto, transformando mi cuerpo de ameba en el de una mujer, ya no me molesta tanto vestirme así, todo sea por conseguir el amor de mi niño bonito.

El Chico PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora